Milagros Martínez, una pionera a 11.000 km de casa

Pionera en los banquillos de la Primera femeniana española desde hace poco más de un año es la primera mujer que entrena a un equipo masculino en Japón.

Paula Figols 

Fotografía Archivo

Milagros Martínez Domínguez empezó a jugar a fútbol en las calles de su pueblo, Fuentelespino de Haro (provincia de Cuenca, unos 200 habitantes) y ahora le paran en Tokio para pedirle fotos. Mila, de 34 años, es la primera mujer que entrena a un equipo masculino de fútbol en Japón, el Suzuka Unlimited. Antes fue jugadora y entrenadora del Albacete, consiguió el ascenso con su equipo a Primera División y fue una de las primeras entrenadoras en la élite del fútbol femenino en España. Es una enamorada del fútbol, a quien su trabajo, su valentía y un poco el azar le llevaron a 11.000 kilómetros de distancia hace poco más de un año.

Empezamos por el principio... ¿Cómo empezó tu historia de amor con el fútbol?
Siempre me ha gustado el fútbol, desde pequeña. Viví en Fuentelespino de Haro hasta los 18 años. Jugaba en la calle y veía los partidos de fútbol en el bar del pueblo con mi padre. Tengo tres hermanos, pero a ninguno de ellos le gusta especialmente el fútbol. Obligaba a mi hermano mellizo a ponerse de portero. Él no quería, pero como había pocos niños y niñas en el pueblo le tocaba. La puerta de casa estaba llena de balonazos. Cuando vuelvo de vacaciones al pueblo lo recordamos y nos reímos. Mis padres siguen viviendo en el pueblo, tienen un negocio familiar: una panadería.

Es la primera mujer que entrena a un equipo masculino de fútbol en Japón, el Suzuka Unlimited

¿De qué equipo eras de niña?
Recuerdo que muchos domingos por la tarde iba con mi padre al bar de pueblo a ver los partidos de Canal Plus. De pequeña yo era muy fan del Real Madrid. Mi ídolo era Fernando Redondo. Además jugábamos en una posición parecida: de jugadora yo fui mediocentro y central. Con los años he perdido un poco esa pasión de espectadora, ya no soy tan del Real Madrid. Ahora veo muchos partidos, pero con ojos de entrenadora. Analizo todo: la presión, los sistemas tácticos, las posiciones, los movimientos...

¿Cuándo empiezas a jugar a fútbol en un equipo, más allá de tirarle balonazos a tu hermano?
Cuando pasé al instituto, en Belmonte. Mi primer equipo fue uno de chicos de fútbol 11. También entrenaba con uno de chicas que no competía. Luego, a los 13 años, pasé a un equipo femenino en Mota del Cuervo y jugaba en categoría senior con chicas de todas las edades. En Castilla la Mancha no había fichas suficientes para hacer más categorías de fútbol femenino en la base. Después fui a estudiar 1º de Magisterio a Palencia y me apunté a un equipo de fútbol sala de la universidad. En 2º de carrera me trasladé a estudiar a Albacete y entonces empecé a jugar con la Fundación Albacete Balompié en Segunda División, durante cuatro temporadas.

¿Cómo fue el paso de jugadora a entrenadora?
Mientras jugaba, empecé a entrenar a equipos de niños y vi que me gustaba también esa faceta de entrenadora. Es otra manera de vivir el fútbol. Me saqué los títulos de entrenadora con los cursos de la Federación de Castilla La Mancha. Tengo los niveles I, II, III y UEFA Pro, que es el que te piden para poder entrenar en el extranjero. Los años de formación fueron muy intensos: jugaba a fútbol, trabajaba de administrativa para ganarme la vida, entrenaba a niños en escuelas de fútbol, estudiaba para sacarme los títulos de entrenadora...

¿Cómo llegaste de entrenadora al banquillo de la Fundación Albacete y cómo fue el histórico ascenso a Primera División?
Yo había vivido un playoff de ascenso como jugadora y luego lo viví como entrenadora. Tras mi etapa de jugadora, seguí mi trayectoria en el club como entrenadora del filial. En octubre de 2013 hubo un cambio en la directiva y me ofrecieron llevar al primer equipo. Veníamos de perder cinco playoffs de ascenso seguidos. El objetivo era conseguir subir a primera. Yo asumí el reto: cogí al equipo y en la primera temporada ascendimos. Pero el mérito no fue solo mío, fue el resultado de muchos años de trabajo de mucha gente. El día del ascenso a Primera con el Albacete en el Carlos Belmonte es uno de mis mejores momentos futbolísticos. Fue el 15 de junio de 2014, con el Tenerife. Metimos 5.000 personas en el estadio, una locura.

Llegábamos con desventaja de 2-1 del partido de ida, teníamos que ganar. Al descanso íbamos 0-0. Pero tras salir de vestuarios conseguimos marcar dos goles, obra de Alba Redondo (albaceteña, ahora jugadora del Levante y de la selección española absoluta). Así conseguimos ascender y cumplir un sueño en el mejor escenario posible. Ese día y mi debut en Primera el 7 de septiembre de 2014 son mis momentos más bonitos como entrenadora. Debutamos ganando 3-1 al Sevilla en casa. Y ahí comenzaron 3 años inolvidables en Primera División.

Eres una de las pocas mujeres que ha entrenado en la Primera División del fútbol femenino en España.
Sí, somos pocas. Antes de mí estuvo Laura Torvisco en el Rayo, ahora es directora de fútbol femenino en la federación madrileña. Y María Vargas, en el Atlético de Madrid. Después ascendió Mary Pry con el Betis, que ahora está en el Levante. También Irene Ferreras, que ha entrenado al Rayo y esta temporada al Valencia. Nos conocemos todas.*

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