*Carlos H. de Frutos .- Situada en el extremo más occidental de la comarca del Bajo Deva, a caballo entre las provincias de Vizcaya y Guipúzcoa, Eibar desafía los retos de un clima y una orografía que desde hace siglos definen su carácter. Fundada con el nombre de Villanueva de San Andrés de Eibar, la preeminencia histórica de la industria, vinculada particularmente a la fabricación de armas de fuego a partir de finales del siglo XV, le valió el sobrenombre de la Ciudad Armera. Durante la Guerra Civil, la pequeña Eibar -“capital del socialismo vasco” durante la Segunda República- fue arrasada por los vencedores. Levantarse volvió a ser la única opción de un pueblo impregnado de una fuerte conciencia de clase. La solidaridad vecinal retornó como la mejor arma contra la crudeza. El papel del fútbol sería de bálsamo. Y las mujeres fueron las protagonistas.
La solidaridad vecinal retornó como la mejor arma contra la crudeza. El papel del fútbol sería de bálsamo. Y las mujeres fueron las protagonistas.
El Deportivo Gallo y la Unión Deportiva Eibarresa, los dos principales clubes de la zona, al borde de la desaparición tras la devastación de la guerra, se unieron en 1940 en la actual S.D. Eibar. Aun compitiendo por la simpatía de los eibarreses con históricos clubes cercanos como la Real Sociedad o el Athletic Club de Bilbao el club canalizó enseguida el sentimiento comunitario local. El campo municipal de Ipurúa fue el lugar de reunión de centenares de vecinos cada domingo. Una fiel afición inusual para un equipo que viajaba entre la Tercera División –actual Segunda B- y Regional.
» DEPORTE Montaña, frontón y armas. Las mujeres participaron en la actividad económica y social de Eibar en el siglo XX. Fotografía Ayuntamiento de Eibar. Archivo Egoibarra
Durante los 90 y primeros años de siglo XXI, el Eibar logró la hazaña de mantenerse durante 18 temporadas en Segunda División, tras las cuales, un nuevo descenso y el regreso a la sombra de la semiprofesionalidad daría paso al milagro. El club ascendía en 2014 a Primera con un presupuesto precario para sobrevivir en la jungla de la elite. La única hoja de ruta posible del equipo fue seguir el ejemplo socioecnómico del pueblo que representa. Y ese modelo había sido gestionado de forma mayoritaria por mujeres: las mujeres del Eibar.
El 90% de los altos cargos de clubes de Primera División son hombres. La representación entre los presidentes es anecdótica: solo seis mujeres han ocupado esta responsabilidad a lo largo de la historia de nuestro fútbol
TECHO BLINDADO
Encontrar hoy un ejemplo de empresa dirigida y gestionada de forma paritaria por hombres y mujeres resulta complicado. Si la facturación de dicha compañía ronda los 40 millones de euros hablamos de una rareza. Si encima es un club de fútbol, lo extraño se vuelve heroico. El machismo es la atmósfera habitual del fútbol. Más allá de las aficiones o del lenguaje -“deporte de hombres”, “echar cojones”…- la gestión del negocio es cosa de ellos. Los datos abruman. El 90% de los altos cargos de clubes de Primera División son hombres. La representación entre los presidentes es anecdótica: solo seis mujeres han ocupado esta responsabilidad a lo largo de la historia de nuestro fútbol: Teresa Rivero (Rayo Vallecano), Ana Urquijo (Athletic Club), María de la Peña Berraondo (Real Sociedad), Lay Hoon Chan (Valencia), Victoria Pavón (Leganés) y Amaia Gorostiza (Eibar). Amaia Gorostiza nació hace 52 años en Eibar. Su madre, Amaya Tellería, fundó en 1958 Industrias Amaya Tellería, una empresa dedicada en sus orígenes al decoletaje (fabricación de piezas) y matriz del grupo del mismo nombre que acabaría convirtiéndose en una de las compañías más relevantes de la industria vasca.
Un negocio familiar, humilde, levantado a partir de un taller en quiebra y vendido el pasado año a la automovilística Cie Automotive por 186 millones de euros. Amaia Gorostiza llegó a la presidencia del Eibar tras ser elegida por los socios del club avalada por su labor en el consejo de administración del grupo empresarial fundado por su madre. No es la única excepcionalidad del club. Patricia Rodríguez, directora gerente del club, era hasta al pasado febrero la persona con más poder tras la presidenta, y la única mujer que ha ocupado esta responsabilidad en el fútbol español. Virginia Arakistain y Leire Barriuso forman parte -junto a la presidenta- de un consejo de administración que, pese a contar aún con mayoría de hombres, compone el equipo directivo con mayor presencia femenina de los clubes de Primera.
Patricia Rodríguez, directora gerente del club, era hasta al pasado febrero la persona con más poder tras la presidenta, y la única mujer que ha ocupado esta responsabilidad en el fútbol español.
Arrate Fernández es responsable de comunicación y protocolo, Ainara López de Viñaspre dirige el área comercial, Nagore Elorza el departamento de marketing, y así hasta un 50% de cargos de responsabilidad. En otros ámbitos, Aurora Cid es nutricionista del equipo y, hasta hace dos temporadas, Ostaiska Egia era la única mujer de un club de Primera responsable de los servicios médicos. La periodista Amaia Ugarte, autora del libro ‘Eibar: el triunfo del tesón’ –también las cronistas del club son mujeres-, celebra esta presencia femenina, pero lo desliga de una voluntad feminista del club. “Yo creo que es casualidad, no es algo buscado. Y puede que eso sea precisamente lo más relevante, que no es una cuestión de cuotas. Aunque al club sí hay que agradecerle que no se cortara en ocupar casi todos los puestos de responsabilidad que requirió la Primera División con esas mujeres”, afirma.
"Yo creo que es casualidad, no es algo buscado. Y puede que eso sea precisamente lo más relevante, que no es una cuestión de cuotas. Aunque al club sí hay que agradecerle que no se cortara en ocupar casi todos los puestos de responsabilidad que requirió la Primera División con esas mujeres”
Algo que ratifica la propia presidenta, que reconoce vía mail que “no ha habido ningún tipo de discriminación positiva ni búsqueda de cuotas o paridad”, sino que “se ha contratado mediante procesos de selección de personal a los mejores candidatos, y en muchos casos han sido mujeres”. La sociedad eibarresa percibe con sencillez la posición que las mujeres ocupan en la gestión de un club que presupuesta 45 millones de euros. Su máxima es “no gastar lo que no se tiene”. “Todo es más sencillo de los que se pretende explicar”, suele deicr su presidenta que, no obstante, hace suyo un profundo trasfondo histórico y cultural inherente a las mujeres del Bajo Deva.
EIBARRESES
La filosofía con la cual se gestiona la S.D. Eibar es una consecuencia de cómo afrontan la vida los eibarreses, unidos en comunidad frente a las adversidades del valle. Un “todos a una” que pasa inexorablemente por el aprovechamiento de todos los recursos disponibles y, consecuentemente, por el trabajo y la iniciativa de hombres y mujeres indistintamente. Tal y como narra la historiadora Aranzta Lasa, autora del libro ‘Historia de las Mujeres de Eibar’, desde los propios orígenes de la ciudad “la labor ganadera de los hombres en las cumbres generaba espacios en los márgenes del Deva que las mujeres supieron resolver para la puesta en marcha de plantaciones, molinos y herrerías, de las que fueron las primeras titulares”. Los inicios emprendedores femeninos se consolidaron durante el desarrollo esplendoroso de la industria a principios del siglo XX. Las eibarresas trabajaron en las fábricas locales, necesitadas de innovación y destreza manual. Las mujeres participaban en procesos de decoletaje, damasquinado y trabajos de acabado, principalmente de armas, pero también de bicicletas o máquinas de coser y escribir.
La coyuntura política acompañaba el desarrollo socioeconómico de una ciudad de mayoría socialista y republicana, donde la Segunda República propició la formación de un importante tejido asociativo femenino. La crisis armera de 1919 fue el detonante de la lucha femenina por los derechos laborales a través del inédito alistamiento de mujeres a partidos y sindicatos. La movilización incluyó el acceso a todos los estratos de la administración (correos, prisiones, sanidad, etc.) gracias a las leyes promulgadas durante los primeros años de la República. Eibar luchó por la República hasta las últimas consecuencias de dolor, hambre y represión. La derrota fortaleció la solidaridad familiar y vecinal. La fundación de la S.D. Eibar fue un buen ejemplo de las nuevas necesidades comunitarias. La reconstrucción comenzó por la unión de los dos clubes de la zona devastados por la guerra.
GOI ARGI
La maestra eibarresa Mercedes Careaga regresó a Eibar en los 40 y comprobó la devastación femenina de su ciudad plagada de viudas. Su carácter revulsivo fue el origen de la asociación Goi Argi, hasta 1975 denominada oficialmente Sociedad Femenina Eibarresa, la primera asociación femenina de España. Su vocación era benéfica y formativa dentro del ámbito familiar. Cursos de formación, talleres, conciertos, actuaciones teatrales, meriendas, etc. El renacimiento de la industria eibarrense durante los años 50, ampliamente favorecido por la autarquía económica de los años más duros de la dictadura, favoreció el crecimiento demográfico de la ciudad, a cuyas fábricas se incorporaron miles de trabajadores procedentes del campo.
El renacimiento de la industria eibarrense durante los años 50, ampliamente favorecido por la autarquía económica de los años más duros de la dictadura, favoreció el crecimiento demográfico de la ciudad, a cuyas fábricas se incorporaron miles de trabajadores procedentes del campo.
Las mujeres, cuyo trabajo fue determinante en la reconstrucción de la industria local, volvieron a reinventarse, abriendo negocios de hospedaje, restauración y alimentación, e incorporándose ya en los años 60 por primera vez de forma mayoritaria a la formación universitaria. Muchas de ellas, cursando estudios relacionados con las tareas históricamente desempeñadas por las mujeres en las fábricas locales, como la contabilidad o la dirección y administración de empresas, e iniciando una tradición continuada durante décadas.
Herederas de un legado centenario, las mujeres del Eibar de hoy continúan dotando de una extraordinaria naturalidad los pasos adelante que históricamente han encabezado. Un papel protagonista siempre ligado al segundo plano; a la lucha de la carencia. Según bromea la periodista Amaia Ugarte, simplemente “una forma amable de decir que las eibarresas se comían todos marrones”. •