'Segundas partes', por Javier Aznar

Soy un romántico y tal vez por eso sí me gusta seguir creyendo en las segundas oportunidades en la vida, en el cine y, por supuesto, en el fútbol. ¿Por qué siempre esa resistencia a que vuelva un entrenador que en su día triunfó con nuestro equipo? ¿Por qué levantamos una ceja cuando un jugador regresa al club al cabo de poco tiempo tras haberse marchado a un rival?

Javier Aznar.- Si algo he detestado siempre es la gente que se refugia en una frase hecha para blindar sus argumentos en un debate. Me molesta porque además suelen tener razón, lo cual lo hace todo doblemente frustrante. Una de las frases que más me repatea que me repitan es la que reza “Segundas partes nunca fueron buenas” (y tengo un amigo que siempre se apresura a apostillar “salvo Terminator 2”). Y odio cuando encima aciertan hablando de fútbol. Pero supongo, pagándoles con la misma moneda, que hasta un reloj averiado marca bien la hora dos veces al día (aunque seguro que alguno te dirá que la segunda vez nunca es tan especial como la primera).

Soy un romántico y tal vez por eso sí me gusta seguir creyendo en las segundas oportunidades en la vida, en el cine y, por supuesto, en el fútbol. ¿Por qué siempre esa resistencia a que vuelva un entrenador que en su día triunfó con nuestro equipo? ¿Por qué levantamos una ceja cuando un jugador regresa al club al cabo de poco tiempo tras haberse marchado a un rival? Siempre parecen estar bajo sospecha este tipo de movimientos. Como si cayera una maldición sobre ellos.

ANCELOTTI» Ilustración de Asis Percales.

La primera vez que escuché esa frase de las segundas partes aplicada al fútbol recuerdo que fue tras la vuelta de Juan Eduardo Esnáider al Real Madrid tras su paso triunfal por aquel Zaragoza de la Recopa. Yo estaba ilusionado con su fichaje, pero alguien me soltó aquella frase lapidaria y me cayó encima como una losa. Efectivamente, aquello no terminó de funcionar y yo ya temía que se convirtiera en una máxima contra la que no se podía luchar, como lo de la tostada cayendo siempre por el lado de la mantequilla. Otros regresos no demasiado exitosos (Stoichkov, Maradona, Martín Vázquez, De la Peña) no ayudaron a desmentir aquella leyenda negra. ¿Y si era cierto eso de que regresar al lugar donde fuiste feliz era siempre un error?

Que en el fútbol todavía cabe algo de memoria, de sentimientos y de una cierta irracionalidad. Porque hay jugadores que viven más preocupados de preservar su legado y de dejar una página bonita en wikipedia que de hacer lo que les gustaría de verdad hacer: volver.

Creo que por eso tendrán mi eterna simpatía los jugadores y los entrenadores que se atreven a lo más difícil: a luchar contra su propio recuerdo (que en ocasiones puede llegar a rozar lo mitológico por parte de la afición). No albergo la esperanza de que superen la primera etapa. Ni siquiera aspiro a que se considere una buena idea. A veces me basta con la ilusión de sentir que hay caminos que se vuelven a cruzar cuando ya se habían perdido. Que en el fútbol todavía cabe algo de memoria, de sentimientos y de una cierta irracionalidad. Porque hay jugadores que viven más preocupados de preservar su legado y de dejar una página bonita en wikipedia que de hacer lo que les gustaría de verdad hacer: volver. 

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