Vicente Del Bosque: «En la derrota ante Suiza en 2010 no buscamos culpables, ese era el objetivo»

Vicente Del Bosque atendió a Líbero pocos meses antes del que sería su último Mundial como seleccionador, la cita de Brasil en 2014. Repasa su carrera en su momento más exitoso pero recordando un camino que no fue nada fácil. La derrota ante Suiza en Sudáfrica pudo frustrarlo todo.

Fotografía Jerónimo Álvarez

*Diego Barcala y Óscar Abou-Kassem.- El paso del tiempo siempre ofrece una perspectiva más objetiva de lo vivido. Sin ser un entrenador resultadista Vicente Del Bosque (Salamanca, 1950) ya cuenta con el mejor palmarés que puede tener un director técnico. Todo bajo el método Molowny: reflexión, mano izquierda y tranquilidad. Eso pese a un nerviosismo que permanece oculto y que logra no transmitir. Del Bosque recibió a ‘Líbero’ en un tranquilo jardín junto al edificio en el que vive en el norte de Madrid. Era un sábado relajado y acababa de regresar de buscar en coche a sus sobrinos a la zona sur de la ciudad para una comida familiar. Pese a que le duele casi todo el cuerpo, “la cadera lo que menos”, afirma que todavía practica el pádel. Sentado en un banco de toda la vida se inicia una charla sobre una carrera marcada por un padre, un entrenador canario y una ciudad deportiva.

¿Cuándo se planteó que iba a ser futbolista?
Cuando empieza la aventura de Madrid. Estaba jugando en el Salamanca y me ficha el Madrid. Hasta entonces jugaba porque me gustaba, con los chavales del barrio. Si éramos dos pues uno contra uno, y si estaba solo pues contra la pared. Yo me divertía mucho jugando contra la pared. Ahora siempre lo digo, el tiempo es escaso para entrenar. Hay tres días a la semana, a lo sumo cuatro. Un alevín entrena dos días y el partido del fin de semana. Nosotros teníamos todo el día para estar con el balón. El mejor amigo era un balón. Daba toques con la cabeza, con la derecha con la izquierda. Lo digo porque algún niño estará ahora aburrido y con un balón te lo puedes pasar bien.

¿Cómo fue para un chico joven de Salamanca el traslado a Madrid?
Me dejaron aquí con el señor Malvo, que era el jefe de las categorías inferiores de fútbol. Mi padre vio que me dejaba en buenas manos y se quedó tranquilo. Cada dos meses escribía una carta. No es como ahora que están permanentemente en contacto. Más adelante llamaba cada dos días. Mi padre era un poco cabeza cuadrada, si llamaba a las 10 en lugar de las 9.45 me decía: “¿Por qué llamas tan tarde?”, pero no les dio reparo que decidiera ser futbolista. Ahora un chaval de 15 o 16 años ha viajado, yo no. Recuerdo que hasta los 13 o 14 años no conocía el mar. La primera vez que lo vi fue viajando con la Unión. Fuimos a ver un partido de una fase de ascenso a Avilés. Viendo a la Unión vi el mar por primera vez.

¿Iba al fútbol con su padre?
Mi padre era socio de la Unión y presumía de tener uno de los números de socio más antiguos del club. Se cabreaba cuando no le ascendían o se le colaba alguien en algún derecho por ser socio del club.

¿Está muy influenciado por su padre?
Supongo que como todos. Ahora no me puedo poner en los ojos de mi hijo para ciertas cosas. Ahora te tienes que adaptar a los nuevos tiempos. Me he pasado muchos años en las categorías inferiores del club y tienes que saber qué piensan ellos, los jóvenes.

Hace unos años, recibió junto a la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica un premio en Cáceres. Su padre estuvo tres años en un penal franquista.
Las cosas de la guerra civil creo que ya están superadas. A mi hermano y a mí no nos marcó pero a mis padres sí. Lo pasaron muy mal. Un chaval con 18 años por muchas ideas que tenga no tiene edad para que se lo lleven para adelante por ser de juventudes socialistas o lo que sea. Con 18 años...

El padre de Camacho era sindicalista.
Al final el Madrid es un club plural, no es de ricos ni de pobres. No es un club de la elite, igual que el Atleti. Hay mucha gente humilde que es del Madrid.

¿Cómo era el ritual que tenía su padre con la tumba de Unamuno el 1 de noviembre?
Nos llevaba una semana antes porque decía que el día de difuntos se había convertido en una fiesta por toda la gente que iba. Antes, los medios económicos no eran los de ahora y nuestros familiares estaban en tumbas de tierra sin lápidas y había que limpiarlos. Mi padre era un cabeza cuadrada. Todos los años nos contaba la misma historia de Unamuno que está enterrado con toda su familia en el mismo cementerio. Ahora cuando voy con mis hijos, que les gusta cada vez menos ir, les cuento a veces la historia de Unamuno que me contaba mi padre, pero ellos ya son más despegados.

¿Cómo era Santiago Bernabéu en el trato?
Tuve la suerte de conocerle diez años. Llegué en el 68 de chaval y él estaba muy preocupado por los chicos, por los padres y por dónde trabajaban o sus medios de vida. Era un hombre paternalista. Era un ejemplo al que mirábamos con mucho respeto. Fue muy humilde. No era rico, era más bien todo lo contrario. Era muy austero. Estaba rodeado de gente con mucho dinero, el único que no tenía dinero era él pero era el que mandaba. Era un guerrero. Fue todo en el Madrid: jugador, entrenador, directivo y presidente.

"Bernabéu era un ejemplo al que mirábamos con mucho respeto. Fue muy humilde. No era rico, era más bien todo lo contrario. Era muy austero. Estaba rodeado de gente con mucho dinero, el único que no tenía dinero era él pero era el que mandaba"

Para la gente que no le ha visto jugar, ¿Considera justo el apelativo de ‘cámara lenta Del Bosque’?
Sí, es verdad que era muy lento. Hoy en día se requiere un mayor nivel físico, pero considero que tiene mérito estar 11 años en el Madrid con mis condiciones físicas.

¿Se parecía jugando a Busquets?
No, Sergio es más rápido y más ágil. Y ve más rápido el balón y el juego, sólo necesita un toque. Como futbolistas tenemos en común que los dos pensamos mucho en el equipo. Lo mismo pasa con Xabi Alonso, los dos encarnan lo que supone un centrocampista completo, piensan en las necesidades del equipo, el inicio del juego, piensan en presionar más adelante, si sube un lateral o un central… son como entrenadores dentro del campo.

¿Las carencias desarrollan otras facultades?
Sí, pero yo venía de ser delantero centro. Hasta que fui cedido en el Córdoba era delantero, luego en el Madrid por mis condiciones físicas los entrenadores decidieron que mis cualidades eran mejores para el centro del campo.

En ese Madrid coincidió con Juanito. ¿Cree que habría llegado a ser entrenador del Madrid?
Vino en el 77, Santillana y García Remón habían llegado antes, en el 71, dos años antes que nosotros, después de que el Madrid perdiera la final de la Recopa con el Chelsea en el 71 hubo una revolución. Había algunos que habían ganado la Copa de Europa de 1966. Muchos de aquel grupo, influenciados por los entrenadores que habíamos tenido, quisimos ser entrenadores gracias a gente como Miljanic, Boskov, Molowny, incluso yo algo de Miguel Muñoz. De aquella escuela salió García Remón, Camacho, Juanito, García Hernández, Portugal y Stielike. Y Juanito seguramente hubiera sido entrenador del Real Madrid si no hubiera tenido el accidente. Era un chico con mucho carisma y como en el Madrid, al igual que en todos los clubes, los entrenadores no duran mucho pues seguro que hubiera tenido su oportunidad. Tenía muy buena formación y mucha pasión por el fútbol y por el Madrid, igual que Camacho.

¿Cuáles fueron los entrenadores que más le marcaron?
Principalmente los dos yugoslavos porque eran dos escuelas diferentes de ver el fútbol. Y nos caló mucho. Miljanic era mucho más teórico y se apoyaba mucho en las repeticiones, era escuela yugoslava pura. Boskov era mucho más práctico y sus entrenamientos eran más de competición. Había jugado en Europa y aprendió mucho de la escuela holandesa. Y luego Molowny claro, como persona y como entrenador. Era especial. Siempre tuvo esa mano sabia para enfrentarse a las situaciones difíciles que se planteaban en el club. Le pasaba un poco como conmigo ahora cuando dicen ‘es que es muy buena persona’ y que decía ‘salir y jugar’. Eso es una maldad que alguien se encargó de propagar porque el hombre tenía mucha preparación y llevó a Las Palmas a sus mayores cotas. Luego cuando cogió el Madrid lo hizo triunfar.

Esa falta de carácter con la que se le suele atacar no le faltó el día que le expulsaron por dar un puñetazo a Kevin Keegan.
Habíamos ganado 2-0 en el partido de ida aquí en semifinales contra el Hamburgo y luego fuimos allí y nos barrieron. Tenían un equipazo. Entre el lateral Kaltz y Hrubesch, un delantero centro que tenían que era una bestia, nos machacaron. Cuando íbamos perdiendo 2-0 Mariano (García Remón) había perdido el conocimiento en un choque contra su delantero y no paraba de decir que se quería volver a Madrid a ver a sus hijas. Nos machacaron y nos ganaron bien. Nos estábamos jugando el pase a la final de la Copa de Europa y el pobre había perdido el conocimiento. En medio de la impotencia le di un puñetazo a Keegan.

¿La mayor espina de su carrera es no haber jugado el Mundial del 78?
Sí, puede ser. Era el momento más importante que tuve para ir a un Mundial. Había participado en la clasificación, era un habitual del grupo. Pero jugando en San Sebastián un partido de Copa de la Liga, en una entrada de Zamora me rompió el peroné. Me recuperé más o menos bien pero Kubala, que era una persona fantástica y extraordinaria decidió no contar conmigo. La verdad que haber jugado un Mundial es una cosa de la que hubiera presumido.

"Mi mayor frustración fue no jugar el Mundial del 78. Era el momento más importante que tuve para ir a un Mundial. Había participado en la clasificación, era un habitual del grupo. Pero jugando en San Sebastián un partido de Copa de la Liga, en una entrada de Zamora me rompió el peroné"

¿Lo peor de una cantera es gestionar a los padres?
Hay que colaborar con ellos. No estoy de acuerdo con esos que dicen que al padre no hay que hablarle. Los padres deben ser un colaborador necesario como debe ser en la educación y en el ámbito escolar. También los profesores tienen que estar cerca de los padres. Lo que tienen que entender es que no deben atosigar a sus hijos para no acabar frustrando al chaval fijando metas que son muy difíciles de cumplir. Muy pocos canteranos acaban cumpliendo esas metas. Y no deben trasladar esa presión al ámbito familiar donde en las comidas no hablan del profesor de Matemáticas pero sí del entrenador tipo: ‘Ayer no te nombró por tu nombre, hizo más caso al otro’…

El día que debuta como entrenador en San Mamés, con Benítez de segundo, lo hace siendo probablemente la persona de la cantera que menos ambicionaba el puesto.
El Madrid siempre ha tenido cantera de jugadores y de entrenadores. Nosotros teníamos un grupo de entrenadores que sin tener ambiciones de llegar al primer equipo, porque no las teníamos, estábamos especializados en fútbol base. Luego había otros que utilizaban la cantera para su carrera. El Madrid siempre ha facilitado el paso a los jugadores que en sus últimos años de futbolista mostraban interés por ser entrenadores.

¿Cómo fue el paso de los campos de tierra de la ciudad deportiva al banquillo del primer equipo?
Yo es que no tenía ambición por llegar al primer equipo. Al final te das cuenta que es algo lógico, que en un momento de desazón, el club mire abajo y encuentre alguien que resuelva de forma temporal el problema. Cuando cesaron a Benito Floro había que acabar unos meses lo que quedaba de temporada y la rematamos Rafa (Benítez) y yo. Era una consecuencia que sin ambicionar estar en el primer equipo entendía como un servicio que tenía que hacer al club en ese momento.

¿Se inspiró en el modelo de Molowny?
Siempre. Porque tenía ese don de frialdad y tranquilidad. Y era muy reflexivo también. Y eso que como yo, también era muy nervioso y en ciertos momentos muy tímido y esa timidez le ataba. Él hacía el servicio al club y luego cuando fichaban a otro dejaba todo listo y volvía a las categorías inferiores.

¿Cómo se gana la confianza de un grupo donde hay estrellas mundiales? Dentro de las dos partes más importantes de un entrenador están la estrategia deportiva y la las relaciones humanas. Si eso no funciona, no funciona el fútbol. No digo que haya que ser amigo del jugador pero sí ser normal. Y eso ellos lo aprecian. No hay que estar todo el día imponiendo y sí intentando razonar con ellos. Es bueno escucharlos. Hay entrenadores que se creen que lo saben todo y se aíslan de los jugadores.

¿Es Toni Grande una persona clave en esta faceta?
Así es. Hay que tomar decisiones y no tenemos que estar consultando todo. Pero por ejemplo, decimos ‘mañana salimos a las 10 de la mañana’ y me dicen ‘hombre míster, ¿por qué no salimos a las 11?’ pues ¿tú te crees que se pierde autoridad por ceder en esas cosas? No hay que perder la autoridad ni el respeto pero todo se puede negociar. No por el mero hecho de ser entrenador te puedes creer que sabes cómo hacer todo. Incluso en cosas tácticas. Hace poco salió que Xavi había hablado con nosotros sobre la disposición táctica. ¿Pues cómo no vamos a hablar con los jugadores de las cosas que les competen? Yo desde fuera tengo una visión pero ellos nos aportan la visión desde dentro del campo. Y además eso no es un síntoma de debilidad. Todo el mundo que ve que un profesor o un entrenador usan esos métodos dice ‘ese es un calzonazos’ o ‘se deja manejar’. Hay entrenadores que luego no quieren ni ser recordados por sus jugadores.

¿Se siente querido por sus jugadores?
Cuando uno que ha estado a tus órdenes habla muy bien de ti… hay que ponerlo a remojo. Lo más importante es que te tengan respeto.

¿Cómo se le ocurrió poner la defensa de tres contra el Manchester?
No queríamos inventarnos nada pero lo hicimos un poco pensando en el contrario. Teníamos a Fernando Hierro lesionado y pusimos a Helguera, Iván Campo y Karanka en la defensa y dejamos dos laterales muy ofensivos como Michel Salgado y Roberto Carlos pensando en controlar a sus extremos que eran Giggs y Beckham. Nos dio una solución estupenda y demuestra que no hay un modelo único. Nosotros fuimos campeones de Europa en el 2000 con ese estilo y a los dos años con un 4-4-2 más clásico.

¿Y la decisión de poner a Guti de falso 9?
También teníamos a Raúl y los pusimos a los dos, junto a Zizou de mediapuntas. Y Raúl y Guti tenían muy buena llegada, principalmente Raúl. Una de las virtudes de un entrenador debe ser la sencillez, aminorar el triunfo, sin demasiada lírica.

¿Qué valoración hace de su experiencia en Turquía?
Fue una experiencia muy enriquecedora en todos los sentidos, en lo profesional y en lo personal. Estuvimos casi nueve meses. Yo llegué en mayo y nos fuimos en febrero. Fuimos toda la familia, incluso nos llevamos a mis suegros, lo pasamos bien y fue una experiencia estupenda. El Besiktas es un club que no tenía ni tiene mucha estabilidad en el banquillo y que cambia mucho de jugadores también. Nosotros salimos bien de allí. De los últimos nueve partidos de liga habíamos ganado siete y empatado dos pero nos habían eliminado de Europa, aunque el club nunca había ganado nada en Europa. No me arrepiento de haber ido, ahora me costaría más un cambio tan grande pero lo necesitábamos y no tengo ninguna palabra mala hacia ellos, al contrario. Estimamos mucho a los turcos y a la gente del Besiktas, club del que estamos siempre deseando que gane.

Había mucha expectación por ver su trabajo fuera del Madrid después de tantos títulos.
No creas que es fácil para un entrenador del Madrid de la cantera y con el estigma del Madrid encontrar un club y más en España. Llevaba 36 años en el Madrid y tenía que ser una experiencia en el extranjero.

"La derrota ante Suiza en el Mundial de 2010 nos dejó mucha frustración interna. Veníamos con toda la ilusión de que íbamos a ser campeones y a la primera ‘raca’. No buscamos culpables. Y ese era el objetivo. Los culpables éramos todos. Nada más hicimos un cambio, Silva por Torres y luego se lesionó Iniesta. De los demás, jugamos los mismos e insistimos mucho en jugar de la misma forma en la que nos habíamos clasificado"

¿Lo pasó muy mal después del partido contra Suiza en el Mundial de 2010?
Fue un momento de mucha dureza. Nos dejó mucha frustración interna. Veníamos con toda la ilusión de que íbamos a ser campeones y a la primera ‘raca’. No buscamos culpables. Y ese era el objetivo. Los culpables éramos todos. Nada más hicimos un cambio, Silva por Torres y luego se lesionó Iniesta. De los demás, jugamos los mismos e insistimos mucho en jugar de la misma forma en la que nos habíamos clasificado.

ESPAÑA SUIZA 2010 Piqué, Ramos, Casillas y Capdevilla no pueden evitar el gol del Gelson Fernandes

Es usted una figura tan pública que es difícil hacerle una pregunta original, que nunca le hayan hecho, pero lo vamos a intentar ¿Por qué que en el fútbol no aparecen de forma pública jugadores homosexuales?
No creo que pase nada si alguno decide hacerlo público. No sé si he convivido con alguno en un vestuario pero tampoco lo he preguntado, tampoco me interesa para nada. Creo que el fútbol es muy generoso y solidario, no habría ningún problema. •*

*entrevista realizada en otoño de 2013