Totti: «No puedo disfrutar de Roma. El Coliseo lo he visto hace 3 años. Es surrealista»

En la historia del fútbol se cuentan con los dedos de la mano los jugadores que realmente se merezcan el adjetivo de mítico. Francesco Totti es un mito. Pasó 25 años vistiendo una sola camiseta, la de su ciudad, la de su equipo. Y se convirtió en el rey.

Diego Barcala

Foto y vídeo Lino Escurís

*Desde la calle hay que pasar dos vías de acceso para entrar en el jardín de la casa de Totti. El taxista, sin cruzar una palabra durante un recorrido en el que preferimos obviar el destinatario, al final suelta un afectuoso y respetuoso: “Saluda al capitán”. Lo hace casi con arrogancia e indiferencia al mismo tiempo. Muy romano. Antes de acceder a la sala donde espera el 10, el jardín se descubre infinito, casi parece el de una comunidad de vecinos entera. La humedad sofocante, mezclada con frío y lluvia, otorga a la atmósfera ínfulas misteriosas. Dentro, en la sala, hay tres sillas de mimbre y, servida en bandeja color plata, una botella de agua con gas y tres vasos. “¿Queréis un café?”, pregunta Francesco, que rápidamente inicia un debate futbolístico sobre la diferencia de intensidad, de ritmo respecto a Italia, que hay en un Real Madrid-Barcelona.

Su barrio es, en realidad, una mini colina que se levanta ligeramente en la zona EUR de Roma. En el sur, como la curva Sud. A medio camino entre Trigoria, la ciudad deportiva 'giallorossa', y el mar. Y no demasiado lejos de Tor Di Valle, donde en teoría debía de haberse ya construido el nuevo estadio si no fuera porque muchos constructores y políticos están envueltos en un enjambre de corrupción y presunta especulación inmobiliaria. Esa parte de la ciudad la mandó construir Mussolini, inspirándose en la pintura metafísica de Giorgio De Chirico, para la Exposición Universal de 1942, frenada por las bombas. Totti, desde casa, tiene una panorámica de todo ese amasijo de arquitectura racionalista que ayudó a la urbe a expandirse hacia Ostia. Mientras vuelve a insistir con lo del café, se prepara para dos horas intensas de entrevista. Un recorrido por la vida de un hombre humilde, único y exclusivo a nivel deportivo, que desea detener el tiempo para seguir estando atrapado en él. Tras cerrar la puerta transparente para tener temperatura ambiente y evitar que el perro Diego pueda molestar; tienen vacía la piscina para que no se lance; reclama una mirada de aprobación para ver si se puede sentar.

Luego se coloca los pantalones de pinza grises y se sube ligeramente los calcetines negros. Lleva deportivas y jersey del mismo color. Muy informal. Con un físico aún esculpido por Miguel Ángel y un tren inferior que recuerda al de Agüero. Totti, como reivindica constantemente, es también un ser humano aunque a veces no lo parezca o no viva como tal. 25 temporadas en un mismo club, 786 partidos y 307 goles (250 sólo en Serie A; por delante está solo Silvio Piola con 290) han tenido mucho que ver. Es Alberto Sordi en el cine y Antonello Venditti en la música. Es incluso más importante que el Papa. No es un mito, un condottiero o un referente. Es uno más. Uno de los nuestros. Es en esa cercanía, que puede parecer frágil al demandar amor carnal, donde se encuentra su mayor fuerza.

*Reproducimos a continuación dos vídeos (dentro de nuestro canal de YouTube) que resumen el contenido de la entrevista a Totti. En nuestro nuevo número puedes leer la entrevista al completo. Toda la información aquí.