Matt Le Tissier: «Hay un jugador que me puede representar: Jack Grealish»

Le Tissier es la máxima expresión del fútbol romántico. Un superhéroe de carne y hueso que utilizaba sus poderes para conseguir dulces permanencias. No quería la fama, ni el dinero, ni la gloria. Tan solo quería ser libre. Fluir en el campo. Ir al pub. Pasear con su familia. Ser él mismo. Ser feliz.

Luis Fando Laviña.- Matt LeTissier (52 años, Guernsey) es inmortal. Su talento divino jamás se estancó en las diminutas dimensiones del antiguo santuario de The Dell. Su amor por el Southampton le impidió salir hacia lo más alto del fútbol. El lugar al que correspondía su calidad de clase mundial. Jamás pudo hacerlo.

¿Cree que es un dios?
No. Jamás me he considerado una estrella. No soy un dios. Vengo de un contexto humilde. Con una familia que me ha recordado siempre de dónde vengo. Simplemente tengo suerte de haber nacido con talento. Tan sólo me he dedicado a entretener a la gente. Con respeto. Siempre he tratado a la gente como quisiera que me tratasen a mí....

SOUTHAMPTON» La clásica celebración de Le God con su equipo.

¿Por qué cree que un periodista español y una revista española tienen tanto interés en hablar con un tipo normal como usted?
Para ser sinceros, que me llamasen de España fue algo me sorprendió bastante. Ya sabe, en Inglaterra soy conocido. Jugué en la Premier League. Marqué algunos goles buenos. Fui algunas veces convocado con Inglaterra. Pero siempre me choca que haya gente fuera de mi país que aún me recuerde cómo alguien diferente. Recuerdo que en 2010 Xavi Hernández me mencionó en una entrevista. Ahí pensé: “Uno de los mejores jugadores del mundo me veía jugar cuando era pequeño”. Eso me abrió los ojos sobre cómo me podían ver las personas de otros países. Fue muy especial. Otro momento que recuerdo fue en un partido amistoso de pretemporada contra la Juventus. Estaba calentando y uno de los jugadores de la Juventus se me empezó a acercar. Era Gianluca Vialli. Le miré y pensé: “¿Qué hace viniendo hacia mí?” Me chocó la mano y me dijo que después del partido cambiáramos las camisetas. Fue como, “¿Una superestrella quiere cambiar su camiseta conmigo?” Estas cosas son realmente especiale

"El club que realmente encajaría conmigo es el Athletic de Bilbao. Ellos fueron muy amables de darme el premio One Club Man hace unos años. Lo cual fue maravilloso. Es un club que me dio un muy buen feeling. Por su historia y por sus valores"

¿Cómo comenzó todo?
Empecé jugando en el equipo del colegio. Tenía 8 años pero yo ya jugaba con los de 11. Jugamos un torneo en el que llegamos a la final y ganamos 2-1. Yo marqué los dos goles ante chicos tres años mayores que yo. Pese a ser tan joven sabía que lo que quería hacer era jugar al fútbol. Fue cuando me di cuenta de que podía tener talento para esto.

¿Cómo llegó el Southampton a tu vida?
Estaba en el equipo Under15 (menos de 15) de la isla de Guernsey. Íbamos a jugar un partido y ese día el entrenador me cambió de posición. Siempre había jugado de centrocampista y el entrenador me preguntó si podía jugar de extremo derecho. Le dije que no tenía ningún problema, así que jugué ahí e hice un gran partido. Casualmente aquel día me vieron jugar los del Southampton y me llamaron para hacer unas pruebas. Era demasiado joven para decirles que jamás había jugado en esa posición. Así que me callé y simplemente jugué lo mejor que supe como extremo derecho. Gracias a esto estuve jugando casi los primeros seis años en la banda. Después un entrenador me vio y me dijo: “Quizás no seas lo suficientemente rápido para jugar en banda”. Era más útil por dentro.

INICIOS» Un joven Le Tissier frente al equipo al que admiraba de niño.

¿Fue fácil salir de tu isla?
No era la primera vez que salía de Guernsey. Antes de Southampton estuve cerca de firmar por el Oxford United. Estuve ahí durante un corto periodo de tiempo viviendo con unos amigos de mis padres e incluso yendo al colegio. Era demasiado joven y tenía mucha nostalgia de mi hogar, así que me tuve que volver rápido. Dejando así de fichar por el Oxford. En Southampton fue distinto. Tenía 16 años y vivía en casa de una familia que eran aficionados del Southampton. Y ellos me ayudaron muchísimo. Eran encantadores. La primera temporada eché mucho de menos mi casa. Pero se me pasó muy rápido con la vida diaria y jugando con la academia del Southampton. 

¿Cómo fue vivir con una familia de aficionados?
Normalmente si eras un joven que venía de fuera y no tenías donde alojarte el club te asignaba una familia a la que pagaban para que te acogiera, te diera de comer y te obligase a irte a la cama a una hora razonable. Recuerdo que llegué el 1 de julio de 1985. Cuando entré en esa casa no conocía a nadie. Simplemente llegué a una familia que vivía a 25 minutos de The Dell. Literalmente llamé a la puerta y pregunté si era mi nueva familia. Y eso fue todo. Sinceramente fue fantástico. Fui muy afortunado porque muchos de mis compañeros vivían prácticamente en la misma calle. Hoy en día sigo teniendo contacto con muchos de ellos. De hecho, mi hija de 11 años juega a baloncesto y su entrenadora es la madre de uno de esos chicos que vivían cerca de mi casa.

«El día que me tocaba debutar con el Southampton tomé el bus que me llevaba al estadio»

La historia hubiera cambiado si hubiera firmado por el Oxford.
Nada de esto hubiera pasado. Era muy joven como para marcharme de casa. No conocía a nadie en el colegio. Fue muy duro para mí. Fui dos días al colegio y después dije que no podía seguir así.

¿Cómo era la vida para un adolescente en el Southampton de aquella época?
Fui muy afortunado. Ahora ha cambiado todo mucho. Tenía una bonita vida normal. Recuerdo que el día que me tocaba debutar con el Southampton tomé el bus que me llevaba al estadio. Eran momentos muy excitantes. Pero era un tiempo anterior a las redes sociales que ahora lo controlan todo. En definitiva, eran tiempos en los que no tenías que estar alerta mirando detrás de ti y dudando de la mayoría de las personas. Como ocurre en la sociedad actual.

Pero usted vivió el fútbol como quiso.
Siempre tuve una actitud muy fuerte. No cambiaba de ideas fácilmente. Tuve la suerte de poder hacer lo que quería en mi vida. Mucha gente ha criticado las decisiones que he tomado durante mi carrera, pero, si le soy sincero, si volviera a empezar mi carrera de cero tomaría las mismas decisiones. No me arrepiento de nada. Fue fantástico. Simplemente dediqué gran parte de mi vida al club que amo.

¿Qué momento le marcó más en su carrera?
Me quedo con mi debut de titular con el Southampton ante el Tottenham. Tenía 17 años. Es curioso porque yo de pequeño era un fan de los Spurs. De hecho, mi héroe era el jugador Glenn Hoddle. Mi primera titularidad fue contra el equipo de mi infancia y contra el equipo con el que soñaba jugar. Fue una noche muy especial. Lo importante fue que aquel día ganamos 2-0 y yo jugué tal y como sentía. Cuando me fui del campo tuve una sensación en mi cabeza. Sentí que podía ser lo suficientemente bueno como para tener una buena carrera en la élite del fútbol. Aún recuerdo los instantes previos a ese partido. La entrada al césped desde un córner. Recuerdo cada yarda de ese campo. Los focos. La gente. Fue una noche muy especial.

¿Cuándo fue la primera vez que la gente le empezó a reconocer por la calle?Todo empezó desde la temporada 1989/90. Estaba siendo un jugador de banquillo hasta ese año. Desde entonces nada volvió a ser igual.

Nada volvió a ser igual, pero usted jamás cambió tu estilo de vida.
Mucha gente me lo pregunta. Ni que fuera algo raro. Siempre he tenido tiempo para la gente. La gente me ha apoyado mucho. Me han dado mucho cariño durante mi carrera. Desde que era un chaval y estaba en el banquillo me apoyaban. Cuando salía a calentar la grada ya coreaba mi nombre. Por eso cuando alguien me paraba por la calle le atendía como se merece. Es lo menos que podía hacer. Nunca iba a cambiar mi vida, ni mi forma de ser, ni dejar de visitar los sitios a los que solía ir. No podía dejar de ser normal. Y eso creo que la gente lo aprecia. 

«Antes lo único que hacíamos era pesarnos el lunes y el viernes y si tu peso estaba normal a nadie le importaba lo que habías comido o qué hábitos tenías. Si tu peso era correcto, adelante»

¿Nunca le molestó nadie?
Si soy sincero he vivido algunos momentos que me sacaron de mis casillas. Por ejemplo, alguna vez cuando iba al baño en un pub y estaba ‘haciendo mis negocios’ venía alguien y se me acercaba mucho para estar a mi lado. Me sentía muy extraño. Hay pocas veces que me he molestado al atender a alguien. Creo que sólo hay un momento en el que me puedo mosquear, que es cuando estoy en un restaurante comiendo con mi familia. No me importa que cuando haya terminado haga caso a quién sea. Pero cuando me estoy metiendo comida a la boca y viene alguien a decirme algo… ¿Puedes esperar a que termine? (se ríe)

¿Cuándo comenzó a ser un dios?
Estoy seguro de que fue en la temporada 1993/94, temporada en la que comenzó Ian Branfoot como entrenador y que en enero le sustituyó Alan Ball. Estábamos en serios problemas. Yo recuerdo que marqué muchos goles en la segunda vuelta. Marqué más de la mitad de los goles del equipo, y eso que no jugaba de delantero, mi posición era la de centrocampista con mucha libertad para subir al ataque. Un total de 25 tantos en 42 partidos de Liga. El partido clave fue en la jornada final en casa del West Ham donde nos la jugábamos. Quedamos 3-3 y yo marqué dos goles. Nos salvamos por un punto. Creo que esa temporada la gente dijo “este tipo nos ha salvado”. Así empezó todo.

Usted marcó muchos goles imposibles, ¿tiene alguno favorito?
Creo que el de Blackburn. Sin duda. Desde 35 yardas. Fue muy bonito. Perdimos 3-2 el partido, lo cual fue una auténtica pena. Aunque hay uno que fue muy especial y que me viene a la mente. En 2001 contra el Arsenal, en el último partido del Southampton en The Dell. Fue un gol bonito, pero no tan espectacular como otros. Significó muchísimo para mí porque fui la última persona que marcó un gol en nuestro estadio.

El 24 de octubre de 1993, Matt Le Tissier recibió un balón botando en campo contrario, avanzó sobre los rivales esquivándolos con todo tipo de malabares hasta batir al portero. ¿En qué diablos estaba pensando para marcar ese gol ante el Newcastle? Fue una locura.
(Ríe) Sí, lo fue. Es mi segundo gol favorito. Creo que si hubiera definido mejor sería definitivamente mi preferido. Creo que el portero pudo hacer más. Fue simplemente bonito. Aunque lo mejor fue cuando volví a casa por la tarde, me senté y me pegué varias horas rebobinando una y otra vez el partido para ver los dos goles que marqué contra el Newcastle.

¿Ensayaba esos goles tan épicos?
Sí, los he practicado mucho. Me encantaba experimentar en los entrenamientos. Así que después de entrenar dedicaba tiempo a ensayar disparos lejos del área. Trataba de golpear la pelota de diferentes formas. Buscando diferentes posiciones. Era cuestión de experimentar para ver hasta dónde podía llegar. Ese consejo le daría a cualquier niño. Tan solo prueba cosas diferentes.

¿Es verdad eso que decían las malas lenguas de que alguna vez bebía antes de los partidos?
Alguna vez he bebido. No mucho. Tan sólo dos veces y las recuerdo muy bien. Una vez fue el día de Navidad. Recuerdo que tomé unas copas con mis vecinos y al día siguiente jugábamos en el Boxing Day contra el Manchester City. Ganamos y encima marqué el gol del triunfo. Otra vez fue antes de un partido en casa del Oldham en 1993. Era el último encuentro de la liga. Nosotros estábamos salvados, aunque ellos tenían que ganarnos para poder seguir en la First Division. No nos jugábamos nada porque el Crystal Palace había perdido contra el Arsenal. Así que la noche de antes salimos a la calle, buscamos un bar y nos fuimos a beber. Un poco contra las reglas. Al día siguiente perdimos 4-3, pero yo marqué los tres goles del Southampton. Quedó demostrado que jugar después de beber alcohol era especial para mí. Cuatro goles en dos partidos.

«Las reglas decían que no podías beber 48 horas antes de los partidos. Pero estoy seguro de que el 99% de los jugadores se saltaron esa norma en su carrera. No sé porque me lo dicen, pero yo no he sido bebedor de alcohol. Eso sí, suelo beber tres latas de Coca-Cola al día. Ahora soy un fat-fit»


Fue una buena estrategia. Debió de hacerlo más veces.
Posiblemente (Ríe)

¿Era habitual en la época?
No. Era muy raro. Las reglas decían que no podías beber 48 horas antes de los partidos. Pero estoy seguro de que el 99% de los jugadores se saltaron esa norma en su carrera. No sé porque me lo dicen, pero yo no he sido bebedor de alcohol. Eso sí, suelo beber tres latas de Coca-Cola al día. Ahora soy un fat-fit.

No le llamaría para jugar Ralph Hasenhüttl (actual entrenador del Southampton).
No, definitivamente no. No podría ser yo en estos tiempos.

Ahora los jugadores se cuidan, son veganos, tienen dietistas, tablas de ejercicios… Nada que ver con su tiempo.
Absolutamente diferente. Tan sólo en los últimos años de mi carrera tuvimos a alguien que nos venía a dar consejos sobre nuestra dieta. Antes lo único que hacíamos era pesarnos el lunes y el viernes y si tu peso estaba normal a nadie le importaba lo que habías comido o qué hábitos tenías. Si tu peso era correcto, adelante.

El 7» Siempre disfrutó más arruinando a los grandes.

También ayudaba no tener Instagram.
(Ríe) Eso es. Yo jamás tuve un ‘six pack’.

¿Qué comía?
Creo que tenía una de las peores dietas del fútbol. Empecé a comer verduras de forma semiregular con 28 o 29 años. Rara vez tomaba fruta. Literalmente tenía una dieta horrible. Comía sobre todo patatas. Cuando crecí en mi familia no teníamos mucho dinero así que me alimentaba a base de patatas. Comíamos patatas cinco o seis veces a la semana.

¿Le costaría adaptarse al fútbol actual?
Creo que podría adaptar mi estilo al fútbol moderno. Hay muchos entrenadores actuales que seguro que cambiarían mi forma de interpretar el fútbol. Lo que no creo que cambiaría sería mi capacidad para influir en los partidos.

¿Siempre se ha sentido libre en el césped?
Siempre traté de serlo. Me gustaba jugar como sentía. Por eso algunas veces mis entrenadores me quitaban del campo; porque actuaba a mi manera y no como ellos querían. Pero no tenía ningún problema, porque sabía que lo que hacía en el campo era lo correcto. Lo que podía ayudar realmente a mis compañeros. Sentía lo que el juego necesitaba y yo tenía que tener esa libertad para poder hacerlo.

«Mucha gente ha criticado las decisiones que he tomado durante mi carrera, pero, si le soy sincero, si volviera a empezar mi carrera de cero tomaría las mismas decisiones»

Tengo que hacerle la pregunta que siempre le han hecho. ¿Por qué nunca cambió de club? 
Muy sencillo. Yo solo era un niño de Guernsey y Southampton me dio la posibilidad de cumplir mi sueño de ser futbolista profesional. Siempre he estado agradecido por esto. Siempre he sentido que si me marchaba y el Southampton bajaba a Segunda después de irme me lo tomaría como algo personal. Me sentiría culpable. Mi trabajo era garantizar que el Southampton se mantuviera en lo más alto. En ese momento éramos uno de los clubs más pequeños y teníamos uno de los estadios más pequeños de la liga. Siempre disfruté ser el underdog. Siempre disfruté de enfrentarme a los equipos más grandes y ganarles.

¿Estuvo cerca de marcharse alguna vez?
Tuve una ocasión para irme. Es el único club con el que hablé en toda mi carrera. Si soy sincero, estuvo cerca de hacerse. Pude haber ido al Tottenham con 20 o 21 años, pero consideré que ese momento no era el adecuado.

¿No quiso hacer realidad el sueño de su infancia de ser jugador del Tottenham?
Resulta raro, pero no fue una gran motivación. Fui un fan de los Spurs, soñé con jugar con ellos, pero la razón era que yo idolatraba a Glenn Hoodle. Animaba a todos los equipos a los que iba. Así que no fue tan complicado acabar rechazando la propuesta.

Si hubiera tenido la posibilidad, ¿en qué club español le hubiera gustado jugar?
Si miras la historia, los jugadores de nivel, obviamente en el Real Madrid o en el Barcelona. Pero el club que realmente encajaría conmigo es el Athletic de Bilbao. Ellos fueron muy amables de darme el premio One Club Man hace unos años. Lo cual fue maravilloso. Es un club que me dio un muy buen feeling. Por su historia y por sus valores. Encaja en todo lo que pienso del fútbol. Pero, por ejemplo, si valoro los espectadores que caben en los estadios, me hubiera gustado jugar para el Barcelona o el Real Madrid. Sólo porque me encanta entretener a la gente. Jugar delante de la mayor cantidad de gente que pudiera. Eso hubiera sido una gran tentación. Pero creo que Athletic sería mi club español.

Un caso hipotético. Es 2022. Es una gran estrella del Southampton en el fútbol actual. El PSG está muy interesado en ti para ganar la Champions. Le ofrecen 10 millones por temporada y 100 millones a tu club. ¿Aceptaría la oferta?
(Ríe) Hum. Es una pregunta curiosa. En mis tiempos rechacé a Tottenham o Chelsea y ellos me ofrecían cantidades de dinero muy grandes para ese momento. Pero nada comparado con las cantidades de ahora. Sin embargo, cuando en 1999 el Chelsea me intentó fichar cobraba 2.500 libras a la semana y ellos me ofrecieron 10.000 o 12.000. Era una diferencia gigante. Fue complicado decir que no. Porque es dinero que no gastaría en toda mi vida, quizás me sirviese incluso para mis hijos y probablemente mis nietos. 

Hay una historia que necesito escuchar. Cuénteme quién era Ali Dia.
La Premier League ha cambiado mucho. No es como antes. Ahora tienes unas redes de scouting muy profesionales. Antes muchos fichajes se cerraban por recomendación de gente vinculada al fútbol y llamadas telefónicas. Lo de Ali Dia fue muy extraño. Teníamos algunas bajas en el equipo y Ali vino a entrenar con nosotros. Cuando lo vi pensaba que no era para el primer equipo. Lo que me sorprendió es que estaba para la lista para el partido del sábado. Y ahí estaba. Después de unos pocos entrenamientos con nosotros estaba en nuestro vestuario. En el banquillo de suplentes. Me quedé aterrado cuando a los pocos minutos me lesioné y, cuando me retiraba del campo, le vi quitarse el chándal en la banda. Listo para entrar. Saltó al césped y al rato volvió a ser sustituido. Se marchó del campo y no volvimos a verle jamás. No volvió a entrenar con nosotros. 24 años después no sabemos nada. Desapareció. Aparentemente uno de los dirigentes del club me dijo que Ali se marchó el mismo domingo por la mañana del hotel donde estaba alojado. Lo mejor es que se fue dejando una serie de gastos sin pagar. Después el club tuvo que hacerse cargo de esas deudas. Menuda historia.

 

¿Cree que la figura del one club man está en peligro de extinción?
Cada vez va a ser más raro por las cantidades de dinero que hay. Me viene a la cabeza Mark Noble del West Ham. Es muy complicado que los jugadores hagan toda su carrera en su club por el fútbol actual. Yo tomé un camino pero jamás criticaría a alguien que hace lo distinto que yo porque cada jugador es distinto. Depende de cómo sea cada uno.

La Superliga Europea podría acabar con el romanticismo.
Creo que la Superliga Europea tan solo está orientada al dinero. Y el fútbol no es eso. El fútbol son los aficionados. Si esto se hiciese realidad y los equipos del Top6 se marchan, okey, está bien, renuncias a la Premier League. Y el resto de clubs seguirían dentro. Podría ser fascinante. Estar en una Premier League que no sabrías quién podría ganarla. Podría ser una liga aún más competitiva. Sería fantástico para el fútbol local.

¿Es irrepetible Matt Le Tissier?
Es tremendamente complicado. Pero creo que hay un jugador que me puede representar. Jack Grealish es un fan del Aston Villa. Bajó a Championship y siguió. Hay mucha gente que se siente representada por él porque bajó y quiso quedarse para subir a su club de nuevo a la Premier. Ahora lo ves y está en un nivel increíble. Creo que Jack se quedará ahí para los próximos 10 años y se convertirá en el Matt LeTissier del Aston Villa.

¿Qué se siente al saber que su legado va a ser eterno?
Jamás había pensado sobre eso, para ser honestos. Me siento muy afortunado de que la gente me siga recordando en Southampton. Que los fans más mayores que me vieron jugar le enseñen mis vídeos a sus hijos y que se vaya pasando de generación en generación es una maravilla. Los jóvenes ahora se meten en YouTube para ver highlights de cómo jugaba. Luego escuchan a sus padres y a sus abuelos historias sobre cómo era de jugador. Que mi legado vaya a vivir siempre en Southampton es algo de lo que voy a estar eternamente orgulloso.