¿Tiene algo que decir el cambio climático con el fútbol?

Un estadio europeo consume de media tanta energía al año como 2.500 familias. Es solo uno de los innumerables ejemplos de derroche ecológico que denuncia el catedrático de Biología de la Universidad de Murcia, José M. López Nicolás.

José M. López Nicolás 

Ilustración Denís Galocha

El fútbol no puede mantenerse de brazos cruzados ante la grave emergencia climática por la que está pasando nuestro planeta. Debe combatirla a través de cuatro aspectos claves que relacionan el deporte rey con el medio ambiente: un empleo óptimo del agua, una adecuada gestión de los residuos, una reducción al máximo de la huella de carbono y una optimización del consumo energético. El agua se está convirtiendo en un bien escaso. Un riego corto antes de un partido deja aproximadamente medio litro de agua por metro cuadrado. Uno largo puede alcanzar hasta los 10 litros por metro cuadrado. Por ello cualquier medida que favorezca la reutilización del agua es bienvenida. Hay equipos, como es el caso del CD Numancia, que usan agua de lluvia para mantener el césped en perfectas condiciones. Otros como el Real Betis Balompié aprovechan el agua con el que se duchan los jugadores para regar el campo. Sigamos hablando de agua. Como todos ustedes conocen nuestros mares cada vez están más contaminados por todo tipo de residuos.

¿Saben que hay equipos como el Deportivo de La Coruña que usan estos residuos para fabricar camisetas, pantalones y medias? 

¿Saben que hay equipos como el Deportivo de La Coruña que usan estos residuos para fabricar camisetas, pantalones y medias? Otro factor que reduce el uso de agua es el uso cada vez más frecuente en los estadios del césped híbrido, compuesto por un 96% de material natural y un 4% de sintético. ¿Y qué me dicen del gasto energético? Un estadio de un equipo de fútbol europeo consume una media de 8 millones de kW/hora al año, el gasto equivalente a 2.500 familias. En una final de la Copa del Rey se consumen hasta 3 millones de Kw/h, lo equivalente a 1.110 toneladas de CO2. Hay que intentar frenar este disparate ecológico. La reducción de la huella de carbono, un indicador ambiental que pretende reflejar la totalidad de gases de efecto invernadero emitidos, se ha convertido en uno de los grandes objetivos en la lucha contra el cambio climático. ¿Y qué tiene esto que ver con el deporte rey? Mucho. A lo largo de la temporada los equipos de fútbol suman miles de kilómetros en sus desplazamientos. En dichos viajes las emisiones de CO2 son muy significativas y una forma de reducirlas es mediante el uso de vehículos eléctricos o transporte público cada vez que sea posible.

A lo largo de la temporada los equipos de fútbol suman miles de kilómetros en sus desplazamientos. En dichos viajes las emisiones de CO2 son muy significativas y una forma de reducirlas es mediante el uso de vehículos eléctricos o transporte público cada vez que sea posible.

Ya hay varios equipos que apuestan por la electrificación del transporte como eje principal para reducir emisiones y hacer frente al cambio climático. Una buena elección de alimentos también puede impactar positivamente en el medioambiente. Clubes como el Villarreal CF han apostado por el uso de alimentos de proximidad o de kilómetro cero para reducir las emisiones derivadas del transporte. El Betis anunció en 2019 su adhesión al proyecto Neutralidad Climática Ahora de la ONU. La nueva Ciudad Deportiva del club verdiblanco dispondrá de generadores de energía renovables, sistemas avanzados de recogida y tratamiento de residuos y sistemas energéticos eficientes. Una gran noticia llegó de Bilbao no hace muchas fechas. San Mamés fue el primer campo en todo Europa en conseguir la certificación de edificio sostenible LEED (Leadership in Energy and Environmental Design) que mide el grado de sostenibilidad de los edificios en base a las categorías de integración en la parcela, ahorro de energía y agua, uso de materiales de bajo impacto ambiental, calidad del ambiente interior e innovación y diseño. También hay medidas muy simples que pueden ayudar a mitigar el cambio climático.

Una gran noticia llegó de Bilbao no hace muchas fechas. San Mamés fue el primer campo en todo Europa en conseguir la certificación de edificio sostenible LEED (Leadership in Energy and Environmental Design) 

Se estima que durante un solo partido la afición puede llegar a generar entre 5 y 10 toneladas de basura. ¿Podría reutilizarse esta basura con fines ecológicos? Sí. Un sencillo ejemplo es la colocación en los estadios del mayor número de papeleras y contenedores destinados a recoger todo tipo de material orgánico e inorgánico. El CD Leganés impulsó en 2018 una campaña en ese sentido aumentando colocando gran cantidad de bolsas y contenedores amarillos, azules y verdes para que el público arroje plástico, papel y vidrio. El resultado fue un significativo descenso en la generación de residuos y una mayor separación de los mismos por categorías. Incluso hay equipos como la Real Sociedad que reciclan pipas para abonar el campo o como el Racing de Santander que reutiliza vidrio para producir pintura con la que pintar las sillas del Sardinero. Maravilloso.

 Estimados lectores de Líbero, el fútbol tiene mucho que decir en la batalla contra el cambio climático. Les he mostrado que son muchas las medidas que se están adoptando para ayudar a paliar la grave situación medioambiental en la que estamos sumergidos. Sigamos este camino y, sobre todo, aprovechemos el grandísimo eco mediático del deporte rey para fomentar la educación medioambiental entre los millones de aficionados al fútbol. Es nuestra obligación como habitantes del Planeta Tierra. •