*Jaume Esteve.- No voy a descubrir la sopa de ajo si digo que fueron numerosos los futbolistas que, durante los años noventa, dedicaban los ratos de ocio en las concentraciones a jugar al PC Fútbol. Iniesta, Valdés, Luis Enrique, Piqué, Míchel, Laudrup, Quique Sánchez Flores… Hasta Rafa Benítez tiró del videojuego de Dinamic Multimedia cuando entrenaba al Real Madrid B porque le permitía tomar notas de sus jugadores y mostrarles las tácticas en pantalla para que sus pupilos asimilaran mejor los conceptos. El primer PC Fútbol apareció en la temporada 93-94 pero cuando la versión 6.0 llegó a las tiendas, en los primeros días de 1998, se había convertido en un fenómeno social en España, capaz de vender 600.000 copias. El pequeño grupo de programadores, grafistas y periodistas encargados de dar forma, año a año, a PC Fútbol, se había ganado un hueco en el corazón de los jugones, de los futboleros y de los profesionales del balón. Y en aquella edición 6.0, un jugador que comenzaba a destacar en el Real Madrid se asomó a las páginas de la revista que se vendía con cada ejemplar del videojuego en los quioscos de todo el país: Víctor Sánchez del Amo.
El pequeño grupo de programadores, grafistas y periodistas encargados de dar forma, año a año, a PC Fútbol, se había ganado un hueco en el corazón de los jugones, de los futboleros y de los profesionales del balón
El periodista Alberto Adeva había trabajado en As y fue uno de los elegidos por el periodista Gaby Ruiz para elaborar una doble tarea: esta revista de corte futbolero, similar a un anuario de la Liga, y la base de datos de PC Fútbol, piedra sobre la que se cimentaba gran parte del juego. Porque sí, la media de los jugadores la decidía un equipo de periodistas deportivos. “Víctor le daba al PC Fútbol con su hermano pequeño”, recuerda Adeva. No era el primer futbolista en pasar por aquella mezcla de estudio y redacción, pero sí fue el único que se las ingenió para arreglar su yo virtual. “Le llevé a la oficina y se hizo unas fotos gratis, que salieron en la revista. Fue a mi ordenador y empezó a cambiarse los parámetros”. En ese momento, Víctor se indignó con el equipo de Dinamic Multimedia: “¡Joder, si yo tengo mejor tiro que Seedorf!” Y Víctor, como el que edita una plantilla en FIFA, Pro Evolution Soccer o Football Manager, decidió que su alter ego digital tenía que disparar mejor que Seedorf: “Estos valores me los voy a subir, que luego juego con mi hermano”, recuerda Alberto Adeva que le comentó. El periodista lo respetó, “más o menos”, aunque certifica que tuvo que bajarle alguno para que no se convirtiera en uno de los jugones de una plantilla en la que figuraban Raúl, Mijatovic o Redondo. El resultado final dejaba claro que alguna cosa había sucedido entre las ediciones 5.0 y 6.0 de PC Fútbol. El tiro de Seedorf había evolucionado de un 80 a un 82 mientras que el de Víctor aumentó catorce puntos: de 71 a 85.
VICIOS EN LA CONCENTRACIÓN
Víctor se hizo un hueco en aquella revista cuando PC Fútbol ya se había convertido en un fenómeno de masas. A las habituales versiones anuales, y las que se centraban en otras ligas (PC Calcio, PC Premier, PC Apertura y Clausura) se unió una dedicada a la selección española de cara a la Eurocopa del 96. En aquellos años, la selección tenía poco de la roja y mucho de fatalismo. Aquello no fue óbice para que Dinamic Multimedia se subiera al carro de los videojuegos centrados en los torneos de verano, y lo hizo por todo lo alto, con una presentación en el hotel de Leeds en el que se alojaba la selección y el aval de Javier Clemente. Más importante para el equipo de PC Fútbol fue el reconocimiento de los jugadores. Gaby Ruiz, embajador del título en la concentración, se topó con un viejo conocido, Míchel, que había protagonizado un juego para Dinamic a finales de los ochenta: “Descubrí que Míchel era un adicto a PC Fútbol. Iba a comentar el torneo para TVE y le imprimí toda la base de datos de la Eurocopa, un taco como de 300
folios, para que tuviera documentación de cada jugador para las retransmisiones”. Alberto Nadal, director comercial del estudio, también recuerda que organizaron una partida en un
ordenador portátil con Luis Enrique en pleno hall del hotel.
“Descubrí que Míchel era un adicto a PC Fútbol. Iba a comentar el torneo para TVE y le imprimí toda la base de datos de la Eurocopa, un taco como de 300 folios, para que tuviera documentación de cada jugador para las retransmisiones”
OBSESIÓN
El caso de Víctor puede ser único, pero no deja de ser significativo que el ex técnico del Deportivo de la Coruña comparta vivencias en PC Fútbol con otro buen puñado de jugadores. Futbolistas de una generación que cambiaron el terreno de juego por los banquillos en cuanto colgaron las botas, pero que tuvieron en el título de Dinamic Multimedia un aula de entrenamiento previa. El periodista Elías Israel recuerda que Quique Sánchez Flores tenía un vicio bastante serio en su ordenador: “Veía todos los partidos”. Gaby Ruiz va más allá y recuerda que alguien le había confesado que la adicción de Quique era “enfermiza”. Esa variedad de opciones a la hora de echar un vistazo a los partidos era una decisión impuesta desde la propia dirección del juego. Carlos Abril, productor de las primeras seis versiones, lo recuerda: “Intentábamos eliminar todo tipo de barreras para que el usuario pudiera jugar a lo que quisiera. El director de la revista Nintendo Acción no quería saber nada del simulador. Mi profesor en la facultad me decía: ‘Juego con un amigo, hacemos nuestras alineaciones y nos ponemos el juego en visionado a 12 minutos. Nos quedamos mirándolo ahí, flipados. Nos tomamos una cervecita y descansamos’. Joder, 12 minutos viendo aquello, qué crueldad”, ríe.
ENGANCHADOS EN EL CAMPO Y EN LOS DESPLAZAMIENTOS
PC Fútbol no ha sido el único simulador balompédico que ha enganchado a jugadores de renombre. El caso de Football Manager es el más representativo de la actualidad. Lo prueban algunos futbolistas cazados, como Pogba, Griezmann o Cabaye en pleno Mundial de Brasil. PC Fútbol fue una piedra angular en el entretenimiento de los futbolistas de los noventa, todavía ajenos a la Play, y el espejo en el que se miraban aquellos que hoy pueblan los terrenos de juego. Una prueba de que el videojuego de fútbol puede ser algo más que bicicletas, espaldinhas y un aporrear constante de botones*
*artículo publicado en nuestro número 17.