Para la selección yugoslava del oso Ivica Osim [fallecido el pasado 1 de mayo en Austria] hablamos de la fatal Florencia porque que allí se estrelló en cuartos de final nada menos que contra Diego Armando Maradona.
Fue en el Mundial de Italia 1990 cuando todo estaba preparado para que los chicos de Azeglio Vicini consiguieran la cuarta estrella para la Azzurra. No fue así, no hubo la gran fiesta en el Belpaese, ya que una mediocre selección argentina, pero con el jugador más querido del fútbol capitaneándola, supo, paso a paso, llegar a la final que perdería por un más que dudoso penalti en contra. La nueva Alemania unida se proclamó campeona del mundo y Maradona que enseñó a todos sus lágrimas.
A las 5 de la tarde de aquel 30 de junio de 1990 la selección de un país a punto de disgregarse por razones políticas y religiosas se jugaba el paso a la semifinal. Después de la prórroga, los penaltis presentaron al mundo las cualidades de un portero hasta entonces desconocido, Sergio Goycochea. Aquellos penaltis acabaron con la ilusión de un grupo de jugadores, todas figuras, que con un poco de tiempo más y de disciplina, considerando la incorporación de la generación que estaba integrándose, hubieran podido lograr un título mundial. En aquella tanda no pudo hacer más el portero croata Tomislav Ivkovic que le había parado un penalti a Maradona nueve meses antes. Ambos habían añadido al lanzamiento una apuesta de 100 dólares.
Terminado aquel partido de Copa de la UEFA entre Nápoles y Sporting de Portugal, el 10 entró al vestuario de los portugueses a cumplir su parte. Ivkovic sigue presumiendo de aquella apuesta ganada ese día y revalidada en Italia 90 cuando le volvió a parar el penalti al 10. En Florencia la historia se repitió. Maradona, de nuevo intentó una proposición indecente a Ivkovic que hizo un gesto elocuente de rechazo. No consideró que fuera el momento adecuado y se puso nervioso. El árbitro pitó, Diego arrancó y en el último instante, acordándose del precedente de Nápoles, decidió cambiar de lado, ejecutando a la derecha, a media altura, presa fácil para Ivkovic.
LAMENTO» Stojkovic tras la eliminación yugoslava en 1990.
Faruk Hadzibegic, bosnio, como sus compañeros Baljic, Jozic, Susic, enmendó el fallo de Maradona y Argentina pasó ronda. A las 7:30 de la tarde de un día donde los termómetros habían llegado a marcar 38 grados, en Florencia se cerró la aventura mundial de un grupo extraordinario de futbolistas entrenados por el bosnio Osim. Entre ellos el veterano Safet Susic, apodado “Pape” o “Rocky”, estrella del Paris Saint-Germain cuando el equipo francés no tenía tanto blasón. En 2010 France Football lo eligió mejor jugador del PSG de todos los tiempos, y mejor jugador extranjero de la Ligue de siempre. Para recordar algunos de aquellos jugadores y sus orígenes: los croatas Ivkovic, Vulic, Vujovic, el segundo jugador con más partidos en la historia de la selección (montenegrino y bosnio a la vez), una identidad plural como el croata Prosinecki; Mihailovic (serbo-croata); Savicevic montenegrino, Stojkovic, serbio como Spasic, Katanec, esloveno, el único, y por eso tuvo problemas en el vestuario cuando la política inundó el vestuario.
A los ojos del mundo y de las estadísticas fue el 25 de marzo de 1992 la fecha en la que, en Zagreb, Yugoslavia disputó su último partido en un amistoso contra la Holanda campeona de Europa, la nueva naranja mecánica de Van Basten, Gullit, Koeman, Rijkaard. Ganaron los neerlandeses por 0 a 2. Pero fue en otro partido cuando la selección Yugoslava cerró definitivamente su parábola. En un amistoso de preparación para la Eurocopa de Suecia del mismo año, a 12 días de la inauguración.
Retrocedamos un paso: las semanas previas a la Eurocopa estuvieron marcadas por las sanciones internacionales de la ONU contra Yugoslavia, implicada en la guerra de los Balcanes que había estallado en 1991 y que dio origen a la disolución del Estado. La UEFA pretendía que la selección pudiese competir, pero ante una posible sanción internacional había designado como sustituto a Dinamarca en diciembre de 1991. Por otro lado, la situación en el propio equipo era tensa y un mes antes de la competición europea se produjo la renuncia del seleccionador Osim, así como de muchos de los futbolistas que no procedían de Serbia. Así que pocos días antes del comienzo Yugoslavia (diezmada) corría el riesgo de ser excluida por los acontecimientos que estaban perturbando a la Federación. La situación era extremadamente tensa. En Suecia la constante afluencia de refugiados eslavos, especialmente croatas, hizo temer que se produjeran atentados terroristas.
OSIM» El entrenador bosnio Ivica Osim en 1999.
El día posterior al partido cuando la selección dejó Florencia para volar a Suecia, a menos de diez días del comienzo de la Eurocopa, Suecia declaró a Yugoslavia como nación indeseable, mientras la FIFA y la UEFA se reunieron para tomar una decisión histórica: excluir a Yugoslavia. De estas tramas, el equipo se enteraría nada más aterrizar en Estocolmo. En virtud de la Resolución 757 del Consejo de Seguridad de la ONU aprobada el 30 de mayo de 1992, Yugoslavia quedaba entonces vetada de todas las competiciones deportivas.
El partido de Florencia del 28 de mayo de 1992 se convirtió así en el último de una selección que aún tenía representantes de la mayoría de los ex países que componían Yugoslavia como país. El que escribe asistió a la rueda de prensa de la previa en el hotel de concentración, donde se respiraba cierta tensión, ya que en aquellas horas hubo protestas de la asociación Italia-Croacia que calificó de desafortunada la decisión de la Fiorentina de invitar a Yugoslavia para un amistoso. “El Estado al que representa la selección es el que ordenó a su ejército cañonear los vehículos de la Cruz Roja. La recaudación se donará a la Cruz Roja Internacional, pero algunos exponentes del partido radical estaban fuera del estadio con pancartas y folletos de protesta”, denunciaron. Cuando los periodistas florentinos informaron de las últimas noticias que venían de Suecia al montenegrino Miljan Miljanic, en aquel momento responsable de todas las selecciones de Yugoslavia tras la dimisión de Osim, respondió: “¿Cómo? ¿Ahora resulta que no nos quieren más? No somos bienvenidos?”.
La UEFA pretendía que la selección pudiese competir, pero ante una posible sanción internacional había designado como sustituto a Dinamarca en diciembre de 1991. Por otro lado, la situación en el propio equipo era tensa y un mes antes de la competición europea se produjo la renuncia del seleccionador bosnio Osim, así como de muchos de los futbolistas que no procedían de Serbia.
Se intentó calmar la tensión diciendo que Florencia era la única ciudad que había aceptado acogerlos cuando todos se lavaban las manos. La noche del día siguiente la selección yugoslava de un joven serbio-croata Sinisa Mihailovic, que entonces jugaba todavía de extremo izquierdo, enfrentó a la Fiorentina de Gigi Radice delante de un público escaso en un estadio casi vacío. Recuerdo bien aquel partido: al final del encuentro intentamos que algunos de los protagonista salieran de la zona de vestuarios. Dragan Stojkovic, que había jugado aquel año con el Verona, y que hacía de intérprete a los demás, apareció en el pasillo: “Quedaremos siempre amigos, también de quién no ha tenido el valor de venir. No será fácil jugar en Suecia cuando las bombas caen en el país”. El pequeño y fantasista ni se imaginaba lo que iba a pasar en un par de días. Pixie (Pixie y Dixie) por su cómic favorito, el de Hanna y Barbera, o mejor “El Maradona de los Balcanes”, fue un auténtico genio con la camiseta número 10. Hijo de un jefe de taller de coches de Nis, rapidísimo en regatear y con un paso al trote, ajustició a España en Italia 90 con dos goles magistrales. dos veranos antes, en el Mundial de Italia, ajustició la selección española con dos goles magistrales.
Uno de ellos de falta y el otro, dentro del área, con todo a favor para una volea potente a cinco metros de la línea de portería. Todos piensan que va a reventar la red, en las gradas y en el sofá de casa, también lo cree Rafa Martín Vázquez, que estaba jugando un partidazo, y que había hecho un caño al propio Pixie en el primer tiempo. El entonces mediocampista del Torino se tiraó como un kamikaze para impedir el remate. Pero el pequeño serbio frenó la pierna, y con un leve toque domesticó la pelota a la espalda de Zubizarreta.
Pero regresemos a Florencia. Aquella noche de finales de mayo de 1992 el partido no ofreció un gran espectáculo. Delante de cuatro gatos en las gradas (un par de centenares) el resultado terminó 2-1 para la Fiorentina con goles de Jokanovic (0-1) por parte de los balcánicos y Maiellaro y De Pergola por los italianos. Han pasado exactamente 30 años de aquel partido y a quien escribe le quedan solo algunos recuerdos y la acreditación casera de aquel día. Como un simulacro de partido, que se jugó de verdad, pero que no debe aparecer, los periódicos apenas reseñaron el encuentro aparentemente intrascendente. Muchos de aquellos jugadores habían sido campeones del mundial Sub-20 en Chile eliminando Brasil con gol de Mijatovic y Prosinecki en los cuartos. Luego tocó a Alemania del Este en semifinal, y a la del Oeste en la final. Un equipo que contaba también con Suker, con Boban, con Prosinecki, entre otros jugadores que se dieron a conocer en los 90 enriqueciendo las ligas europeas.
De Sinisa Mihailovic y de sus rizos me acuerdo porque lo tuve delante unos segundos. Meses más tarde se integrará en la Roma del serbio Vujadin Boskov (el Mister de la Sampdoria campeona de Italia), y de un jovencísimo Francesco Totti en la plantilla. Lo mismo de Stojkovic, de Darko Pancev del Inter, y de Faruk Hadzibegic, ya que el destino de quien falla penaltis decisivos es que le recuerden por esto y no por lo bueno. Luego más nada, jugadas y goles de nombres legendarios que enseñaron fútbol vistiendo camisetas de otros países. •