Alfonso Palacios.- Cuando Archibald Leitch murió, una nota breve, publicada en el periódico del Instituto de Mecánicos e Ingenieros, lo citaba como arquitecto industrial y consultor. Nada decía de Craven Cottage, ni de las elegantes tribunas que había proyectado para el Aston Villa o el Rangers, ni de Kop, en Anfield, ni de las enormes gradas de doble altura de Goodison Park, ni de los más de treinta estadios de acero y hormigón que diseñó a lo largo de su carrera. Fue su único obituario. Leitch nació en Glasgow en 1865. En un mundo de hierro y carbón, humo y hollín, ruedas dentadas, calderas y pistones. Un mundo que estaba a punto de sufrir una serie de drásticas transformaciones más tarde conocidas como Segunda Revolución Industrial.
Licenciado en Ciencias por el Anderson's College, a los 17 años comenzó a trabajar para los fabricantes de maquinaria azucarera Duncan Stewart & Co. A finales de 1887 se enroló como ingeniero marino. De vuelta en Glasgow, tres años más tarde, trabajó durante un tiempo como jefe de pedidos de Mirlees, Watson & Co antes de establecerse como ingeniero industrial y acumular encargos: para la Stirling Boiler Company, para la Union Tube Works y la Caledonian Tube Works, para Alexander Hope Junior. En marzo de 1899, el Rangers Football Club le encomendó la construcción de un nuevo campo que sustituyera al obsoleto Ibrox Park. Era el club de sus amores, y lo demostró trabajando gratis. En apenas nueve meses levantó una tribuna cubierta en uno de los laterales y, cerrando los otros tres, terrazas de madera soportadas por un armazón de acero con base de cemento. Según sus cálculos, el nuevo Ibrox tendría capacidad para casi 80.000 espectadores. Nadie antes había intentado construir un estadio a semejante escala.
INGENIERO» La pluma que dibujó las gradas inglesasa.
El 5 de abril de 1902, 80.000 personas asistían en Ibrox Park al derbi entre Inglaterra y Escocia. Leitch estaba entre ellas. Al poco de comenzar la segunda parte, la madera de la terraza oeste no pudo resistir el peso y quebró, abriéndose como una trampilla. Cientos de espectadores cayeron 12 metros hasta el suelo: 25 fallecieron y más de 500 resultaron heridas. Aunque no resultó acusado por el llamado Desastre de Ibrox (en su lugar lo fue el comerciante de madera, quien finalmente sería hallado no culpable), el trabajo de Leitch fue puesto en duda durante todo el proceso judicial. Se dijo que era un diseño endeble e insustancial. Aun así, logró que el Rangers mantuviera su confianza en él para dirigir las labores de reparación. “Leitch bien podía haberse centrado entonces en su trabajo como ingeniero industrial, olvidándose del fútbol para siempre”, explica Simon Inglis, historiador especializado en arquitectura deportiva y autor de la biografía Engineering Archie. “En lugar de eso, se empeñó en encontrar una manera práctica y económica de construir terrazas lo suficientemente grandes y sólidas para soportar de forma segura la creciente masa de aficionados al deporte”.
ESTADIOS» Del estudio de Leitch salieron gradas emblemáticas del fútbol inglés como el mítico White Hart Lane del Tottenham.
Su empeño sentaría las bases para la construcción de estadios modernos. Gracias a él, las precarias pendientes de barro y madera de Inglaterra y Escocia fueron transformándose, durante las primeras décadas del siglo XX, en sólidas estructuras reforzadas con hormigón armado y acero, de dimensiones unificadas, calculadas para resistir esfuerzos y aprovechar el espacio, escalonadas de forma regular y seccionadas por pasillos bien delimitados, colocados a distancias moduladas. Un año después del accidente en Ibrox, el Middlesbrough le encargó la construcción de un nuevo estadio. “Aunque no se trataba de un trabajo muy sofisticado”, escribe Inglis, “Ayresome Park tuvo gran relevancia en la carrera de Leitch”. No había entonces mejor escaparate para su trabajo que la First Division, donde la mayoría de equipos se encontraban por aquellos años bien en proceso de renovando o construyendo campos.
“Entre 1880 y 1914, el fútbol británico pasó de ser un divertimento esencialmente burgués a una forma de entretenimiento de masas muy atractiva para la clase obrera”, explica el historiador Dilwyn Porter, profesor honorario de Historia y Cultura del Deporte en la Montfort University de Leicester. “Los trabajadores de las fábricas empezaban a disponer de algo más de tiempo y dinero para actividades de ocio y, dado que el fútbol suponía una opción barata para los sábados por la tarde, los propietarios de los clubes decidieron invertir en nuevas instalaciones, tratando de aprovechar la creciente popularidad del deporte para hacer negocio”. En 1905 se vio trabajando simultáneamente en la renovación de Craven Cottage y en la construcción de Stamford Bridge.
» ESTADIOS Del estudio de Leitch salieron gradas emblemáticas del fútbol inglés. Anfield, Old Trafford (vista aérea) y White Hart Lane. Craven Cottage, tres jóvenes en Goodison Park y la entrada al Villa Park.
Después levantó en Anfield la primera grada de hormigón armado y en Goodison Park la primera tribuna de dos pisos a gran escala. Remodeló White Hart Lane y diseñó Old Trafford para el Manchester United. En 1909 se trasladó a Liverpool y desde allí proyectó The Den para el Millwall de Londres, y la tribuna Leeds Road del Huddersfield, y un nuevo Roker Park para el Sunderland, y el Arsenal Stadium, y Hillsborough, y el Tynecastle del Heart of Midlothian. Allá donde iba, Leitch convertía las rudimentarias estructuras de madera de la época victoriana en robustos recintos de ladrillo, acero y hormigón. “Fue el primero en incorporar los principios de la arquitectura industrial al diseño de estadios de fútbol”, resume su biógrafo a Líbero. Pionero en el uso de nuevas técnicas y materiales, desarrolló un método de construcción estandarizado que aplicaba de forma sistemática en cada proyecto, economizando tiempo y costes.
Remodeló White Hart Lane y diseñó Old Trafford para el Manchester United. En 1909 se trasladó a Liverpool y desde allí proyectó The Den para el Millwall de Londres
“Ese fue precisamente uno de los motivos de su éxito, era capaz de completar trabajos con rapidez, durante los meses del parón veraniego, con un presupuesto casi siempre exiguo”. Sus diseños, no obstante, era más funcionales que estéticos. “Influidos sin duda por su trabajo como ingeniero industrial, eran más bien construcciones sólidas y eficientes, con algún elemento de distinción aquí y allá”. En 1914 comenzó la construcción de la elegante Trinity Road para el Aston Villa, cuyas obras se vieron paralizadas por el estallido de la Primera Guerra Mundial. El final del conflicto, cuatro años más tarde, supuso un nuevo florecer para el negocio. “El fútbol profesional vivió unos años de enorme popularidad durante la posguerra”, explica el profesor Porter; “aunque ya era un entretenimiento muy popular en el norte y centro del país, entonces se convirtió en un verdadero fenómeno nacional gracias a su expansión por el sur”.
La construcción, en 1921, de Dens Park para el Dundee F.C. fue el primer encargo tras la guerra. Retomó las obras en Villa Park, que, con su escalinata de entrada, su balaustrada y su gablete de estilo flamenco, fue durante años uno de los estadios más distinguidos de Inglaterra. Reformó St. James's Park, en Newcastle, y el Selhurst Park de Londres. En Portsmouth remodeló la grada sur de Fratton Park, y en Wolverhampton el Molineux. Terminó de cerrar con tribunas los cuatro lados de Goodison Park y White Hart Lane. Trabajó en Hampden Park, The Dell y el West Ham Stadium. “Comparados con los estadios que se construían en aquel tiempo en Francia, Alemania, Italia o Argentina, los diseños de posguerra de Leitch no eran demasiado innovadores”, cuenta Inglis. “Realmente, no tenía un estilo particular; no inventó un estilo propio.
“Comparados con los estadios que se construían en aquel tiempo en Francia, Alemania, Italia o Argentina, los diseños de posguerra de Leitch no eran demasiado innovadores”
Lo significativo de su figura fue, sin embargo, la especialización y el número de encargos. En aquella época, quienes diseñaban estadios de fútbol trabajaban para uno o dos clubes, cerca de su localidad; Leitch fue el primero en tener clientes por todo el país”. De los veintidós equipos que competían en la First Division la temporada 1927-28, dieciséis habían sido en algún momento clientes suyos. En la actualidad quedan todavía diez estadios en los que puede encontrarse alguna muestra de su trabajo; sin embargo, si nos limitamos a tribunas completas, quedan solo seis en pie: las del Rangers, Fulham, las dos del Everton, Portsmouth y Plymouth. “Decidí publicar el libro porque, en ese momento, el número de trabajos de Leitch estaba disminuyendo, y pensé que debía hacerlo antes de que desaparecieran todos. Ahora me gustaría sacar una nueva edición”, explica Inglis. Hace poco más de un año Tynecastle y la East Stand de White Hart Lane fueron demolidas para construir nuevos estadios. Inglis teme que, de aquí a 20 años, únicamente permanezcan en pie Ibrox Park y Craven Cottage, protegidos como bienes de interés histórico y cultural. Según el historiador, la mayoría de viejos estadios no sobrevivirán porque, sencillamente, no cumplen las actuales normativas.
» IBROX PARK El hogar del Glasgow Rangers fue el primer encargo llevado a cabo por Leitch.
Otros, como Goodison Park, porque no pueden soportar las necesidades del fútbol moderno. “Leitch lo sabía perfectamente: donde cabe una persona sentada, caben dos en pie. Una vez te deshaces de las terrazas, la necesidad de espacio es mayor”, explica Inglis. “Ya no se puede ser un club de primer nivel en un estadio como Goodison”. Tampoco cree que pueden ser siquiera conservados, reconvertido su uso, como ocurrió hace unos con Highbury. “Arquitectónicamente, Highbury es un caso único, tiene un valor estético evidente, nada que ver con las tribunas de Leitch, quien no se preocupaba demasiado por el aspecto externo”, opina.
“Lo hizo en Ibrox Park y en Villa Park, es cierto… pero, con las gradas que se mantienen hoy en día, ¿qué hacemos?”, se pregunta. “Ibrox y Craven Cottage merecen sin duda ser preservadas, pero ¿qué se puede hacer con las dos de Goodison Park o la del Portsmouth? Tal vez se pueda conservar, de alguna forma, el característico armazón de acero cruzado de la balconada, o los asientos, o algún otro elemento estilístico; pero veo realmente complicado que puedan convertirse en bloques de pisos”. En 1928, su primer cliente, el club de sus amores, el Rangers, le encomendó la remodelación de la tribuna sur que había diseñado treinta años antes. Leitch levantó una monumental fachada de ladrillo perforada por ventanas enmarcadas por pilastras y un gran ventanal en el centro. Fue su trabajo más ambicioso. El último. Murió el 25 de abril de 1939. •