Diego Barcala.- Los derechos de autor son para perdedores”. Eso dice Banksy, el más popular artista callejero contemporáneo. Y paradójicamente el más cotizado con obras suyas arrancadas de los muros y vendidas por cientos de miles de euros por los codiciosos a los que tanto critica. Nosotros por si acaso, le hemos pedido permiso para publicar Copyright boy (2012), una de sus obras de estudio (no es de las callejeras) que expone en su web banksy. co.uk. Permiso concedido salvo para “portada o merchandising”, según responde su equipo. O él mismo, porque con el famoso activista, poco se sabe. Copyright boy refleja dos de los temas habituales de su obra. Los derechos de autor y la libertad.
Copyright boy refleja dos de los temas habituales de su obra. Los derechos de autor y la libertad.
Podríamos interpretar que el niño que pisa desafiante la pelota en forma de marca registrada podría denunciar el uso de pequeñas estrellas infantiles como mercancía en los clubes. O una queja al respecto de cómo el fútbol, ese ancla emocional con la infancia, se ha convertido en un simple negocio. En nuestro mail había una inocente petición de entrevista para el autor: “Banksy doesn’t take part in any interviews” [Banksy no participa en entrevistas]. Había que intentarlo. El profesor Paul Glough de la RMIT University de Australia cree que Banksy denuncia un uso “imprudente” de los derechos de autor por parte de una “industria del consumo que trata de establecer controles que restringen la libertad creativa”.
*La fachada de un edificio en el sur de Manhattan sorprendió a los neoyorquinos con la aparición de una de las imágenes más características del artista callejero: una rata que aparenta correr dentro de la esfera de un reloj en la pared.
Podría apuntar a una "rat race", lo que literalmente sería una carrera entre ratas, pero en sentido figurativo se refiere a una "rueda de hámster" o una lucha competitiva despiadada, informó la agencia de noticas DPA.
Glough es el autor de Banksy, The Bristol Legacy (Paperback 2012). “¿Y si Banksy dice que el niño golpea contra el cristal de las asustadas autoridades de las grandes corporaciones que tratan de controlar cómo ver el mundo?”, interpreta el experto en el grafitero. El fútbol ha aparecido alguna otra vez en sus obras. Dos niños aparecieron en Londres jugando con una señal que decía NO BALL GAMES. De Banksy se sabe que tiene 43 años, es de Bristol y juega de portero. “Un aceptable portero”, detalla Glough que enfatiza el apellido compartido con el mítico portero inglés Gordon Banks. En una de las pocas fotografías confirmadas de él aparece pintando un muro en Chiapas en 2001 en favor de la lucha indigenista. El pintor estaba de gira con el peculiar equipo Easton Cowboys and Cowgirls de Bristol. Una especie de escuadra benéfica que se define como anarquista, socialista, antiracista, antisexista y contra la homofobia. La foto se hizo pública en 2010 y el secretario del club, Will Simpson, confirmó a la prensa británica que Banksy viajó con ellos, que jugaba en los 90 en las pachangas y que era un “buen portero”. Conociendo las motivaciones anticapitalistas de Banksy, solo podía jugar en un club así. Banksy se expresa por sus obras, algún comunicado, algunas líneas en instagram y en el documental que estrenó en 2010 sobre la historia del artista callejero Mr Brainwash. Por tanto, es fácil despellejar sus contradicciones o lanzarse a la especulación.
Conociendo las motivaciones anticapitalistas de Banksy, solo podía jugar en un club así. Banksy se expresa por sus obras
Algunos denuncian que Banksy ha pasado por el aro del mercado del arte y vende sus obras como cualquier otro. Por el contrario Glough cree que “ha sido bastante fiel” a su premisa: “copyright is for loosers”: “Su formidable compañía Pest Control Office organiza sus negocios y la propiedad de sus obras. Él insiste en que su arte público es para todo el mundo”. Glough cree que estamos ante un “pintor serio, un gran cineasta y preclaro y retorcito comentarista de la actualidad que llega a millones de personas”. •
*La otra obra que sorprendió a los neoyorkinos es la manifestación por la libertad de la artista kurda Zehra Doğan, que fue encarcelada por una pintura que retrata cómo la ciudad turca de Nusaybin es atacada por las fuerzas de seguridad estatales.