Canales se confiesa obsesivo del fútbol, que vive como su ocupación las 24 horas del día, pero se deja distraer por sus obligaciones como padre de tres hijos. El ídolo adolescente es hoy un papá disfrutón.
Como muchos cántabros antes que él, Canales busca hoy fortuna y gloria en México. Afirma estar a gusto allí, pero deja bien claro que el motivo fundamental que le ha llevado a jugar en Rayados de Monterrey es la posibilidad de ganar más: Sergio Canales quiere ser campeón. Y una liga como el campeonato mexicano, donde él es la estrella indiscutible, parece el lugar ideal para levantar títulos.
¿Cómo es tu día a día en México?
Estamos encantados, tanto yo como mi familia, viviendo una experiencia increíble. Madrugo mucho porque entramos muy pronto al club para evitar el calor. De hecho no me da tiempo a llevar a los niños al cole, aunque les voy a buscar por la tarde, después de entrenar. Por las tardes también saco un rato para hacer un entrenamiento, como hacía en España. Somos amantes de la cultura mexicana desde siempre, de hecho mi hija pequeña se llama Frida por Frida Kahlo, antes de saber que íbamos a venir a México. La gente aquí es muy educada y siempre quiere ayudar a los demás.
Hablando de ritmo alto, cuando estabas en el Racing se habló de ofertas de Inglaterra. ¿Qué clubes eran? ¿Nunca te ha interesado la Premier?
Me encanta el fútbol de la Premier y he tenido varias ocasiones de ir a jugar allí, pero no se ha dado. No cambiaría nada de mi carrera, me la tomo como un aprendizaje y estoy orgulloso de los sitios en los que he estado. Me dicen mucho lo de “si no te hubieras lesionado…”, ya, pero todo el mundo tiene sus circunstancias en su trabajo y en su día a día, y no te puedes pasar la vida pensando en lo que podía haber sido.
Hablemos de lo que sí has hecho. Como cántabro, has podido jugar con Munitis y que te entrenase Quique Setién… ¿Quién era tu ídolo cuando eras pequeño?
Para mí Pedro es un referente, pasó por el Racing, Madrid y Dépor y a mí me enseñó muchísimo cuando coincidimos en sus últimos años de carrera. Pasados los años valoro mucho más que entonces el encontrarme a alguien con tanta pasión por lo que hace, que da el cien por cien en el día a día. Es un espejo increíble en el que mirarse.
Quique me enseñó muchísimo en el Betis, y en parte voy allí porque durante mi última temporada en la Real Sociedad hablaba mucho con él. Llegué a un equipo que jugaba un fútbol en el que me sentía muy identificado, con el estilo de ser protagonistas del juego. Fue una pena porque por detalles no hicimos una temporada histórica: caímos en semifinales de Copa por errores nuestros, y no entramos en Europa League o en Champions por un final de temporada con muchas lesiones. Con un poco de suerte hubiésemos hecho un año increíble.*
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