Trashorras: «Mi fútbol es distinto, el de la calle, donde aprendí a jugar»

El excapitán del Rayo Vallecano, Roberto Trashorras, anunció su retirada en agosto de 2018. En Líbero pudimos explorar su manera particular de ver, sentir y amar el fútbol. Llegó a la Masía en los últimos años del Dream Team, rechazó una oferta de Boca Juniors y fue integrante de una generación de oro.

Antonio Moschella.- Es un miércoles ventoso de febrero en la Ciudad Deportiva del Rayo Vallecano y el plantel entrenado por Paco Jémez se dispone en la frontal para disparar a portería. Escorado y lejos del grupo, Roberto Trashorras (Rábade, Lugo 1981) se mueve hacia los vestuarios antes de la entrevista, que tendrá como escenario un bar en el mismo corazón del estadio de Vallecas. Mientras conduce su coche hacia el césped donde cada dos semanas reparte juego, fantasía y magia, el centrocampista empieza a repasar su carrera desde los inicios, respondiendo a las preguntas a través del retrovisor. Se nota que es una persona sencilla, que presta atención a la conversación, consciente en todo momento del mundo que le rodea. En el recorrido a la calle del Payaso Fofó, la primera pregunta al máximo pasador de la temporada pasada, es cotidiana.

Llegaste a la Masía del Barça en el 1995 con 14 años. ¿Cómo fue eso de pasar de un pueblo de Galicia a vivir cerca del Camp Nou?
Al principio fue complicado. Recuerdo que en la habitación éramos ocho y la compartía con gente como Puyol o Iniesta, que lo pasó muy mal al principio. Y un poco le entendía: tenía 11 años y para mí, que tenía 14, también era impactante, porque la antigua Masía estaba en plena Barcelona, y solo en el barrio había más habitantes que en todo mi pueblo. Además en aquella época no existían los móviles, solo había un teléfono, entonces ya te puedes imaginar la de colas que había para llamar a casa.

La Masía en tus tiempos tenía que ser algo parecido a la mili.
Era un tipo de vida muy estricto, tenías unos horarios que respetar. Además ibas a jugar a Barcelona y había muchos niños catalanes cuyos padres querían que jugaran ellos y no los de fuera. En algunos momentos me sentía solo porque mis padres no podían venir tan a menudo y al principio me costó conocer gente nueva aunque después sí que me hice amigos, entre ellos Carles Puyol. Aun así eso fue bueno para que me hiciera independiente, porque me decían dónde quedaba el colegio y yo me iba ahí en bus, entonces maduré enseguida como hombre antes que como jugador de fútbol.

» CAPITÁN Trashorras en el campo de Vallecas. Foto: Lino Escurís. 

Nada más empezar a jugar en el primer equipo del Barça ya tenías tu apodo, ‘Brujita’. ¿Cómo te sentó ser comparado con un fenómeno como Juan Sebastián Verón?
Fue el periodista Edu Polo el que me dio este apodo tanto por la manera de jugar parecida como por el pelo muy corto y el bajar un poco las medias. En este momento Verón era uno de los mejores centrocampistas del mundo y para mí fue un orgullo que se me comparara con él. Desgraciadamente nunca tuve la oportunidad de conocerlo pero sí que me hubiese gustado.

«Cuando empecé a subir al primer equipo del Barça me llegó una oferta de Boca Juniors. Hubiese podido encajar en Argentina, donde los jugadores no muy dotados físicamente, suelen dar la talla».

Y eso que tuviste la oportunidad de jugar en Boca, donde Verón empezó a destacar...
Cierto. Recuerdo que justo cuando empiezo a subir al primer equipo del Barça me llegó una oferta de Boca Juniors. Recuerdo que al final no llegamos a un acuerdo, también porque pensé que tenía margen para hacerlo bien aquí en España y sobre todo por la familia.

De hecho el tipo de juego que tenías entonces era muy argentino, muy de potrero.
Sí que lo era. Además en estos años destacaba también Riquelme con su fútbol lento pero habilidoso y de calidad. Talento puro, vamos. Es posible que hubiese podido encajar bien en el campeonato argentino, donde los jugadores como yo, tal vez no muy dotados físicamente, suelen dar la talla pensando antes las jugadas y aprovechando un tipo de talento más de cabeza que físico.

¿El fútbol es más instinto o es más trabajo?
Es distinto al de hace unos años. Últimamente el fútbol se ha comercializado mucho, físicamente los jugadores han evolucionado mucho. No sé si decirte si mejor o peor, pero hoy en día el fútbol es cada vez más profesional y quizás mi fútbol sea un poco más el fútbol de instinto, el de la calle, dónde aprendí a jugar.

Si tu fútbol es el de la calle, ¿es el Rayo tu selección?
Sin duda. Sobre todo el Rayo de Jémez. A mí me gusta el fútbol de barrio, de talento, que no es tan dirigido como en algunos equipos en los que los futbolistas parecen máquinas en vez de jugadores y se quita un poco esa improvisación que aquí tenemos en el Rayo.

Volvamos a tu pasado. Has jugado tanto en la Masía como en la cantera del Real Madrid. ¿Cuáles son las principales diferencias entre las dos principales escuelas de fútbol de España?
La Masía tiene una idea de fútbol mucho más marcada, porque ahí todas las categorías jugaban con el 4-3-3 de Cruyff, y su filosofía de no preocuparse por el resultado. Cruyff quería que aprendiéramos los mecanismos para poder rendir mejor una vez llegados al primer equipo. En el Madrid es más improvisado todo, pero sobre todo la diferencia es que el Barça los pone a jugar, mientras que en el Madrid, la mayoría de los buenos jugadores que salen finalmente se tienen que marchar.

«Quitarle la posesión al Barça fue una victoria moral muy grande, la gente a lo mejor pensará que estamos locos pero para el Rayo la posesión es algo muy importante».

Aun así ahora el Barça es un modelo de fútbol comercial, también en las categorías inferiores, con los fichajes de jóvenes extranjeros, y ya no se lanzan tantos canteranos. ¿Está cambiando la tendencia?
Es posible porque teniendo más dinero la tentación de fichar te impide fijarte tanto en lo que tienes en casa. Evidentemente los que vienen de fuera tienen que ser mucho mejores que los de casa. ¿Crees que la generación de 1987, es decir la de Messi, Piqué, Fábregas y Pedro, es irrepetible? Irrepetible no sé pero es una de las mejores. Mi generación era muy buena, luego llegó también la de Iniesta. Pero la del 87 también tuvo la suerte de coincidir con entrenadores del primer equipo que los ponían a jugar. En mi época por ejemplo los entrenadores, Van Gaal y Rexach, se fijaban un poquito más en lo de fuera y era más complicado. Guardiola rescató a Pedro y a Busquets teniendo mucha valentía y mira dónde están ahora.

Trashorras
» VALLECAS En el centro del campo que dominó. Foto: Lino Escurís.

Entonces lo que te faltó para deslumbrar en el Barça fue la confianzadel técnico. ¿O también te tapó un crack como Xavi?
No fue así porque cuando empecé a jugar con el Barça yo jugaba mucho más adelante, más como media punta y de hecho debuté como extremo. Entonces el que me tapó de verdad fue Ronaldinho. Y lógicamente entendí que escogieran a Ronaldinho en vez de Trashorras (ríe). Además Ronaldinho era el fichaje de Laporta, que acababa de llegar y quiso hacer una limpieza.

¿Tienes algún remordimiento en tu recorrido como futbolista?
Quizás cuando terminé contrato con el Barça en el verano de 2003 y me fui a la cantera del Real Madrid. En aquella ocasión tal vez hubiera sido mejor ir a un equipo de Primera y jugar. Tenía ofertas del Betis y del Valladolid y hubiera podido hacer mucha más carrera en Primera, en cambio volví a un filial y tal vez esto me hizo más retroceder que avanzar.

Ir a Soria después de haberte formado en el Barça y al haber estado en el Madrid tiene que haber sido duro…
Sin duda. Con todo el respeto para el Numancia creo que se trató de la etapa más dura de mi carrera. Después de haber estado cerca de tocar la élite de repente hubo un impasse en la que me quedé un poquito estancado. No era lo que me esperaba, sobre todo después de haber demostrado mis cualidades en el Castilla. Además jugué muy poco en Soria y fue entonces que llegó la propuesta de Las Palmas y tras hablar con mi mujer decidí aceptar y aproveché de aquellos dos años sabiendo que era mi última oportunidad.

Después llegó el Celta. ¿Qué es para un gallego de Lugo jugar en Balaídos?
Algo muy importante, sobre todo por el momento en que llegó. Venía de Las Palmas, donde hice muy bien. En Vigo querían ‘galiciar’ un poco más el Celta y para mí fue un orgullo.

Tu mujer también es gallega. ¿Qué papel ha tenido en el desarrollo de tu carrera?
Un papel fundamental. Me ha ayudado porque dejó todo, sus estudios y sus sueños. Su presencia fue clave sobre todo en Soria, en el año que jugué en el Numancia, cuando lo pasaba bastante mal y no jugaba mucho. Tomar la decisión de dejar todo para estar conmigo fue un riesgo y mucho de lo que soy como futbolista se lo debo a ella y al soporte que me dio en todo momento.

«Hago lo que me gusta y me pagan por ello. Yo conozco gente que ha estudiado y trabajado para formarse profesionalmente como arquitectos o abogados y acaban currando en un supermercado. Yo vivo de lo mío».

¿En qué has evolucionado desde tu debut hasta hoy?
En muchos aspectos. Antes era más vistoso y talentoso y quizás ahora he mejorado a nivel defensivo, soy más completo tácticamente y me he adaptado al rol de mediocentro que desarrollo ahora.

¿Te sientes un privilegiado?
Sí, lógicamente. Hago lo que me gusta y me pagan por ello. Yo conozco gente que ha estudiado y trabajado para formarse profesionalmente como arquitectos o abogados y acaban currando en un supermercado. Yo vivo de lo mío y, más allá de la cantidad de dinero que gane, soy consciente de ser un privilegiado.

El café con leche ya está frío y sigue ahí, en el mismo rincón de la mesa donde lo puso el camarero cuando empezó la charla. El entrevistado lo termina tomando con placer, porque lo bueno se aprecia en cualquier momento, aunque llegue tarde. Un poco como su carrera, cuyo sabor más intenso se percibió en sus últimos años, cuando él y el Rayo se convirtieron en una realidad romántica e inseparable que hoy se refleja en toda la gente que lo para mientras de mueve por el barrio.

 *entrevista realizada en 2016.