Empecemos por Figueres, su ciudad natal, donde el niño fue creciendo al mismo ritmo que el club local, la Unió Esportiva Figueres, fundado en 1919. El excéntrico hijo del notario vivió de cerca el nacimiento del fútbol local porque los primeros partidos se jugaban frente a su colegio. Dalí escogió la posición de portero: “Jugué en el equipo de los Maristas de guardameta. Me compré una gorra, unos pantalones largos y unos guantes, con el objeto de parecerme a Ricardo Zamora, el ídolo de mi niñez. ¡Imagínese, hice hasta zamoranas! Sin embargo lo hice muy mal, lo mío es el arte. ¡Lo cósmico!”, recordaba en una entrevista el 12 de octubre de 1977 en Mundo Deportivo.
MIRAVITLLES» Su amigo futbolista del Figeres en 1921.
Como otros artistas que eligieron la portería, el adolescente Dalí también optó por la observación del juego desde el área. Su afición por el Figueres le permitió hacer amigos para toda la vida. A algunos los retrató como al político catalanista Jaume Maravitlles al que inmortalizó con la indumentaria blanquiazul del Figueras en dos cuadros de 1921 y que años más tarde formaría parte del reparto de ‘Un perro andaluz’ , la película que Dalí hizo en 1929 con Luis Buñuel. Los libros de su instituto también conservan garabatos de futbolistas pero aquella pasión deportiva se perdió durante décadas desde su mudanza a la Residencia de Estudiantes de Madrid en 1922.
No fue hasta 1968 cuando Dalí recobró interés por el deporte. Aquel año fue muy intenso para el artista. Cumplía 20 años desde su retorno a Cataluña, a su mítica casa de Port Lligat, y la España tardofranquista vio en el ampurdanés una extraordinaria herramienta de propaganda. Chupa Chups le pidió el diseño de su logotipo y un procurador franquista catalán con una gran visión política del deporte llamado Juan Antonio Samaranch le encargó un cuadro para la Olimpiada Cultural en México. Esa es la historia de ‘Un atleta cósmico’, el cuadro más importante de Dalí sobre un tema deportivo y que hoy preside las reuniones en el despacho del rey en La Zarzuela. En 1968 también entra a trabajar con Dalí y su mujer Gala, con la que firma sus obras, un asistente muy particular. Es el fotógrafo Enric Sabaté que además de hacer decenas de miles de fotografías del artista hace de chófer, secretario, jefe de prensa…. Sabaté fue además futbolista.*
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