- SLIDING LIONEL
¿Aceptan el reto? Imagínense un Lio Messi sin necesidad de cruzar el océano para que otros, en el Viejo Mundo, apuesten por su crecimiento y su gambeta. Un Lio Leproso de nacimiento, pero Gallina de adopción, que logre quedarse en la cantera de River Plate luego de una asombrosa prueba en las canchitas de la Ciudad Universitaria de Buenos Aires, con el estadio Monumental de fondo, allá por el agosto de 2000. Cuando un peso argentino valía un dólar, es decir 400 veces más que ahora, y el país atravesaba tasas de recesión, desempleo y pobreza sin precedentes. Con su padre Jorge, empleado metalúrgico, juntando dinero para cubrir el bendito tratamiento hormonal de su hijo, improvisándose representante bajo las miradas de buitres y caranchos acostumbrados a picotear porcentajes y armar triangulaciones de jóvenes talentos entre Buenos Aires, Montevideo y Locarno. Jorge que ni siquiera llega a firmar aquel famoso precontrato redactado por Carlos Rexach y José María Minguella en la fatídica servilleta del Club Tenis Pompeya de Barcelona. Si es que alguna vez esta escena pasó de verdad.
MONUMENTAL» El estadio de River da la bienvenida a Messi. Foto. Fede Peretti.
Lionel criándose en un futbol que celebra y exalta su individualismo, sin absorber los automatismos de La Masía, pero tampoco su disciplina. Lionel pisando las mismas huellas de su ídolo Pablo Aimar, cruzándose con Javier Mascherano y Marcelo Gallardo, compartiendo mates y vestuario con Pipita Higuain (¿que podrían haber hecho estos dos, juntos?) y admirando a escondidas las heréticas vaselinas de Ariel Ortega, el “mal ejemplo” que todo adolescente necesita tener en su juventud. Sobran razones, entonces, para imaginárselo risueño, descontracturado, sin esa aura de mutismo e introversión que Cesc Fabregas y Gerard Piqué suelen evocar en sus recuerdos canteranos.
Y finalmente: el tan ansiado debut en primera, al Monumental por supuesto, sin poder imaginar que otra clase de líos -societarios, empresariales, financieros- están erosionando los cimientos de un club considerado too big to fail, demasiado grande para caer.
Y finalmente: el tan ansiado debut en primera, al Monumental por supuesto, sin poder imaginar que otra clase de líos -societarios, empresariales, financieros- están erosionando los cimientos de un club considerado too big to fail, demasiado grande para caer. Club que, contra todo pronóstico, termina descendiendo en junio de 2011, condenado por una ley de promedios paradójicamente concebida para salvar del descenso a los grandes equipos. Pero no se preocupen demasiado: nuestro Lionel llegará a vestir la camiseta blaugrana como corresponde, como siempre estuvo escrito en su destino. Pero…solamente después de su primera decepción Mundial, allá por 2006, en Alemania. Desembarcando al Camp Nou acompañado -tal vez- por las dudas y los prejuicios que más de una vez han acompañado a los cracks argentinos al momento de cruzar el charco. No es una novedad, especialmente cuando en Catalunya los espera algún DT de escuela nórdica. ¿Cómo no le iba a pasar a él, si ya le había pasado al Más Grande con Udo Lattek y a Juan Román Riquelme con Louis Van Gaal? En Qatar, parado frente al banco de Holanda con las manos abiertas detrás de las orejas, el Lionel Topo Gigio parecía de repente abandonar cierta pose correcta, incorporada desde chiquito, para mostrar la “hilacha criolla” que muchos, en Argentina, habían dado por perdida.
- ZONA CESARINI
“No lo soñé, y se ofreció mejor que nunca”, reza una de las más célebres misas del rock rioplatense, grabada en 1986 por el Indio Solari, el segundo “Indio Solari” de la cultura popular argentina: el primero, en realidad, siempre será el Indio Jorge Solari, jugador de River en los sesenta y entrenador de Tenerife a principio de los noventa. Entre sus méritos, haber llevado a Canarias a su yerno Fernando Redondo, para luego entregárselo a Jorge Valdano, su sucesor en el banco. De jóvenes, evidentemente, ese Indio Solari DT algo debía entender, si en 1975, junto con su hermano Eduardo, había fundado uno de los semilleros más célebres del país: el club Renato Cesarini de Rosario, pequeña gran escuela de fútbol que supo aprovechar como ninguna ciertas redes y canales preferenciales para colocar en River Plate sus pichones.
EL TURCO» Abrahamian, el hombre que lo quiso en River. Foto. Fede Peretti.
Entre ellos, se recuerdan hoy Javier Mascherano, Santiago Solari (hijo de Eduardo y sobrino de Jorge) y Martin Demichelis, nuevo DT Millonario. A este propósito, el cronista argentino Andrés Burgo no duda en usar la palabra “corrupción”. En su libro ‘Ser de River’ (2011), cita una de las últimas entrevistas concedidas por Federico Vairo, histórico cazatalentos de River, precursor de banderas Millonarias como Daniel Passarella, Ramón Díaz, Claudio Paul Caniggia, Marcelo Gallardo, Matías Almeyda, Ariel Ortega y naturalmente, Lionel Messi: “Un grupo de ex jugadores de River tenía muchos intereses en Renato Cesarini. Ellos colocaban sus jugadores”, reveló poco antes de fallecer, en diciembre de 2010, al polémico periodista Rolando Hanglin*.
REVISTA 1986» Portada de 1986 dedicada a Messi en River.