Cinco Mundiales que la tecnología habría cambiado

El VAR no entiende de fe y la mano de Dios simplemente no se podría producir hoy porque una de las 33 cámaras de alta precisión mostrarían que no fue la cabeza del Pelusa sino su puño. Así sería la historia de esas jugadas con la técnica de hoy.

José M. López Nicolás | Ilustración: Juan Pez.- La historia de los mundiales está repleta de jugadas polémicas que, de haberse interpretado correctamente, podrían haber cambiado el desenlace definitivo de aquellos campeonatos. Si muchos encuentros hubiesen contado con los actuales avances científico-tecnológicos, el palmarés mundialista de algunas selecciones quizás sería diferente. Analicemos cómo la tecnología pudo variar el desenlace de los mundiales de Inglaterra 1966, México 1986, EEUU 1994, Corea 2002 y Sudáfrica 2012.

VAR
No existe aficionado al fútbol que no recuerde la famosa “mano de Dios” de Maradona en los cuartos de final de México 1986 ante Inglaterra. Tampoco la patada voladora del holandés De Jong a Xabi Alonso en la final de Sudáfrica 2010, el codazo de Tassotti a Luis Enrique en  Estados Unidos 1994 o aquel gol que el innombrable Al Ghandour anuló a Morientes en Corea 2002 porque supuestamente el balón centrado por Joaquín había salido del terreno de juego.

JAPÓN» La tecnología dijo que no salió el balón. No ocurrió lo mismo con Corea.

Todas estas jugadas no hubiesen tenido el mismo desenlace si hubiese existido el VAR (Video Assistant Referee), una tecnología implementada por la FIFA en el Mundial de Rusia 2018. Pero el VAR no existiría sin el progreso tecnológico que se necesita para elaborar, procesar y analizar las imágenes procedentes de las 33 cámaras de nueva generación que necesita esta nueva tecnología en su máxima categoría: 17 de velocidad normal, 8 de velocidad súper lenta, 6 de velocidad ultra lenta, 2 de ultra alta definición y 2 adicionales para el control del fuera de juego. Pues bien, según la reglamentación actual, el VAR hubiese anulado la “Mano de Dios”, concedido el gol de Morientes y expulsado a De Jong y a Tassotti.

El SAOT
Muchos son los mundiales donde fueras de juego mal señalados decidieron partidos transcendentes. En Corea 2002 el citado Al Ghandour decretó tres fueras de juego inexistentes en los que Luis Enrique, Morientes y Mendieta se quedaban solos ante el portero surcoreano. Esto jamás hubiese ocurrido con la nueva Tecnología Semiautomatizada de Fuera de Juego (SAOT)  que mejora al VAR y permitirá a los equipos arbitrales determinar las situaciones de fuera de juego de forma rápida y más precisa… incluso generará animaciones en 3D que se mostrarán en los video-marcadores de los estadios para que el público sepa en directo qué ha sucedido. Esta nueva tecnología se basa en tres ejes:

  • Unidad de Medición Inercial: Se trata de un sensor que se coloca dentro del balón y envía datos 500 veces por segundo a la sala del VAR, aumentando la precisión que ofrecen las imágenes de vídeo (limitadas a 50 frames por segundo) y permitiendo conocer con más exactitud tanto el momento en el que un jugador toca el balón como las posiciones exactas del resto de jugadores.
  • Sistema de cámaras: El SAOT está formado por 12 cámaras que detectan 29 puntos específicos del cuerpo de los futbolistas con los que se permite marcar gol y que cuentan para el fuera de juego. 
  • Inteligencia Artificial: los datos obtenidos son procesados por un sistema de inteligencia artificial que informa al VAR de jugadores en fuera de juego.

EL D.A.G.
Tres goles fantasma han marcado los mundiales. El más decisivo fue el que supuestamente marcó el inglés Hurst en la final de 1966 ante Alemania. A pesar de que el suizo Dienst concedió el gol, el balón jamás supero la línea de gol. Lo contrario ocurrió en los mundiales de México 1986 y Sudáfrica 2012. Los lanzamientos de Michel y Lampard ante Brasil e Inglaterra traspasaron la línea pero los árbitros consideraron que no fue así. 


Estos tres errores se hubiesen evitado en el caso de disponer del sistema de detección automática de goles (DAG), también llamado de “balones inteligentes”. Estos esféricos contienen en su interior unos microchips (su nombre correcto son circuitos electrónicos integrados y por ellos Jack St. Clair Kilb recibió el Premio Nobel de Fïsica en el año 2000) formados de un material semiconductor, habitualmente silicio. Sobre este se fabrican circuitos electrónicos que se encapsulan dentro de otros materiales (plásticos o cerámicas) para protegerlos y, posteriormente, se introducen en el balón. 

Pues bien, cuando los balones inteligentes que contienen estos microchips atraviesan totalmente la línea de gol se activa una señal que es enviada en menos de un segundo al reloj que usa el árbitro. Inmediatamente el reloj vibra avisando al colegiado de que el gol debe subir al marcador. ¿Por qué se activa esta señal? Porque previamente se ha colocado en los postes que forman la portería un campo magnético de baja intensidad que se altera al ser atravesado por el microchip incorporado al balón. 

Estimados lectores de Líbero, los avances científico-tecnológicos, los mismos que nos ayudan a tener una mejor calidad de vida, no solo sirven para mejorar el rendimiento y la salud de los futbolistas, sino también para hacer del fútbol un deporte más justo. •