Diego Barcala.- Firmes, decididas y a la vez delicadas. Así quiso el pintor mexicano que fueran representadas las primeras futbolistas de la historia del arte. Las tres jugadoras del Sportive de París son las campeonas de la liga femenina francesa de 1922. Los expertos en la obra advierten detalles feministas en las figuras de las mujeres. El cuidado de sus peinados, los pendientes e incluso el reloj de pulsera resaltan su feminidad frente a aquellos que denostaban en los años 20 que las mujeres practicaran deportes.
Sin embargo, la obra de Ángel Zárraga (Durango, México,1886-Cuernavaca, México, 1946) también cuenta con episodios misóginos como La mujer y el pelele que pintó en 1906 y representa a una especie de femme fatale andaluza que maneja a un hombre a su antojo llevándolo por el camino de la amargura. Zárraga nació en 1886 en Durango, México, en una familia con posiblidades para pagar el sueño de su talentoso hijo: emigrar a Europa para desarrollar en Francia, Bélgica, España e Italia el arte pictórico que ya había adquirido en México con su amigo Diego Rivera.
» ‘LAS FUTBOLISTAS’(1922)
La pintura de Ángel Zárraga es muy prolífica en futbolistas y jugadores de rugby. Este cuadro se expone en Museo de Arte Moderno de México.
Con apenas 18 años, el pintor comenzó su particular interrail de principios de siglo. En España estudió con los maestros Zuloaga y Sorollla y consiguió exponer en una muestra colectiva de El Prado en 1906. También dejó en la hemeroteca española algunos de sus poemas. Antes había viajado a París y Bruselas, aunque en 1910 se establece en París para casi el resto de su vida. Allí conoció a su mujer, la profesora de danza Jeannette Ivanoff a la que dedica este cuadro representándola a la izquierda. En el centro del cuadro Henriette Comte, bronce en salto de longitud en los Mundiales de 1922 y a la derecha, Therese Renault. Las tres son jugadoras del equipo campeón como representa la noticia de en un periódico abajo a la izquierda....
Si Rubens celebró su felicidad conyugal en el siglo XVII con la pintura de Las tres gracias, el mexicano Ángel Zárraga hizo lo propio con el amor por su mujer también a los pocos años de su matrimonio. El pintor flamenco acudió al mito griego de las gracias que acompañan a Venus repartiendo hermosura para pintar su famoso cuadro y Zárraga las pintó para figurar “la alegría de vivir”. El artista mexicano aseguraba que “a los hombres se les capta mejor donde trabajan, donde juegan y donde rezan”. Sabía de lo que hablaba puesto que el inicio de su carrera pictórica es un ensayo constante sobre el tema religioso. Admiró al Greco y su influencia puede incluso apreciarse en las manos alargadas de las futbolistas.
Si Rubens celebró su felicidad conyugal en el siglo XVII con la pintura de Las tres gracias, el mexicano Ángel Zárraga hizo lo propio con el amor por su mujer también a los pocos años de su matrimonio.
El historiador del Arte Danilo Comino, autor del recomendable blog artefootball.com asegura que Zárraga trató de representar de manera dulce a las mujeres futbolistas “para demostrar que el fútbol no convertía a las jóvenes en agresivas, feas y masculinas como sin embargo sostenían con insistencia los médicos, periodistas y pedagogos de Francia en la segunda mitad de la década de los años 20”. En el paisaje del cuadro aparece una fábrica que representa una clave del éxito del fútbol femenino a principios de siglo. La teoría dice que la ausencia de hombres, reclutados en la I Guerra Mundial, propició el trabajo de las mujeres en las fábricas y por tanto, los equipos de fútbol de trabajadoras. Sin embargo, esa incorporación femenina al deporte se truncó en la década posterior, posiblemente por la vuelta de los hombres al sport y en 1929 se jugó el último campeonato femenino de Francia. •