Lucas Pérez: «En el año 90 se acaba el fútbol en la calle. Empezaron las extraescolares, pero en mi barrio no se llevaban»

Es claramente un niño de tele, de Oliver y Benji, de Shin Chan, de Doraemon en gallego. Está de vuelta a casa con 34 años en el club de su vida, el Deportivo de La Coruña donde es tratado como uno de los suyos. Y eso no tiene precio. 

Diego Barcala.- No sé cómo será un partido como defensa central contra Lucas Pérez, pero entrevistarlo es una experiencia única. Si te relajas te cuela un desmarque. Cuando crees que va muy en serio suelta una ironía. No se deja agarrar en ningún momento. Él domina la conversación con latiguillos muy gallegos: ¿Me explico? ¿Oíste? ¡Eso es relativo! Y como era de prever es un tipo único, un futbolista muy fuera del molde que toma decisiones extraordinarias en tiempos ordinarios como dejar la Primera División y una cantidad tremenda de dinero por volver a casa, al Deportivo de La Coruña. 

Su decisión romántica ha dado la vuelta al mundo. Los trabajadores del Deportivo gestionan peticiones de entrevistas de Inglaterra, Finlandia y todo tipo de medios españoles. Lucas acepta todas. “A mí me encanta dialogar”, confiesa. Es cierto, habla como lanza sprints al espacio. A toda leche. Entra por la puerta de la sede social del Depor, en la plaza de Pontevedra impecable. Está delgado, los músculos marcados en la cara. Son las cuatro de la tarde de un día de sol de febrero espectacular en A Coruña.

Hemos venido a contar la historia del nuevo título del Dépor, el que ganó en 1912. 
Sí señor, me entregaron el libro y el del fútbol gallego pero no lo he podido mirar. En Coruña he parado dos minutos, mudanza, voy a ser padre, tenemos un poco de jarana. 

Dicen por aquí que tendrás que cambiar la celebración que hiciste contra el Celta con los tres dedos de cada mano porque ahora el Depor va a tener siete títulos oficiales.
Cada uno entiende esa celebración como la quiere entender. Yo la hice por un motivo. No hay explicación. No es una leyenda. Para cada uno significa una cosa. Estábamos descendidos y fue el gol del empate. Hice el gesto y ahí está.

«Yo siempre he sido el bueno. En las calles era el bueno, en el colegio era el bueno. Siempre lo he sido. Siempre me llamaban para ir a todos los torneos»

¿Era un 6, vas a sacar ahora un dedo más?
La puedo cambiar o no. Puedo hacer 3 y 3. Puedo hacer el 7 por mi número… La gente lo interpretará como quiera. Hago un gesto… Puede ser despectivo o no. No es una peineta. No lo he vuelto a repetir. Es una celebración especial y única para ese partido. No se va a volver a repetir. La foto es única. No va a haber más fotos de 2014. Ahora, si hago o no un 7…

Vamos que no te retiras sin haber jugado antes otro derbi gallego.
No lo puedo decir, ojalá sea pronto.

Vamos a empezar desde tu infancia. ¿Por qué no eres de la cantera del Deportivo?
En mi quinta el Depor no tenía categorías inferiores. Se hacía una selección de los clubes con convenio. Entonces hacían una selección para ir al torneo de Brunete. Me seleccionaron pero no para ir a Brunete. A raíz de eso es cuando se formaron las categorías inferiores pero yo me mantuve en el Victoria [pronuncia Vitoria como se hace en A Coruña], después me voy al Arteixo que es también de A Coruña pero no jugaba en la misma liga de barrios que el Depor sino la de pueblos. Y de ahí me voy al Alavés. 

ENTREVISTA» En la sede del club en A Coruña. Foto: Lino Escurís.

¿Por qué el Alavés? Tendrías ya 15 años.
Sí, 15 o 16 años. Bueno, iban a subir a Primera e hicieron pruebas a chicos de toda España. Y de muchos chavales nos quedamos dos. Un extremeño, Pedro Oliva ,y yo que somos los que luego vivimos juntos en la residencia. Oliva jugó de lateral derecho en el Alavés. 

¿Ahí ya te planteaste volver?
Después me vine aquí porque era la época de Piterman y empezó a haber problemas de dinero, me dijeron que iba a quitar la cantera, no contaban conmigo y me volví. Ya era juvenil. Volví y jugué en el Montañeros unos nueve partidos y de ahí me voy al Órdenes, en Tercera División.* 

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