Diego Barcala.- En 2018 se cumplieron 80 años del final de la Guerra Civil y el Gobierno de Mariano Rajoy seguía presumiendo de impedir que un mísero euro público ayude a las víctimas de la dictadura franquista. No hubo acuerdo. Solo trinchera y electoralismo. En raras ocasiones ha habido un acuerdo al respecto de las consecuencias del Golpe de Estado de 1936 en el Congreso. Solo el fútbol, en 2007, consiguió arrancar un reconocimiento expreso de la II República, cuando se instó a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) de fútbol a reconocer la Copa ganada en 1937 por el Levante.
"Es necesario por evidente, ya que la Copa se jugó y se encuentra en las vitrinas del club. Se puede cuestionar o no si en la España de hace 70 años se estaba para jugar al fútbol, pero si se reconocen las competiciones jugadas en la España nacional se deben considerar oficiales las jugadas en la otra mitad del país. Será un reconocimiento histórico para un club histórico como el Levante". El autor de la defensa inquebrantable de la democracia republicana no es precisamente un republicano convencido. Sino el vehemente exdiputado del PP, Vicente Martínez Pujalte.
«Si se reconocen las competiciones jugadas en la España nacional se deben considerar oficiales las jugadas en la otra mitad del país», defendió el diputado del PP, Martínez Pujalte, exvicepresidente del Levante UD
"¡Ya saca a pasear al abuelo!", gritaba desde su escaño en 2006 el diputado valenciano del PP ahora apartado de la política tras un escándalo de corrupción. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, reprochaba al PP la guerra de Irak cuando el entonces congresista conservador creyó apropiado recordarle al presidente su antepasado militar fusilado por el franquismo. Ese mismo Pujalte, tan desconsiderado con la memoria histórica, era a su vez accionista y vicepresidente del Levante.
La Guerra Civil afectó por motivo obvios a las competiciones deportivas en la península ibérica. El reconocimiento internacional del fútbol español (republicano o golpista) conllevó una guerra diplomática. La FIFA, siempre tan insensible con los demócratas, se alineó con los franquistas. Durante 1937 se decidió en la España republicana competir una liga (se llamó del Mediterráneo) con los equipos disponibles en la zona. La ganó el FC Barcelona y presume de ella en su palmarés. Con la clasificación final se organizó un torneo de Copa (denominada de la España Libre) con sede en Barcelona. El Barça renunció a su plaza para irse a una gira por América y cedió su lugar al Llevant (predecesor del Levante UD) que ganó la final al Valencia en Sarriá por 1-0, gol de Nieto.
La votación del 2007 en el Congreso instaba a la Real Federación Española de Fútbol a reconocer la oficialidad de ese título. Sin embargo, la Asamblea federativa se apoyó en un informe del CIHEFE (Centro de Investigación de la Historia y Estadística del Fútbol Español) votó en contra. El escrito del CIHEFE argumentó varios puntos contradictorios respecto a los motivos por los que sí se reconoce la oficialidad de la Copa ganada por el Sevilla en la España de 1939 tras la Guerra Civil. La principal es que en ese torneo, no jugaron los equipos de la España republicana (Madrid, Barcelona y Valencia).
Escuchamos en la final de Copa de 2018 que el Sevilla FC optaba a su sexta Copa de España. Y así es, atendiendo a los anales de la Real Federación Española de Fútbol y al palmarés del club. Sin embargo, es ciertamente insostenible que se tenga en cuenta de manera oficial ese torneo sin oficializar la Copa de la España Libre.
La RFEF dio un vuelco a esta historia el pasado fin de semana con el reconocimiento de la Copa de la España Libre. Junto con este reconocimiento histórico se admitió también la petición del Deportivo de La Coruña de la Copa o Concurso España de 1912 de reciente descubrimiento, como se cuenta en la última edición de Líbero. •