«Me gusta que Messi sea obsesivo. Indica que algo se hace de verdad»

Cuenta Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948) que, de niño, solía jugar intensos partidos de fútbol en el patio su casa, encuentros en los que la imaginación ya desbordaba la vida del escritor.

*Texto Rut Vilar | Fotografías (de interior) Edu Bayer.- Hincha del Barça, socio del club desde el día de inauguración del Camp Nou (1957), a Vila-Matas le brillan los ojos cuando habla de Guardiola, de Messi, cuando explica que sigue todos los partidos del filial azulgrana y se ríe al explicar que, en la entrada de su editorial portuguesa, hubo durante un tiempo una fotografía suya con Luis Figo. La conversación se torna una concatenación de anécdotas. ¿Realidad o ficción? Con Vila-Matas, nunca se sabe…

Forma usted junto a otros autores como Javier Marías, la recientemente fallecida Anna Maria Moix o el mexicano Juan Villoro, parte de un grupo de escritores que han hecho gala de su pasión por el fútbol, ¿por romper tópicos?
Se lo debemos a Vázquez Montalbán, que fue muy importante en quitar prejuicios y estas puñetas. Pero antes, yo ya recuerdo haber leído a Gonzalo Suárez, con su Martin Girard en el ‘Noticiero’. Sus artículos eran insólitos, nadie había escrito de fútbol así hasta entonces. También recuerdo (cosa que demuestra que soy muy mayor) a Miguel Delibes en ‘Vida Deportiva’. De hecho, tengo un ‘Vida Deportiva’ de 1957 encuadernado. Está toda la temporada de Liga del Barça. Comienza justo cuando lo entrenó Balmanya y termina con la llegada de Helenio Herrera. Delibes era el corresponsal en Valladolid, y aunque firmaba con otro nombre, yo he podido leer su crónica de la visita del Barça al Pisuerga. Está muy bien escrita, sin exagerar. Él relata, lo describe todo, como una batalla. Está bien hecha, claro. Ahora que todos hablamos de tácticas y estrategias, pues él ya vio ese partido como una batalla entre dos ejércitos.

¿De dónde le viene la pasión por el fútbol?
Yo creo que los que detestan el fútbol, en un porcentaje alto, es porque no lo tuvieron en su infancia. Mira, a mí los toros también me gustan porque de niño iba a los toros y al fútbol con mi familia. Desde el punto de vista objetivo, los toros los veo horrorosos, pero mi mente se ha acostumbrado y me gustan y me divierte verlos en televisión. De niño te formas en una serie de cosas, te acostumbras a ellas. Para el cine vale lo mismo, yo me formé en el cine poco comercial y lo considero normal. Cuando he hecho en literatura lo que hacía Godard en sus películas, se me acusó de hacer algo extraño. Pero para mí no lo era, porque me había formado con su cine. Yo huyo de los lugares comunes.

Y, de niño, ¿jugó?
Mi primer partido fue con cinco años, en Sant Andreu de Llavaneres, de donde era la familia de mi madre, se instalaron allí en el siglo XVI. Jugué de delantero centro. Era un partido curioso: la colonia de verano –nosotros íbamos allí de vacaciones– contra los niños del pueblo. Existía una rivalidad que yo desconocía, un odio a la gente de la ciudad… Duré un minuto en el campo, el central me hizo una entrada violenta a la que yo respondí con instinto. Nos expulsaron los dos. La del central fue injusta y muy discutida, porque se había limitado a entrarme, pero yo desconocía que se podía entrar con cierta dureza y contesté como si fuera una agresión.

Después, también he jugado mucho al fútbol, pero en solitario, en el patio de la casa de la calle Rosellón con Paseo de San Juan. Teníamos un patio muy grande, como esta librería, y ahí imaginaba partidos entre dos equipos en los que yo era los once jugadores, de modo que atacaba, defendía y estaba entretenidísimo, porque además eran partidos de ida y vuelta. Había dos niñas de la tercera planta que a veces me veían, años más tarde las conocí, eran arquitectas, ya. Y me dijeron: te recordamos cuando jugabas desesperadamente solo en el patio de tu casa todas las tardes. Y yo les dije, no, desesperadamente solo no, porque estaba en compañía de 22 jugadores… Mi imaginación permitía que no me aburriera. Ahí aprendí el toque, a saber tirar faltas, y en cambio, claro está, no aprendí a regatear. Siempre pensé que, salvando todas las diferencias, me parecía a Rexach. Era muy miedoso a cualquier entrada, pero sabía disparar muy bien las faltas y los córners.

¿Su primer partido visto fue el de la inauguración del Camp Nou?
No, fue un Barça-Sevilla que tuvo lugar en Les Corts. Jugaba Ruiz Sosa en el Sevilla y el entrenador era Helenio Herrera. Es un recuerdo vago, pero sé que al final el Barça empató, un empate que le costó la Liga. El Camp Nou se inauguró en el 57, así que ese sería en el 54-55. También estuve en la inauguración del Camp Nou, mi familia me hizo socio, así que desde entonces soy socio del Barça. El presidente Miró Sans era familiar mío y también el arquitecto, Mitjans, que se casó con una señora de la familia Vila.

¿Suarista o Kubalista?
Era muy pequeño y no me enteraba de nada. Pero si tuviera que elegir, hubiese sido más Suarista. Creo que el gran jugador era Suárez, estaba subiendo y era una gran figura. Kubala ya estaba de retirada. Después, se intentó repetir esa rivalidad con Xavi e Iniesta, se decía que eran incompatibles, me parece un error de apreciación muy grave. Recuerdo una frase de Rexach en una entrevista que le hacían en ‘El País’ hace más de 20 años en que decía: “A mí, que me den diez Pelés”. Creo que entonces entrenaba a los juveniles. Con eso está dicho todo. Esa es la filosofía Cruyff.

Cruyffista y Guardiolista, ¿cierto?
Siempre he admirado muchísimo a Cruyff, me parece un tipo absolutamente genial y he seguido su línea y la de Guardiola, con ellos en los últimos tiempos, el Barça ha sido un equipo importantísimo.

Y por ende, ha sido muy crítico con la presidencia de Rosell.
No congenio con la línea de Núñez ni con la de Rosell, ‘el desaparecido’. Rosell era la continuidad de Núñez, con el sentimentalismo este tan molesto, la vertiente lacrimosa del socio. Tampoco me parecía bien que él dirigiera los fichajes, ha acabado no fichando a nadie excepto a Neymar. 

"Sé que Guardiola había leído ‘Lejos de Veracruz’, que no es de mis mejores novelas. Yo lo traté durante una época. Nos encontramos en tres ocasiones y en una cena con el periodista Ramon Besa"

Guardiola es lector suyo.
Sé que había leído ‘Lejos de Veracruz’, que no es de mis mejores novelas. Yo lo traté durante una época. Nos encontramos en tres ocasiones y en una cena con el periodista Ramon Besa. Al terminar la cena, me acompañó a casa en coche y me preguntó cómo era París. Yo le dije, ¿pero tú habrás estado allí muchas veces?. Y me dijo sí, pero no salimos del hotel. Su pregunta indicaba la curiosidad que tiene por todo y sus ganas de saber de tantas cosas.

¿Por qué no ha escrito un libro que gire en torno al fútbol?
Yo mezclo realidad y ficción hasta el punto que uno no sabe dónde comienza lo que es real y lo que no. Son libros que me salen con gran naturalidad, yo te he contado hoy unas historias, por ejemplo, que no son inventadas, pero están contadas de una forma que quizá otro no las contaría. Un día, hablando con una amiga francesa que se refería al cine de Fritz Lang, le dije: yo conocí a Fritz Lang. Y ella se quedó helada, porque es como si dijera, yo conocí a Shakespeare. Pero yo coincidí con Fritz Lang, con 60 años de diferencia, en un hotel, durante el Festival de San Sebastián, en una habitación en la que sólo estábamos él y yo y hablé un poco con él. Ella decía que yo contaba eso de tal manera, que quizá no lo estaba inventando, pero lo conté de tal forma que quizá podía ser inventado. Ahí estaría el resumen de lo que yo hago, que es muy natural y obedece siempre a un fondo de verdad.

Pero, ¿por qué no un libro sobre fútbol, si le apasiona?
Existe el tópico de que el fútbol no da para la ficción. Yo creo que se romperá. También se ha instalado el tópico de que el fútbol es imprevisible y de que suceden cosas que ni el mejor guionista podría haber escrito. Efectivamente, pero esto no está reñido con que alguien lo escriba. Yo no. Yo no lo veo claro. Pero no sé por qué. Me da la impresión de que el fútbol me llevaría a hablar de otra cosa. Tendría que escribirlo Guardiola, el día que se retire.

Antes comentaba que sus novelas le salían con cierta naturalidad. Pero señala dos de sus obras, ‘El mal de Montano’ y ‘Doctor Pasavento’ como las más complicadas que ha escrito. Recuerdo que dijo que era por una cuestión de riesgo. Y, disculpe la comparación, pero un día escuchando al Tata Martino pensé en su afirmación. Martino reivindica que jugar como el Barcelona es muy difícil porque siempre arriesga.
Sin riesgo, de entrada, en literatura no hay nada interesante. Sin la certeza de que se puede fracasar y de que se fracasa (porque normalmente jamás existe la obra perfecta), sin eso, no hay nada interesante que hacer. Si no hay adrenalina, la sensación de que te la juegas…, es imposible. Lo que me gustaba mucho de Messi es que fuera tan obsesivo, eso que se le ha reprochado, que sólo piensa en jugar. A mí me gusta también el escritor que es obsesivo, que persigue una idea hasta el fondo, hasta el final, para mí es mucho más interesante que un profesional que monta la novela con frialdad. La obsesión indica que hay algo que se hace de verdad. Normalmente, en cuanto a la estructura, siempre me guío por un libro ya escrito, me oriento con algo que ya está, y luego me sale otra cosa. En ‘El mal de Montano’ inventé la estructura, con todo lo que conlleva de inseguridad al máximo hasta el final, con el miedo cuando lo publicas a lo que pueda pasar. Luego es un libro tan personal que pase lo que pase es muy bueno porque has hecho algo que no había hecho nadie antes, y esa es la gracia en parte del arte, hacer algo que digas: ‘caramba, esto creo que no lo había hecho nadie antes’. En este juego de atreverse está la gracia, en hacer algo diferente.

 

¿Situaría ya a Messi a la altura de los mejores, para usted: Pelé, Di Stefano, Cruyff y Maradona?
Sí. Ha pasado ya a la historia. Hay alguna duda, como en todo, en si jugaba bien en el Barça porque Guardiola le montó bien el equipo y, si por eso, no juega bien en Argentina ni lo haría en cualquier otro lugar. Quizá es esa duda la que ata tanto a Messi al Barça, lo que ha hecho posible que no haya pensado en marcharse. Messi necesita una estructura muy concreta a su servicio. Pero vaya, inseguridad total, opinar tanto de fútbol sin saber…

En su parcela de articulista, durante un tiempo escribió para la sección de deportes de ‘El País’ un billete el mismo día de partido, ¿qué tal la experiencia?
Lo hice poco, pero lo entendí todo. Concluido el partido tenía media hora sólo para escribir. En el descanso, montaba el relato de la primera parte y dejaba medio artículo hecho. Y luego, escribía sobre la segunda parte, lo unía y, si hacía falta, lo reconstruía un poco. Lo hacía así, sobre todo, para no estar nervioso al final por no tener nada. Recuerdo que en esa época bebía y una vez me emborraché mientras hacía el artículo, en esa media hora. Hasta tal punto que perdí el control de las últimas dos líneas y envié dos líneas incomprensibles, no sé qué decía de Figo. Y ante mi asombro, se publicó, aunque no se entendía nada. Pero es un caso único. Yo pensaba que era muy fácil escribir de fútbol y me resultó muy difícil, porque de un partido hay seis o siete cosas a destacar, pero no más.

"Yo pensaba que era muy fácil escribir de fútbol y me resultó muy difícil, porque de un partido hay seis o siete cosas a destacar, pero no más."

Todo el mundo tenía una idea u otra, pero acababa saliendo todo lo que hay. No podía aportar nada nuevo, salvo que quisiera hacerme el original, que no era el caso. Tenía que ir a parar a los lugares comunes. Y cuando pensaba que había tenido una idea interesante, que no había tenido nadie, resultaba que alguien también lo había visto. Además, no podía inventar, tenía que someterme a las leyes de la realidad absolutamente porque el partido lo había visto todo el mundo. Escribiendo de fútbol uno se dirige a más público del que tiene cuando en el periódico escribe de literatura, y por lo tanto mi estilo era más relajado, más sencillo y claro, daba rienda suelta a lo que también hay en mí de persona que quiere dirigirse a un público amplio, me complicaba menos la vida que cuando escribía de otras cosas, y por eso a veces los artículos me salían muy bien, porque no podía darle muchas vueltas. Hablo en pasado, pero aún hago algunos artículos puntualmente.

Uno, sobre Zubizarreta –‘La herencia de una duda’–y el último, sobre Martino –‘Una mirada escrutadora’–, muy comentados…
El de Zubizarreta es el que más se ha estudiado en la Universidad. Yo a Zubi le tengo mucha simpatía porque siendo un escritor todavía desconocido le hablé en la Feria del Libro de Valencia, juntamente con mi amigo Martínez de Pisón. Fuimos a saludarlo porque estaba allí comprando libros y le preguntamos por qué Cruyff lo había eliminado. Fue muy elegante en la respuesta. Zubi me cae muy bien, además sé que lee, porque un día en televisión dijo que estaba leyendo ‘Exploradores del abismo’, un libro mío. Comentó que los porteros eran como exploradores en el abismo y me di cuenta de que podía haber escrito sobre un portero de fútbol que ve avanzar a Cristiano Ronaldo, a Messi, a Pelé, a una delantera implacable al mismo tiempo… Debe ser alucinante ser ahí el portero, estás solo frente al abismo.

En el artículo quería escribir sobre la necesidad de humanizar otra vez el fútbol. De nuevo mi lucha por el lugar común. Todo el mundo considera a Zubi un inepto, creen que no trabaja porque sale en la televisión cada domingo, cuando se supone que el secretario técnico viaja para ver jugadores. Es un hombre y hace bien en dudar. Duda, y quizá ha dudado demasiado porque hacía falta un defensa central esta temporada en el Barça y ha sido víctima de la duda. Dudar hasta el punto de no hacer casi nada porque dudaba. Me gustó ese artículo.

Y también le dedicó un billete muy elogioso a Martino, ¿reivindicaba, más allá de al entrenador, lo latinoamericano?
Ese se reprodujo mucho en la prensa argentina. En Latinoamérica el español no está muy bien visto, el español es el que dice tacos, el conquistador, el chulo con una conexión despreciativa hacia América Latina alucinante. Trataba de mostrar el respeto que merece una persona que se explica como se explica Martino. Es innegable que es un hombre muy inteligente, otra cosa no se sabe, pero inteligente es. Creo que al equipo que vaya ahora, si es en Europa, va a destacar. Creo que estuvo a punto de hacer un equipo bueno cuando jugaron Cesc, Alexis Sánchez y Pedro. Es el único momento de la temporada en que el equipo jugó bien, cuando no estaba Messi.

Eso que dice es muy gordo.
No se recuerda demasiado. Pero todos tenían una responsabilidad más alta y les costaba más todo, pero eran más sólidos, no dependían de que Messi resolviera. Hizo un equipo más de segunda fila, como estaba acostumbrado, y tenía contundencia.

*entrevista publicada en Líbero 9 (junio 2014)