Schuster: «No me fui al Madrid para joder al Barça ni al Atleti para joder al Madrid»

Pocos jugadores pueden presumir de haber jugado en Barça, Atlético de Madrid y Real Madrid. Un gol al Madrid marcó su etapa en el Calderón mientras que en la entidad de Chamartín y en el Camp Nou su legado tampoco se olvida.

*Marcos López.- Es difícil que Bernardo Schuster (Augsburgo 1959), ‘el alemán’, como se refiere a sí mismo en tercera persona, reconozca un error del pasado. Genio, orgullo, carácter y liderazgo marcaron su carrera de jugador en la que fue durante varios años de la década de 1980 el mejor centrocampista de Europa. Pero la renuncia a la selección alemana de su generación, la campeona en 1990, pesa demasiado como para no arrepentirse. Es casi el único momento que cambiaría de su trayectoria. Ni siquiera cambiaría la huida del Sánchez Pizjuán con la final de la Copa de Europa en juego: “Terry (Venables) antepuso su ego al club. Quería ganar sin el alemán”. Sus experiencias en Barça, Atlético y Real Madrid merecen, y mucho, la pena.

Bernd Schuster:  "No me fui al Madrid para joder al Barça ni al Atleti para joder al Madrid. Son las cosas. El día que fiché por el Madrid fue por suerte porque tenía una oferta espectacular de la Juve. Me querían de sucesor de Platini y yo cumplía contrato. Era libre y negociaba. Negocié, y a raíz de un tema escolar para mis hijos no lo acepté. Y tenía un cheque en blanco pero no tenía un colegio alemán para mis hijos y no acepté. Y por eso me llamó Leo [Beenhakker]

M.L. Llegaste al Madrid con la Quinta en pleno apogeo más la vieja guardia… ¿Cómo era aquel equipo?
B.S. Perfecto. Me acogieron de una manera espectacular. Sin un pero. Empezando por Leo, que era el que me quería, hasta los jugadores. Me fui allí con sensación rara porque yo con Gallego me había llamado de todo en los partidos. Con Gallego, Camacho… Y de repente me encuentro con ellos compartiendo vestuario. Pensé: ‘Me van a poner…’ Y nada, muy bien, desde el primer día Emilio, Michel, Sanchís, Martín Vázquez y la vieja guarda. Noté una sensación diferente al Barcelona. Por eso son muy distintos. En todo. Más ambiente en el vestuario, más unión equipo club, mucha cercanía. Mendoza y FernándezTrigo, que era el que mandaba. Mendoza era más de las comiditas, las barbacoas, pero la disciplina la llevaba Trigo.


M.L. Un equipo que necesitaba un centrocampista como Schuster aunque había estado Jankovic y estaba Gallego. Hubo críticas a que acaparabas el juego.
B.S. Uno que me criticó mucho fue Valdano porque decía que el fútbol iba a ser más lento por mi culpa. Pero te puedes imaginar lo que me importaba. Pasaba olímpicamente. Fuimos a Holanda la pretemporada y me tocó en la habitación con Ricardo Gallego. Cuando lo supe fui todo el pasillo pensando en lo que me iba a esperar. Y fue increíble, lo pasé pipa con él. No lo esperaba. Entré con muy bien pie al Madrid. Era la época de los tres extranjeros, fichamos después a Óscar Ruggeri.


M.L. La espinita fue la Champions con el 5-0 del Milan.
B.S. Noté un poco el shock del año anterior de caer en semifinales sin perder en toda la competición. Eso fue un golpazo tremendo. En cuartos cayó otra vez el PSV. Hicimos la revancha, les echamos. Y luego el Milan con Rijkaard y Ancelotti en el centro. Nos ganaron por un tema mental. Yo antes del partido tenía sensación de que nos iban a meter. Llegamos con 1-1, con la mala suerte del gol de Van Basten en la ida, pero desde la preparación fue clave el tema mental. No estábamos a la altura. Técnica y físicamente sí. Hicimos el doblete… pero el tema mental no


M.L. Sacchi le pegó un repaso a Leo.
B.S. Bueno, a todos nosotros. Los entrenadores compiten, pero a raíz del 1-0 de lejos de Ancelotti… No nos metieron siete u ocho porque se echaron para atrás.


M.L. ¿Le faltaba a la Quinta el carácter?
B.S. Parecía eso, que no aparecieron. Puede ser.


M.L. ¿Mendoza era tan vividor?
B.S. Quizá es el presidente con menos trato que he tenido. Sólo los buenos días. Su trato era para los niños de la quinta que los trató de maravilla. No fue ningún problema. No pasa nada, pero era un hombre que vivía más ser el presidente. Detrás había otra persona que ponía las reglas.


M.L. Fernández Trigo era el gran desconocido.
B.S. Como José Ángel Sánchez ahora. La gente no sabe quién es pero maneja el club. Fernández Trigo me llamó al despacho y me dijo: ‘Tienes que venir que tenemos un problema contigo. Me han comentado que has dejado de firmar autógrafos a unos niños’. Yo, en esa época, también en Barcelona, era una persona que si me tocaba el buen día firmaba 30.000, pero como me tocara el día feo, yo mandaba a tomar por culo… era muy borde en eso. Y jamás en Barcelona nadie me dijo algo de esto. Trigo me dijo: ‘Si quieres estar el Madrid, estás obligado a firmar los autógrafos que sea. Y desde ese momento firmo a todo el mundo. Hoy, puedo decir que no he dejado a una persona que me ha pedido algo... Aunque sea en el culo. Eso era Fernández Trigo. Y a mí me encantaba eso porque a veces nosotros, las grandes estrellas parecemos dioses, pero hacemos muchas tonterías. Muchas cosas que no son correctas y necesitas una persona al lado. Por eso decía que necesitaba una persona que me guiara un poquito. Y aquí en el Madrid, en el propio club había uno. Era el complemento idóneo.


M.L. ¿Cómo era Jesús Gil?

B.S. Una persona imprevisible. Un tío con un corazón enorme. Como necesitaras algo no tardaba nada. Por otro lado tenía una exigencia por cómo veía el fútbol y el club. Luchar, correr y sudar. Luego puedes hacer lo que quieras. Puedes perder un partido, no pasa nada. ¿El Atleti tiene esa fama no? De club trabajador de gente que quiere ver que tú, con lo que ganas, tienes que sudar. Y como viera que no era así, ponía una reunión de un minuto a otro. Esas reuniones, para que veas como es Jesús Gil, eran en una mesa larga de reuniones, para 30 o 40 personas. Y los 20 estábamos atrás, las primeras 10 sillas vacías. Como empezara tal y tal y tal… se quitaba la chaqueta que cabían 3 jugadores… Pero no nos reíamos. Le teníamos un respeto total, por eso nos sentábamos atrás. En 15 minutos nos dejaba bien claro qué es el Atleti y ya está. Por su presencia y atrevimiento en meterse con todo el mundo, te asusta. Este nos mata, pensábamos. Pero he conocido a su familia, hasta llegar a montar a su Imperioso que sabía español…su finca de fines de semana con mis hijas montando a caballo, una amistad…hasta hoy.


M.L. La imagen tuya del Atleti es ese gol de falta.
B.S. Ahora te para cualquier atlético por la calle, y te dicen…ese gol…

*entrevista completa en nuestro número cinco.

Bernd Schuster: Final de la Copa de Europa de 1986 from Líbero on Vimeo.