Revista Líbero.- Los fichajes siempre están en el centro de los grandes debates acerca del dinero: el del club, el de los salarios, la fama de derrochador de un técnico o su excesivo celo con el presupuesto. A menudo me preguntan hasta qué punto un sueldo es decente. Siempre digo lo mismo: lo es siempre que no desequilibre el presupuesto del club. Entiendo que estos salarios sorprendan a la gente. Por eso considero que los clubes deben ser entidades privadas sin subvenciones públicas. (…) Tengo una relación particular con el dinero por mi carácter y mi historia. Empecé sin nada, con pocos recursos, me desplazaba solo para comprar y negociar un par de balones, dormía la noche antes de los partidos en camastros o viajaba con mis equipos en trenes de segunda. Acabé inundado de balones, durmiendo en hoteles magníficos y viajando en estupendos aviones. El decorado ha cambiado, pero en el fondo lo que hace agradable o el viaje no son las comodidades, sino ganar el partido”.
ARSÈNE WHO?» Ese fue el titular que le dedicó la prensa inglesa a su fichaje.
Así resume el francés su apasionado trabajo como manager. Porque si algo define a Arsène Wenger es su pasión por el fútbol. Fue ese amor por el juego lo que le llevó a Japón a buscarse la vida o a enfrentar a la cruel prensa británica que le recibió con el siguiente titular cuando llegó a Londres: “Arsène Who?”. Fue el primero de muchos entrenadores extranjeros en la Premier y supo revolucionar su fútbol sin traicionar a los valores de este deporte: fair play, el aficionado es lo primero, y la historia importa. Valores firmes e innovación. Es lo que vio el audaz directivo David Dein en este refinado francés cuando le conoció una noche en Highbury, años antes de su fichaje. “De repente estaba viendo a una persona que hablaba cinco idiomas, que había estudiado Economía, que tenía estudios también en Medicina y estaba en el salón de mi amigo haciendo esa representación. Me hizo pensar que ese hombre era especial. Yo no soy demasiado espiritual, pero aquella noche lo vi en el cielo: Arsène para el Arsenal», recuerda en la última edición de Líbero.
«Tengo una relación particular con el dinero por mi carácter y mi historia. Empecé sin nada, con pocos recursos, me desplazaba solo para comprar y negociar un par de balones, dormía la noche antes de los partidos en camastros o viajaba con mis equipos en trenes de segunda. Acabé inundado de balones, durmiendo en hoteles magníficos y viajando en estupendos aviones. El decorado ha cambiado, pero en el fondo lo que hace agradable o el viaje no son las comodidades, sino ganar el partido»
El libro de Wenger es un manual de entrenador, de manager, de psicólogo, de nutricionista. Porque Wenger lo revolvió todo en sus 22 años al frente de los gunners. Cuenta que en su primera victoria al frente de los rojiblancos los jugadores gritaban en el bus: “¡Queremos Mars, queremos Mars!”. “Pasaban hambre, pero se acostumbraron”, reconoce el francés. Cambió los hábitos del vestuario y en lugar de chocolatinas y refrescos en el descanso les daba un poco de azúcar con unas gotas de cafeína.
22 AÑOS» Con tres Premier y el mítico equipo de Los Invencibles, su éxito fue arrollador.
Mil y una anécdotas de Wenger, sus fichajes, sus tres Premier, su relación con el fútbol inglés, con el fútbol moderno y con el juego puro que se pueden pedalear con el Pack inglés de Líbero que incluye la suscripción por un año a Líbero, una figura de futbolín de un mito del football y unos calcetines históricos de los 90.