Valderrama: «Quedamos marcados porque lo de Andrés fue una locura, por jugar al fútbol te matan»

Una leyenda del fútbol de América. El icono del fútbol colombiano recuerda las mejores etapas de su carrera y también los hechos traumáticos que marcaron a la mejor generación con la que ha contado Colombia hasta ahora.

*Pancho Cassis.- Colombia brilló en el Mundial de Brasil alcanzando el mejor resultado de su historia después de 16 años fuera de los mundiales. Desde que se terminó en 1998 la mejor generación del país. La que lideraba Carlos Valderrama (Santa Marta 1961), un mito del fútbol americano con todo tipo de récords y menciones de mérito. El Pibe recorrió medio mundo desplegando una categoría especial en el centro del campo de los equipos en los que jugó. Vive en Colombia y recibe a Líbero en el rodaje de una campaña benéfica. Uno de los proyectos con los que ocupa su vida de exestrella internacional del fútbol.

Empecemos por Valladolid. ¿Cómo fue aquel fichaje y que recuerdas de aquel año?
Fue un desafío porque yo había tenido ya la experiencia del Mundial de Italia, tres temporadas en Montpellier donde estuve contento y feliz y me salió la oportunidad gracias al profesor Maturana que ya había tenido una temporada anterior en Valladolid. Quería mejorar la temporada anterior en la que había quedado noveno que era un muy buen puesto para el Valladolid, pero quería mejorar el equipo. Se llevó al loco Higuita y al pibe Valderrama. Me convenció porque en realidad yo no me quería mover de Montpellier, estaba muy contento ahí, pero yo al profe siempre le caminé. Y lo tomé como un desafío. Fue una linda experiencia pero corta tanto para conocer el país como en el fútbol. El club tenía problemas económicos y el presidente se fue a mitad de temporada. Entonces no valió la pena, pero bueno me arriesgué y viví esa gran experiencia.

¿Qué recuerdas de ese año en España?
Aparte del fútbol fue todo muy bueno. Armamos un gran equipo con Onésimo, el Goyo, Caminero… un grupo de jugadores de calidad que se quebró en mitad del camino.

Tu generación se recuerda entre otras cosas por el liderazgo filósofico de Maturana. ¿Cómo eran sus métodos, sus charlas?
Las mejores charlas que tuve porque eran cortas. Un técnico tranquilo y preciso. Trabajaba toda la semana, entonces no tenía que decir gran cosa en la charla. No era de esos técnicos aburridores que entrenan toda la semana y luego encima dan una charla de dos horas. No, el profe no era así. Daba órdenes de marcar en los tiros de esquina, el córner a favor, los penaltis, tiros libres… era sencillo y uno lo copiaba rápido.

Coincidiste con Higuita. ¿Era entonces tan loco con el balón en los pies como se le recuerda para la historia del fútbol?
Le tenía mucha confianza. Jugué mucho tiempo con él en la selección colombiana. Era de los porteros más seguros, daba tranquilidad. Y cuando salía… con la selección no salía mucho, solo a jugar a 18 metros y salía. Pero me impactó por primera vez en Wembley, imaginaté tú. Contra Inglaterra, 0-0 y de repente salió y siguió, siguió… hasta que tiró un centro de gol. Y pensé si el loco lo hace porqué nosotros no. Era un gran motivador para el equipo. Yo estaba acostumbrado a verle salir en Nacional, pero a partir de la 18 la tiraba. Se fue sacando jugadores, pero era un arquero de mucha calidad.

Aquella generación llegó al Mundial de 1994 casi como la favorita. Eso decía la prensa. ¿Que pasó?
No le paramos bola a la prensa. Sabíamos que teníamos un gran equipo porque lo demostramos en las eliminatorias. Y después jugamos amistosos contra grandes equipos europeos y también les ganamos a todos. Con esa idea fuimos al Mundial. Nos merecíamos ese título de favoritos. ¿Qué pasó? Primer partido y perdimos. La gente no se esperaba eso porque íbamos con el título de favoritos. Pero es que el Mundial son tres partidos. Si ganas el primero tienes ventaja, pero si lo pierdes tienes toda la presión y a nosotros nos pegó duro. Después para recuperarnos y perdimos el segundo.

Ese Mundial queda en el recuerdo por el asesinato de Andrés Escobar.
Lo que le pasó a Andrés no le ha pasado a nadie en el mundo. Todo el mundo nos reconoce que fuimos la mejor selección de siempre del país, pero quedamos marcados porque lo de Andrés fue una locura, por jugar al fútbol te matan. En el fútbol puedes fallar un penalti, ganar, perder, empatar y uno termina su carrera pero la vida continúa. Andrés no. Andrés no está. Y nosotros sí estamos pero ya nos retiramos. El fútbol es el deporte que a uno le gusta, pero ya pasó. Pero Andrés no está. ¿Qué solución hay ahí? ¿Qué alternativa tenemos? Porque yo soy de las personas que en la vida digo, mientras estemos vivos, hay solución. Todo tiene solución. ¿Y si uno está jodido, está muerto, qué solución hay? Quedamos marcados.

¿Cómo se recuperaron de aquello?
A mí personalmente… Yo jugaba en el Atlético Junior y quedamos campeones en el 93 y me fui para el Mundial. Me habían nombrado el mejor jugador del campeonato de Colombia. Cuando volví después del Mundial a jugar con el Junior, en todas las partes que fui, me silbaban. En el único lugar que no me silbaban era en Barranquilla de local y en Pereira. Nunca se me olvidó. Esa fue la única ciudad en la que no me silbaron, pero en todas partes del mundo, me silbaban. “Hiiijo de puuuta, hiiiiijo de puuuta”, “¿Vendido!”. ¿Me explicó? Eso fue lo que nosotros vivimos.

El partido que define a ese equipo fue el del 0-5 a Argentina en el Monumental. ¿Cómo se consiguió aquello?
Esa es otra parte de la historia. La otra marca. Esta positiva. Meterle cinco a Argentina. Eso ha pasado una sola vez y esa la tenemos nosotros. Era un partido definitivo. El que ganaba, pasaba directo, el que perdía, a la repesca. A nosotros nos valía el empate. En los primeros 20 minutos Óscar Córdoba lo paró todo. Pero a partir de entonces empezamos a jugar y a tener el control. Recuerdo que faltaba un minuto para terminar el primer tiempo. Una jugada en la que llegó el balón a Fredy Rincón y pum, 1-0. Nos valía el empate, luego íbamos sobrados. Pero el equipo dijo, no. Estadio lleno, este equipo es difícil. Argentina tenía un equipazo. Y dijimos, vamos a asegurarlo que se nos puede complicar. Pero tuvimos la paciencia de esperar y salir. Porque ellos se abrieron a buscar el resultado. Y esperamos y 2-0 a los 15 minutos del segundo tiempo. Para nosotros era una ventaja de las buenas porque tocábamos la pelota. Y 3, 4, 5-0 y después vino el aplauso

¿Fue el mejor partido de tu carrera, el que mejor recuerdas?
Todos, pero hay dos que marcaron a nuestra selección. Primero, Alemania Colombia 1-1 que nos permitió el pase en el primer Mundial que jugamos nosotros, nuestra generación, el de 1990. Y después el 5-0. Cualquier persona que siga a la selección de Colombia te va a decir esos dos partidos por cómo jugamos y por el resultado. El único que no celebró el gol a Alemania fue un amigo mío que ahorró para ir al Mundial y cuando nos marcó Alemania se salió cabreado del estadio y cuando quiso volver al estadio ya habíamos marcado.

¿Es la generación actual de ese nivel?
Esta es buena. De hecho ya han marcado época porque en Brasil han sido los que más lejos han llegado. Pero ellos pueden llegar más lejos porque todavía son jóvenes, el equipo es el mismo y tienen la posibilidad de ir de nuevo al mundial. Nosotros fuimos al 90, 94 y 98. Ellos tienen la opción de ir a 2018 y no van a dejar pasar esta oportunidad.

En su último partido se cambió la camiseta con Beckham. ¿Dónde tiene esa camiseta?
Ahí la tengo. Para mí significa mucho porque fue el último. Y eso nunca se me va a olvidar. La guardo. Tengo unas cuantas y valen todas mucho. Ahora como entreno me las pongo todas. Antes solo las que habían sido mías y la de la selección pero ahora me pongo todas para entrenar. Y la gente: “Pibe te la compro”. Qué vas a comprar hombre… no tiene precio.

¿Es James el líder de la nueva selección? ¿El jugador en el que poder confiar?
Sí claro. Vivimos una época buena y desde el 98 estuvimos 16 años sin ir a un Mundial. Teníamos buenas selecciones y siempre decían que faltaba el número 10, el del pelo amarillo, el pibe… Llegó James y dijo aquí estoy yo. Ya nadie dice que falta el pibe. Llegó el pelado y jugando ta, ta, ta. Ahora nos preocupa otro, no el 10. Ha jugado en Europa sin problemas y tiene para jugar tres mundiales si quiere. Muerto de risa.

¿Y Pekerman? ¿Se parece a Maturana?
Lo trajeron para que nos llevar al mundial y lo hizo. Tenemos que estar agradecidos. ¿Qué mas queremos? Y ahora nos va a llevar a otro. Es un maestro. Lo demostró en la selección argentina juvenil y con los mayores en Alemania. Es un maestro y lo trajimos para eso. No lo trajimos para que hablara bonito.

Dinos tu versión del encuentro con Míchel.
Hubo sorpresa porque normalmente eso se hace mil veces lo que pasa es que nunca habían cogido a nadie. Y a nosotros nos tocó. Me puse a cubrir el primer palo normal y él también normal. Habían tirado como dos córners seguidos y no había pasado nada. Y cuando estoy así mirando, siento que pasa algo. La primera tocada, pic. Yo no le paré bola. La segunda, miré. Y a la tercera ya me emputé como digo yo. Y le contesto: qué te pasa a ti, que eres marica. Y empezamos a hablar pero seguí jugando normal y se terminó el partido y no pasó nada. De Madrid a Valladolid nos fuimos en bus. Y paramos a cenar. Y en esa época daban un programa deportivo a las 12 de la noche. Estaba yo sentado con el profesor Maturana. Ponen la televisión y ¿con qué abrieron el noticiero? con la agarrada de los huevos. La televisión… porque yo en el partido no le paré bola. Pero no es que pasó a la historia, todavía sigue. Cada vez que voy a España me dicen: “Valderrama que te coge Míchel”. (risas) Ese es el saludo.

¿Volviste a ver a Míchel?
Le volví a ver en un par de partidos de beneficencia pero nunca hablamos del tema, porque son cosas de partido.

¿Es la cosas más rara que te ha pasado en un partido?¿Qué recuerdas así de extraño?
Uy eso se queda guardado porque eso se llama código. Si uno se pusiera a contar lo que pasa en la cancha o en los camerinos… eso se queda ahí.