*Reproducimos íntegro el extracto en el que Francesco Totti habla sobre Antonio Cassano y sus años en la Roma
Hablabas de Cassano. Antonio merece un capítulo especial en tu vida deportiva y personal. Cuando llegó de Bari te lo llevaste a vivir a tu casa, con tus padres. ¿Qué persona es? Fue el primer fichaje de la Roma post scudetto, el último en liras.
Es un hermano menor. Vino a Roma por mí, porque dijo que yo era su ídolo. Estaba la Juve, que lo quería, pero él eligió la Roma. Quería jugar conmigo, estaba enamorado de mi fútbol. No tuvo una infancia fácil, así que cuando llegó a Roma me lo llevé a casa con mis padres. Cassano es bueno, honesto, un tipo alegre, aunque a veces se metía en algún follón. Fíjate en su etapa en Madrid. Intenté criarlo como yo sabía, porque técnicamente no hacía falta. Él era sin duda uno de los mejores del mundo. Técnicamente el mejor, quizás. Diferente. Tenía una fuerza física también enorme. Me encontré de maravilla a su lado. Recuerdo que Capello jugaba sin puntas natos, nos ponía a los dos arriba, en continuo movimiento. Hacíamos tres o cuatro goles por partido. Ese campeonato lo perdimos desgraciadamente, pero la gente se enamoró de nuestra forma de jugar.
Vídeo - Lino Escurís
¿Conseguiste criarlo como habrías querido?
Ni sí ni no. Era una persona muy cambiante, fácilmente influenciable. Discutimos, estuvimos meses sin hablarnos incluso.
Tu inteligencia y sensibilidad te ayudó a conocerle de verdad, para empatizar. No fue fácil, imagino. ¡Cassano se reía de sus propios compañeros!
No les tomaba el pelo. Les masacraba directamente, que es algo diferente.
Peor todavía.
Salvo a mí, Batistuta o Samuel, a los demás los masacraba. Zebina, Delvecchio, Tommasi… Cuando ellos fallaban un pase les decía: “Sei un pippone” (Eres un paquete). “Vete a trabajar en la farmacia”. Te hacía comprender qué personalidad tenía. Él era joven y se encaraba con gente de 30 años. Es cierto que se equivocaba, porque hay que respetar siempre… pero le conocíamos y ya sabíamos cómo era. Lo aceptábamos simplemente. A veces era incluso exagerado, porque no tenía límites, filtros, frenos. Cuando comenzaba no terminaba.
¿También con Capello?
Claro que sí. Han discutido millones de veces. Se perseguían el uno al otro en medio del campo de entrenamiento. He visto escenas increíbles, pero Fabio le amaba porque sabía que era un fenómeno. Capello quería buenos jugadores, con carácter, y Cassano lo era.
En el Madrid siempre quiso jugadores talentosos, le gustaban Seedorf, Roberto Carlos y se convenció con Redondo.
A Fabio Capello le gustaba el talento.
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