Xabier Rodríguez.- La hinchada de San Lorenzo de Almagro se reunió el pasado 5 de agosto en el cruce de la Avenida Julio A. Roca con Alsina y Perú, en pleno microcentro de Buenos Aires. No celebraban ningún título, ni siquiera una victoria en un clásico; celebraban algo que para los hinchas del club se ha convertido en mucho más importante que todo eso, la aprobación de una ley. La Ley de Rezonificación, que autoriza a San Lorenzo a construir su estadio en la Avenida La Plata al 1700, la que les permite volver, 42 años después, a su barrio, al corazón de Boedo. “¡Vamos a volver al barrio que a San Lorenzo lo vio nacer!”, gritan los hinchas Cuervos, exultantes tras la aprobación de la ley.
Es el paso definitivo de una pelea que ha unido en los últimos años a los millones de hinchas del club pero que empezó hace más de dos décadas como la locura de dos hermanos, Diego y Adolfo Resnik. “Esto lo empezamos mi hermano y yo en 1998”, cuenta Adolfo Resnik, alma mater de la odisea sanlorencista. “Éramos como predicadores, repartiendo folletos, dando charlas... Íbamos a los cafés, las bibliotecas y la gente pensaba que estábamos locos. ¡Cómo vas a sacarle un predio a una multinacional! nos decían”. Y de una multinacional, precisamente, era de quien había que recuperar los terrenos, porque fue una multinacional, junto a la dictadura militar de Videla, quien se los arrebató.
CELEBRACIÓN» La vuelta legal a casa se celebró como un título.
San Lorenzo disputó su último partido en Boedo el 2 de diciembre de 1979. Un 0-0 frente a Boca Juniors con el que daba por finalizada su participación en el Nacional de aquella temporada. En las gradas se oía el run-run de que la cancha iba a ser clausurada, dividiendo a la afición entre quienes temían que podía ser cierto y quienes no le daban ningún crédito; al fin y al cabo, llevaban años escuchaban la misma historia. No fue hasta un tiempo después cuando la medida se hizo efectiva y el club quedó huérfano de la que había sido su casa durante 65 años.
El Viejo Gasómetro fue en su momento el estadio más grande del país, el “Wembley argentino”, la casa de la Albiceleste hasta la construcción del Monumental de River. Para San Lorenzo era, además, el lugar alrededor del que giraba la vida del barrio.
El Viejo Gasómetro fue en su momento el estadio más grande del país, el “Wembley argentino”, la casa de la Albiceleste hasta la construcción del Monumental de River. Para San Lorenzo era, además, el lugar alrededor del que giraba la vida del barrio. Situado en pleno corazón de Boedo, servía de cancha para el equipo de fútbol, pero también como sede social del club. Allí estaban los quinchos para los asados, el gimnasio, el polideportivo o la piscina. Allí se celebraban los bailes y los desfiles de carnaval. “Hasta los 19 años yo iba casi todos los días al club”, recuerda Adolfo. “Hacía actividades, pesas, iba a la pileta... Había 5000 personas por día practicando deporte. ¡Si teníamos hasta un polígono de tiro!”.
SOCIO» Antiguo carné de la colección del fotógrafo Paco Gómez que también firma la imagen de apertura de este artículo.
El problema era que el Viejo Gasómetro estaba situado en el centro geográfico de la ciudad de Buenos Aires y eso lo puso en el punto de mira de muchos especuladores casi desde su construcción. Hasta que a finales de los setenta en plena dictadura militar el intendente Osvaldo Cacciatore decretó el cierre de la cancha alegando la poca seguridad que ofrecían los tablones de madera. “En ese mismo momento estaban en peores condiciones la cancha de Ferro, la de Atlanta, la de Argentinos Juniors... En el Viejo Gasómetro había que cambiar 30 tablones nada más. Era evidente que detrás del cierre había otro interés”, explica Adolfo.
Los terrenos quedaron en manos de una sociedad fantasma que los vendería más tarde a la empresa francesa Carrefour por un precio diez veces mayor y finalmente en 1985 se inauguró el primer hipermercado de la marca en Argentina. San Lorenzo había sido víctima de la corrupción y la especulación de las autoridades militares.
Una vez clausurada la cancha se recuperó un viejo proyecto de la Intendencia, la apertura de las calles Salcedo y Muñiz cortadas por la presencia del Viejo Gasómetro. Cacciatore se aprovechó de la debilidad económica del club para cerrar definitivamente el estadio, aprobó una ley municipal para abrir las calles y expropió los terrenos a cambio de una cifra muy por debajo del valor de mercado. “Oficialmente se trató de una venta, una venta con una pistola en la cabeza”, denuncia Adolfo Resnik.
De la apertura de calles no se volvió a saber y el estadio terminó siendo demolido en 1981. Los terrenos quedaron en manos de una sociedad fantasma que los vendería más tarde a la empresa francesa Carrefour por un precio diez veces mayor y finalmente en 1985 se inauguró el primer hipermercado de la marca en Argentina. San Lorenzo había sido víctima de la corrupción y la especulación de las autoridades militares.
RESNIK» Los hermanos artífices de la pelea por la vuelta al barrio original.
El resto de la historia de la vuelta a Boedo así como los testimonios de los aficionados que vivieron el viejo Gasómetros (reportaje de Delfina Corti), están en la nueva edición de Líbero, disponible aquí.