Líbero.- Hace ya muchos años que el fútbol se ha convertido en un deporte de masas. Ahora vemos todos los partidos, los jugadores se han convertido en figuras mediáticas e incluso hacemos apuestas online para acertar los resultados. Pero hubo un tiempo en que esto no era así. Los futbolistas eran amateurs que tenían sus trabajos y, al tiempo, disfrutaban de su afición. Fue la época en que Ricardo Zamora se convirtió en la primera estrella del fútbol español.
Ricardo Zamora, el Divino
Nacido en Barcelona el 21 de enero de 1901, Zamora comenzó jugando en el Real Club Deportivo Español con tan solo 15 años. Pronto se le apodó el Divino por sus enormes cualidades como portero. En 1920, cuando jugaba en el Fútbol Club Barcelona, obtuvo la plata olímpica en los Juegos de Amberes con la selección española y, ya en la década de los treinta, convertido en figura mundial, fichó por el Real Madrid, con el que ganó dos ligas.
Pronto se le apodó el Divino por sus enormes cualidades como portero. En 1920, cuando jugaba en el Fútbol Club Barcelona, obtuvo la plata olímpica en los Juegos de Amberes con la selección española.
Se retiró en el Olympique Gymnaste Club de Niza, donde jugó durante la Guerra Civil española. Después, ejercería como entrenador en equipos como el Atlético Aviación, nombre que recibió tras la contienda el Atlético de Madrid, con el que también obtuvo dos ligas. Asimismo, entrenó al Celta y al Español, club de su vida. Incluso fue seleccionador nacional en 1952. Cuando murió en 1978, todavía estaba ligado al equipo perico.
Toda una estrella mediática
Pero lo más curioso de la trayectoria de Ricardo Zamora fue que se convirtió en toda una estrella para la sociedad, algo que entonces no era nada habitual entre los futbolistas. Tanta era su popularidad que llegó a protagonizar dos películas: Por fin se casa Zamora en 1926 y Campeones en 1942.
También fue objeto del primer gran traspaso de nuestro fútbol. En 1930, el Real Madrid pagó por él 100 000 pesetas al Español, un capital para la época. Por si ello fuera poco, Zamora se embolsó 50 000 en concepto de ficha y 3000 pesetas al mes como sueldo. De la importancia de estas cantidades nos da idea el hecho de que sus coetáneos decían que tenía sueldo de ministro.
En 1930, el Real Madrid pagó por él 100 000 pesetas al Español, un capital para la época. Por si ello fuera poco, Zamora se embolsó 50 000 en concepto de ficha y 3000 pesetas al mes como sueldo.
Curiosamente, Ricardo Zamora estaba destinado a la medicina, profesión de su padre. Pero dejó los estudios para dedicarse al fútbol. Ello le costó alguna discusión con su progenitor, quien pensaba que, con el deporte rey, no podía ganarse la vida. Sin embargo, el Divino se convirtió en una de las principales figuras mediáticas de la España de la época. Y, por supuesto, ganó mucho más dinero que si hubiese sido médico.
Cuando murió, le fue concedida la Medalla de Oro al Mérito Deportivo. Además, una plaza de Barcelona lleva su nombre. Está, como no podía ser de otro modo, en el barrio de Sarriá, donde jugaba el Real Club Deportivo Español.
En definitiva, fue Zamora la primera estrella de nuestro fútbol y también uno de los mejores porteros del mundo en su tiempo. •