El Camino de San Leo.

Se han multiplicado los tatuajes en la piel y los niños imitan en los cumpleaños los pasos lentos que dio antes de levantar la copa del mundo. Messi, definitivamente, ha entrado en la categoría de los mitos junto a Gardel, Evita, Perón o Maradona.

Xabier Rodríguez.- Esta es una historia de amor, una de esas historias de amor que parecen imposibles, como esas parejas que no paran de discutir, pero son incapaces de vivir separados. Es la historia de amor entre Lionel Messi y los argentinos, de cómo una nación que ha construido su identidad, en cierto modo a través del fútbol, eleva a sus ídolos a la categoría de héroes de la patria y también puede llegar a crucificarlos. Pero esta es una historia con final feliz, porque cuenta la construcción definitiva de un mito. De un mito viviente que el tiempo determinará cuál es su alcance y hasta cuándo permanecerá vigente.

Desde el mismo momento en el que Montiel marcó el último de los penales el capitán saldó su deuda pendiente con lo argentinos y con todos los que le exigían ganar un Mundial para sentarlo a la mesa de los más grandes. “Hay una franja de gente para la que Messi ya estaba fuera de cualquier discusión”, dice Ariel Scher, periodista argentino. Ezequiel Fernández Moores, periodista y argentino también, añade: “Yo siempre lo ubiqué entre los tres mejores de la historia, pero es cierto que esa deuda estaba. La deuda para estar a la altura de su carrera. Haber ganado el Mundial y además siendo figura claramente lo ubica para quienes tenían dudas entre los mejores. Para los argentinos el cariño, el reconocimiento, ya lo tenía ganado. El Mundial lo que hizo fue explotar la alegría popular”.

LÍDER» Messi celebra uno de los penaltis decisivos del Mundial.

Y vaya si la explotó. Con el obelisco de Buenos Aires como epicentro el país se echó a las calles para celebrar un logró histórico. Miles seguían celebrando cuando el avión con la delegación argentina llegó al aeropuerto de Eceiza al día siguiente, bien entrada la noche. Ya por la mañana, millones tomaron la avenida Pablo Ricchieri, que une el aeropuerto con la capital y eran otros tantos los que esperaban en la 9 de julio o la 25 de mayo, en una de las concentraciones de gente más multitudinarias que se han visto, superando momentos históricos, como el discurso de Evita pocos días antes de su muerte, la vuelta de Perón al país después de dos décadas de exilio o la visita de Juan Pablo II.

En una de las concentraciones de gente más multitudinarias que se han visto, superando momentos históricos, como el discurso de Evita pocos días antes de su muerte, la vuelta de Perón al país después de dos décadas de exilio o la visita de Juan Pablo II

“Es difícil predeterminar la historia”, dice Ariel Scher, “pero Messi va a estar en un lugar muy alto. En la Argentina, el fútbol es una identidad que ha sobrevivido a otras crisis de identidad. Como dice Eduardo Sacheri, el fútbol es un juego que nos acompaña toda la vida. Tiene una potencia como identidad de pertenencia enorme, una identidad popular y profunda, sobre la que también opera, permanentemente, el universo del negocio”*.

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