Rodrigo Marciel.- La historia del éxito de los jugadores españoles en Inglaterra no comienza con la llegada de Cesc Fábregas, ni con el brutal impacto de Benítez o Torres en Liverpool y ni tan siquiera con otros muchos vínculos entre dos países con una gran tradición futbolística. El relato que hoy se vive como algo natural, en la Premier League comienza en los años 60. Dave Whelan era entonces un futbolista más del Blackburn Rovers que se había tenido que retirar antes de tiempo para dedicarse al mundo empresarial. “Juega la final de la FA Cup con el Blackburn en 1960 se rompe la pierna, lo tiene que dejar. Compra una empresa de deportes, llamada JJB Sports y crea un imperio llegando a abrir cuatro tiendas en España”, cuenta Roberto Martínez (Balaguer, España 1973), actual seleccionador de Bélgica que comenzaba a dar sus primeros pasos como futbolista en las categorías inferiores del Real Zaragoza a principios de los 90.
“Juega la final de la FA Cup con el Blackburn en 1960 se rompe la pierna, lo tiene que dejar. Compra una empresa de deportes, llamada JJB Sports y crea un imperio llegando a abrir cuatro tiendas en España”, cuenta Roberto Martínez
Whelan era un enamorado del fútbol fuera de las islas. Cuando se hace cargo el modesto Wigan Athletic, en la Tercera División, basa su proyecto con una premisa clara: internacionalizar el club, una osadía en el país que inventó el deporte rey. Su tienda de deportes, como la mayoría de sus negocios, iba como la seda, era una ‘naranja mecánica’ empresarial, tocaba intentar esa fórmula en el fútbol que era su gran pasión. “Whelan compra el Wigan en el 95 en una situación muy delicada y el proyecto es tener en cinco años un estadio de 25.000 aficionados y al club en la Premier League. Además tenía casa en Mallorca. Envía al entrenador del Wigan de ese momento a vernos y da luz verde al fichaje. Traer tres españoles a la tercera división, la más baja profesional de Inglaterra, la verdad es que era una gran baza mediática porque no era nada normal”, sentencia Roberto Martínez. Paul Hodges, mano derecha de Whelan en sus tiendas en España y general manager de JJB Sports, aconseja el fichaje de Jesús Seba, Isidro Díaz y Roberto Martínez, jugadores del filial zaragocista en 1995, un movimiento tan extraño como atractivo. ¿Fichar a tres jugadores jóvenes españoles para la categoría más baja del fútbol inglés? ¿Qué hacían tres chavales en ese fútbol tan distinto? ¿Cómo encajarían si no saben ni el idioma? “Era como ir a la luna, había mucho glamour. Nosotros íbamos a las ligas menos conocidas. La gran diferencia del fútbol británico con el fútbol europeo es que había 92 clubes profesionales, y mucho más”, afirma Roberto Martínez.
"Traer tres españoles a la tercera división, la más baja profesional de Inglaterra, la verdad es que era una gran baza mediática porque no era nada normal"
Para los ‘Three amigos’, el apodo con el que rápido fueron denominados en Inglaterra (en alusión a la película bajo el mismo nombre), el impacto fue radical. “La primera instrucción que me da el entrenador en el primer saque de centro es la de tirar el balón hacia el lateral derecho del otro equipo, cuando toda la vida te habían dicho que si pierdes o das el balón es un crimen futbolístico. Lo primero que te decían en el fútbol británico en ese momento es: si la tiras al lateral derecho y conseguimos saque de banda ya hemos avanzado territorio y tenemos una jugada a balón parado y ocasión de gol. La ganancia territorial y esa influencia del rugby que tenía y tiene el fútbol británico era un contraste brutal en esos años sobre lo que era lo correcto y lo que no”, señala Roberto Martínez al vivir sus primeros días en Wigan, para ellos Marte.
ROBERTO MARTÍNEZ jugando con el Wigan en el año 2000
El fútbol es fiel reflejo de cada cultura y en ello incide el actual seleccionador de Bélgica con anécdotas del último fútbol inglés más romántico, como así lo describe. “Viví el último fútbol inglés más auténtico, de eso no hay duda. Recordamos el de las historias de Best, de los 70, 80… El futbolista más talentoso, el virtuoso, era una inspiración. Eso ha cambiado muchísimo. Jesús e Isidro eran jugadores muy habilidosos. En uno de los primeros partidos, Jesús se tira y nuestro propio capitán esprintó desde el otro lado del campo, le agarró y le dijo: ‘Eso no se hace aquí'. Esencia de aquella forma de comportarse.
Esa nobleza en el juego fue uno de los aspectos más destacados que impactaron a los ‘Three amigos’ que acabaron convirtiéndose en iconos de la ciudad. Llegar a la Inglaterra de Paul Gascoigne, a la del fútbol más rockero y con olor a barra de bar no fue fácil para un abstemio como Roberto Martínez. “A mí lo que más me sorprendió era la cultura futbolística del jugador británico. En España teníamos que ser muy cuidadosos con la nutrición, con los desfases… En aquel vestuario de los años 90 en el fútbol británico era darlo todo en los 90 minutos y luego salir y disfrutar fuera también. No había excusas para no salir. Era la cultura de la no excusa. Si se salía de fiesta, se salía de fiesta, ahora son atletas que juegan al fútbol”, dice con una sonrisa que esboza nostalgia Roberto Martínez.
En aquel vestuario de los años 90 en el fútbol británico era darlo todo en los 90 minutos y luego salir y disfrutar fuera también. No había excusas para no salir.
La creación de la Premier en 1992 cambia por completo el fútbol inglés. Ese modelo es en el que aterrizan los ‘Three amigos’ que abrieron camino, o más bien fue su propietario Whelan, para que otros clubes británicos imitasen el proyecto del Wigan, una mentalidad moderna muy alejada del actual Brexit. “A nivel institucional toda Europa acabó copiando a aquella Inglaterra, el fútbol se organizó de una forma que estaba a años luz del resto. En el 92 es cuando la estructura de la Premier busca lo mejor de lo mejor alrededor del futbolista que está muy protegido. Tienen la PFA (Asociación de Futbolistas Profesionales), los entrenadores tienen su agrupación, la liga empieza a trabajar muy bien en los campos, se busca lo mejor de una forma muy equitativa y el hecho de no favorecer a dos o tres equipos. Hacer la liga mejor para intentar favorecer a todos”, destaca Roberto Martínez.
El Wigan vive sus mejores años desde que apuesta por los españoles y Roberto Martínez acaba siendo leyenda en el club. Nada más llegar ya es proclamado mejor jugador de la temporada 1995-96. Diez años después consiguen llegar a la Premier League y en 2013, ya con Roberto Martínez en el banquillo ganan la histórica FA Cup de 2013, primer título en la historia de la entidad.
De los ‘Three amigos’, Seba sería el primero en volver tras 18 meses. Lo haría de nuevo al Real Zaragoza, aunque su carrera pasaría por Portugal, para acabar en equipos de 2ªB. Después se marchó Isidro Díaz, que pasó también por el Wolves y el Rochdale antes de regresar también a España, nada que ver con el legado de Roberto Martínez. “Son 10 años en Wigan, seis de jugador, cuatro de entrenador, son momentos que no se olvidan nunca, la manera en la que nos trataron, no sabíamos ni hablar inglés”, recuerda el que fue el primer entrenador extranjero en la historia de la entidad.
Whelan dejó el club tras 20 años gloriosos en 2015 a la edad de 78 años. Una estatua suya luce en las afueras del campo del club alzando la FA Cup de 2013 ganada al Manchester City. Roberto Martínez sigue teniendo residencia en Londres a pesar de ser seleccionador de Bélgica siendo uno de los entrenadores más valorados del mundo tras su paso por Wigan, Swansea o Everton. La desgracia rodea al Wigan que deambula ahora por la misma categoría donde empezó todo, sin señales de que un milagro como el de los ‘Three amigos’ les vuelva a situar en la elite.