Miquel Barceló: «Con el 0-5 me hice culé para siempre»

Define el fútbol como un paréntesis y la lealtad a unos colores como algo inalterable. Barceló es uno de los artistas mas reconocidos del panorama nacional y también aficionado al fútbol. Su visión del deporte rey nos acerca a una pasión azulgrana y también por un modesto equipo de las Islas Baleares.

*Texto Luis Mengs Fotografía Lino Escuris.- Contra lo que habían pronosticado algunos de sus conocidos, Miquel Barceló (Felanitx, 1957) se presentó puntual a la cita en Madrid. Llegó desde Lisboa camino de Nueva York, donde inauguró sendas fantásticas exposiciones como se observa de los catálogos con los que nos obsequió. Eligió buen whisky, un solo hielo, y regaló palabras de elogio a su amigo (y ocasional modelo), el poeta Pere Gimferrer, quien sería nombrado socio de honor del Círculo de Lectores. El artista mallorquín era el encargado de redactar y leer su laudatio, motivo principal de su fugaz visita.

Pere habla sin parar, y si al contar algo pierde el hilo, vuelve siempre al inicio de su circunloquio. Hay quienes no lo aguantan pero a mí me fascina escucharle. Es un gran poeta.

Acostumbrado al ditirambo, a la observación, análisis y crítica sobre su trabajo, a Miquel parece divertirle cambiar de tema. Fútbol y alrededores. Empieza disparando a puerta, provocador e irónico al referirse a la lealtad inquebrantable hacia unos colores, siempre con un punto descreído.
No voy a decir que parece una frase argentina, pero es verdad, uno nunca cambia de equipo, de todo lo demás sí. Aunque a veces dejes de seguirlo siempre eres fiel. He vivido periodos en que como no me gustaba cómo jugaba el Barça no veía los partidos, pero seguía siendo culé y antimadrisdista, claro, y antiperico. Mi segundo equipo es el Atlético Baleares, que tiene una rivalidad con el Real Mallorca parecida a la que se vive entre el Atleti y el Madrid. El Mallorca siempre será el equipo de la gente de dinero de la isla, muy distinto del Atlético Baleares.

¿De pequeñito jugaba al fútbol?
En el Felanitx. Mi padre había sido buen futbolista, cobró por jugar en algún equipo de Barcelona que no recuerdo, le pagaban bien. Luego en el Felanitx, yo le vi jugar, era central,más fuerte que yo que también jugué de central, pero me expulsaban a menudo. Sucede cuando no eres bueno. Recuerdo que un día mi padre vino a verme y me echaron a los pocos minutos; el hombre se largó y nunca más hablamos de aquello. Lo dejé cuando me empezaron a interesar las chicas, yo jugaba y buceaba, sobre todo buceaba.

No tenía mucho estilo con la pelota y para las chicas ver jugar al fútbol no estaba de moda, era un poco cutre. Era divertido, a menudo los partidos terminaban en pelea, eran campos rodeados de almendros, no había hierba, solo pedruscos. Mallorca está llena de piedras, por eso somos honderos y no buenos futbolistas.

Pero la gloria deportiva de tu pueblo es...
¡Guilermo Timoner, el ciclista, amigo mío!, seis veces campeón del mundo en pista y 13 veces campeón de España de medio fondo. Hasta hace poco, podías verlo haciendo Felanitx- Portocolom en su bici, a los 70 y pico. Tiene la edad de mi madre. Recientemente fuimos a visitarle y nos recibió sentado en su bici estática siguiendo una etapa del Tour.

 «Mi segundo equipo es el Atlético Baleares, que tiene una rivalidad con el Real Mallorca parecida a la que se vive entre el Atleti y el Madrid. El Mallorca siempre será el equipo de la gente de dinero de la isla, muy distinto del Atlético Baleares.»

Las seguía todas, si era montañosa se hacía la etapa montañosa, si la llegada era al sprint, sprintaba frente a una gran pantalla en su bici. Se pedaleaba el tour entero. Un gran tipo. En la cocina de mi estudio tengo enmarcado un maillot de Timoner comido por las polillas. Cuando Guillermo ganaba regalaba su camiseta toda sudada a La virgen de San Salvador de Felanitx. Tengo enmarcada la de su primer mundial en Ámsterdam, es como una obra mía. Yo pretendí donar mi mono de trabajo sucio al mismo monasterio, pero desgraciadamente no lo aceptaron, y también les ofrecí sustituir una de esas cruces enormes por una de las esculturas de mis elefantes boca abajo para colocarla en el vértice de la cruz, pero tampoco lo quisieron.

¿Por qué se hace culé?
En el colegio todos eran del Madrid, también los profesores.  A estos los odiaba casi sin excepción, pegaban a los alumnos. No se lo he perdonado jamás. Hasta hace muy poco pensaba que si me hubiera encontrado con alguno de ellos por la calle les devolvería alguna de aquellas hostias. Era brutal eso de que pegaran a los niños. Imagínate, cuando el Madrid jugaba partidos importantes no había clase. Cuando supe que para un madridista lo peor es ser culé me hice inmediatamente del Barça. Mi padre también era del Madrid, porque vestían de blanco como el Felanitx. Era más barato jugar con una camiseta blanca que de azulgrana o de verdiblanco. Pero con el 0-5 de Cruyff en al 74 me hice culé para siempre, ¡Estaban tan jodidos! Yo me imaginaba que siempre sería un 0-5.

Miquel Barceló en Madrid. Lino Escurís

Pero de eso, nada.
Eran todos del Madrid y de El Cordobés despeja  contundente.

El fútbol como pasión nace como una expresión de la clase obrera recién llegada a las ciudades, completamente marginada. Dado que eran capas populares muy amplias que podían ser nacionalistas pero no se veían representadas por el Estado, acogieron la bandera de un equipo y convirtieron los estadios en lugares de culto.
En Barcelona es evidente, lo dejó dicho Vázquez Montalbán que para eso era muy listo cuando definió el Barça como “ejército desarmado simbólico de Cataluña”. He trabajado con frecuencia con La Caixa y pensé durante años que lo único que funcionaba en Cataluña eran La Caixa y el Barça, luego solo el Barça y ahora a veces ni eso.

¿Mes que un club? Un trago y más ironía.
Es un buen slogan, parece holandés. Como “Less is more”, muy disseny català, que por cierto nunca funcionó. En Milán supieron vender el diseño italiano, pero el disseny catalan que lo tenía todo para triunfar, buenos diseñadores, buena industria, quedó en nada. Campañas como Barcelona, posa ́t Guapa no funcionaron más que como slogans. Ha quedado de entonces algún buen escritor, como Bolaño.

Otro grande, Borges, decía que "el fútbol despierta las peores pasiones. Despierta sobre todo lo que es peor en estos tiempos, el nacionalismo referido al deporte. El fútbol es uno de los mayores crímenes de Inglaterra".
Piensa que lo decía un ciego, pero no quiero contradecir a Borges. Pero recuerda, era ciego y argentino- bromea.

¿Sus primeros recuerdos como aficionado?
Más de jugar que de ver jugar. Y la final de la copa de Europa del 1961. (Aquí empieza a fabular una final contra el Benfica en el que su equipo golpea diez veces los postes - fueron cuatro- y donde según Miquel -si los palos hubieran sido redondos y no cuadrados el Barça hubiera goleado. Perdimos por penalties- dice. En realidad el Barcelona perdió 3-2 en el tiempo reglamentario. Aquí al artista se le mezclan, al parecer, las dos trágicas finales, la mencionada y la de 1986 que el Barça perdió en Sevilla contra el Steaua de Bucarest, ésta sí por penalties. Y prosigue algo pesaroso -Aparte del 0-5 de Cruyff, yo recuerdo al Barça y a Mohamed Alí como los grandes perdedores, algo frustrante.

¡Pero si Alí fue el gran campeón!
Ya, pero yo recuerdo su decadencia, y al Barça como a un equipo solo con destellos, con Cruyff, increíble, con Maradona que era magia. Últimamente voy con mi hijo ver el Barça-Madrid al Camp Nou como una pequeña liturgia. Él me dijo una vez “no sé por qué venimos porque siempre ganamos”. Y yo le adviertí: ‘Prepárate porque algún día perderemos’. De hecho ya sucedió. Pero en los últimos años el Barça ha ganado casi siempre. (Un poco de chulería blaugrana, que haberla, hayla)

En sus palabras, “un cuadro es siempre un cúmulo de accidentes, incluyendo errores y decisiones automáticas”. ¿Podría decirse lo mismo de un partido?
Un partido nunca se puede empezar de nuevo, un cuadro se puede pintar y repintar, cual palimpsesto. Un cuadro sería entonces como una temporada. Un partido puede mejorar el siguiente, en eso deben pensar los jugadores, en los errores, en las ocasiones perdidas, los goles fallados. Yo simpatizo con aquellos futbolistas que casi casi han sido estrellas, como Bojan o este Benzama...parece freudiano, algo va a salir mal al final para que no les llegue el gran éxito.

«Un partido nunca se puede empezar de nuevo, un cuadro se puede pintar y repintar, cual palimpsesto. Un cuadro sería entonces como una temporada.»

Desde 1988 hasta hace tres o cuatro años Barceló ha pasado largas temporadas viviendo y trabajando en Mali, donde tiene una casa.
Yo he jugado mucho al fútbol en África. En el 88 hice un equipo en Gao. Teníamos que cruzar el río a diario en piragua o a nado. Recuerdo al portero con sus guantes sobre la cabeza para que no se le mojaran. Jugábamos descalzos y en calzoncillos. Ganábamos con una mínima estrategia y porque ponía un portero fijo, ¡si no era un dislate! El campo empezaba en el río y terminaba en el desierto. Si el balón caía al agua había que espabilarse para recuperarlo entre la corriente y los hipopótamos. Como no reconocía a mis jugadores les pintaba rayas blancas y yo me la pintaba negro. No tengo una puta foto de aquello. Yo nunca he tenido una cámara hasta ahora, que hago fotos con el móvil. Pero la imagen era estupenda, un poco tipo Benetton.

Luego Miquel recuerda grandes futbolista africanos, Weah, Eto’o, Drogba. Y sigue.
La corrupción en las selecciones africanas es bestial, los directivos se quedan hasta con las dietas de los jugadores, no conseguirán nada así. He coincidido con algunos en vuelos de París a diferentes ciudades de África. Jugadorazos, como Diarra o Keita, ya millonarios juegan por amor a su país, pero sabiendo lo que hay. Una vez viajé con la selección de Costa de Marfil cuando fueron eliminados de un Mundial. Se les encerró en un cuartel militar durante dos días para “que aprendieran”, aunque eran ya jugadores del Manchester, del Lyon, del Olympique. Estaban indignados.

En Francia, donde Barceló pasa buena parte del año, el fútbol se ve de otra forma. (Cuando hicimos la entrevista Les Bleus aún no se habían clasificado para el Mundial de Brasil en el modo agónico que lo consiguieron, con un gol precisamente de Benzema).
Mira, desde el Mundial 98, que ganaron a Brasil, en Francia no consiguen hacer un equipo. Aquella era una selección curiosa, con algunos futbolistas tremendos como Zidane y Henry. Al entrenador Jaquet le insultaban, porque algunos jugadores no cantaban La Marsellesa. Cuando ganaron el Mundial seguían insultando al entrenador, le llamaban imbécil, casi les parecía molestar que ganaran, eso es muy francés.

Lo de Aragonés en España es una broma comparado con aquella campaña contra el tipo que les hizo campeones del mundo en París. Si exceptuamos algo de literatura y contados ejemplos cinematográficos el fútbol y las Bellas Artes nunca se han entendido demasiado bien.
Hasta hace poco apenas tenía amigos pintores con quien ver partidos, ahora hay artistas jóvenes que discuten de fútbol y les gusta. Con Philipe Parreno, que hizo la famosa película sobre Zidane, aunque sea madridista, veo algunos. Es buen aficionado. Otros muchos odian el fútbol, más incluso que los toros, nunca he entendido el argumento pero no me apetece discutirlo.

Nunca ha sido tema para su obra.
He pintado alguna vez. Hice exvotos con el 0-5, y otra cosilla para pagar una deuda y con mi hija dibujamos un campo de fútbol. Del juego me gusta el movimiento pero nunca he visto grandes cuadros. ¿Sabes quién lo intentó? El pintor francés De Staël, con esos brochazos que parecía untar con la espátula como mantequilla sobre pan. Le llevaron a ver un partido y le gustó.

El artista vasco Chillida fue portero de la Real Sociedad. Lesionado de gravedad dicen que nunca pudo volver a un estadio como espectador porque no soportaba escuchar el sonido del balón y no poder tocarlo. Chillida también declaró que por esa prematura retirada se convirtió en escultor porque si no, hubiera terminado siendo entrenador. Miquel regatea con habilidad el asunto.
Bueno, otro gran artista que no llegó fue Julio Iglesias, ¡qué desgracia no haber tenido en la selección un portero tan bueno! (carcajada general)

Paradójicamente hay otros jugadores a los que el fútbol parece no gustarles.
Es curioso, también hay pintores a los que no les gustaba nada pintar, Velázquez por ejemplo. Era un intelectual, muy ambicioso, su modelo era Rubens que era un príncipe, su obsesión era prosperar para salir de la pintura, la de pintor era una profesión poco considerada. Velázquez consiguió que lo nombraran caballero de la Orden de Santiago, un título nobiliario de mucho prestigio. Estuvieron años investigando sobre su vida y sus antepasados hasta que lo logró.

«Guardiola era un caso particular, delgadito y enclenque, o Garrincha que era cojo. Con la pintura pasa igual, si uno tiembla, adaptas el tembleque a tu forma de pintar y haces de eso un estilo.»

En aquella España era muy difícil dar ese salto a la Corte. Velázquez, que es probablemente el mejor pintor de la historia en términos absolutos, lo logró. De él no queda ni un dibujo, nunca se deleitaba, no se ensucia como Picasso, no da ni una pincelada de más. Siempre he pensado que no le gustaba pintar. Entre los futbolistas también hay casos, la mayoría no saben por qué son buenos, no son capaces de analizarse, algunos cuando lo descubren, eso les paraliza. A veces la inteligencia parece un enemigo del futbolista. Guardiola era un caso particular, delgadito y enclenque, o Garrincha que era cojo. Con la pintura pasa igual, si uno tiembla, adaptas el tembleque a tu forma de pintar y haces de eso un estilo.

¿Deja de hacer algo por seguir un partido?
Sí, no voy a decir qué, pero sí. En Mali era difícil hasta sintonizar la onda corta, pero intentaba escucharlos. Con Isaki Lacuesta, cuando rodamos el largometraje ‘Los pasos dobles’ un día nos pusimos a ver un partido del Barça. Cuando marcaban gol invitábamos a cerveza a toda la gente, se corrió la voz y claro, llegaron a reunirse más de 400 personas. Pero me he perdido muchos partidos, cuando estuve en el Himalaya por ejemplo, allí nadie sabe quién es Messi, eso es muy saludable. Pero he pintado muchas veces escuchando fútbol por la radio.

La tecnología aplicada al juego también le interesa, a su manera, claro.
Me parece que los partidos están muy mal retransmitidos, lo interesante sucede fuera del campo de cámara, donde no está la pelota, me gustaría que los filmara Antonioni. Si has jugado al fútbol lo sabes, parece que los partidos los realiza gente que sabe cómo se aparean las gacelas pero poco del juego. De qué sirve repetir tres veces un remate si no ves cómo se ha creado la jugada. Eso es lo bueno de ir al estadio. Y el ambiente.?

¿Le interesa la prensa deportiva, le divierte?
Nada, en absoluto. No la leo ni en los aviones que es gratis y donde no hay mucho que hacer. La prensa normal tampoco me gusta demasiado, pero la deportiva es lamentable. No hay nada bueno ahí.

Pero en el África que conoce son casi todos más del Barça o del Madrid.
Ahora del Barça, es normal. Llevan muchos años ganando. Pero si el Madrid ganara durante 10 años seguidos se harían madridistas. Yo en mi pueblo de Mali regalé toda la equipación del Barça a los chicos, pero les duró poco, con esas piedras la ropa se rompe enseguida, además ellos la visten todo el día. Hace años que ya no puedo ir, pero lo echo mucho de menos. Es más que mi casa, tengo muchos amigos. Pero ahora un blanco allí es como un lingote de oro, como una trufa gigante, si unos chicos de quince años te secuestran piden por tu rescate 500 euros. Pero eso ha sucedido durante siglos, a Cervantes lo tuvieron cautivo en Orán. Pero lo jodido no es que no podamos ir, lo jodido es lo mal que están ellos, allí no encuentras medicamentos contra el paludismo pero es fácil conseguir un Kalashnikov, Marlboro o Coca-Cola. El futbol es un paréntesis, pero la realidad es esa...no sé si es buena idea acabar con una frase tan oscura, pero ya lo arreglarás tu luego.

¡Como no cerrar la entrevista con semejante frase!. El whisky se terminó y Miquel marchó con su elegante hija a cenar comida japonesa, dejando por el camino frases que denotaban que Madrid, exceptuando algunas salas del Museo del Prado, no es lugar del gusto de Barceló, difícil ciudad para un culé tan de libro.

*(entrevista publicada en nuestro número siete).