Texto Rafael Molina Escondrillas | Fotografía Agencias.- Es el actor del momento. Culé desde que llegó Maradona al Barça, vive el éxito total. Ha ganado los cuatro principales premios interpretativos del año, tres por El Autor (Goya, Feroz y Forqué a mejor actor protagonista) y uno por la serie Vergüenza (Feroz a mejor actor protagonista de serie de televisión). Pese a ello, se sigue considerando un “obrero de esto de la interpretación”. Una frase que define muy bien su carácter. En la época de Messi, añora el fútbol de antes. Y, además, no tiene dudas. No hay nadie como Maradona.
De pequeño querías ser José María García, una estrella de la radio deportiva, y has terminado siendo una estrella de nuestro cine. ¿Cambiaste de sueño o eran complementarios?
En primer lugar, hay que decir que José María García es uno de los grandes de nuestra radio y yo sólo soy un obrero de esto de la interpretación que está muy contento del momento que está viviendo y, sobre todo, de poder trabajar en un oficio tan complicado muchas veces. Uno no sabe muy bien por qué suena o deja de sonar el teléfono. Y respecto a tu pregunta, sí, se invirtió el sueño. Pero no porque yo no lo intentase.
Llegué a hacer mis pinitos en una emisora de aquí de Madrid locutando partidos de Tercera y de Segunda B de fútbol. Pero claro, llegó un momento en que tenía que pagarme yo hasta los viajes, todos los fines de semana sacrificados… no era un buen negocio. Opté por la vía interpretativa y eso me llevó a trabajar como reportero en ‘El penalti más largo del mundo’, como árbitro en ‘Salir Pitando’… Así que he hecho mis cosas a través del cine en el mundo del fútbol.
¿Cuándo te engancha el fútbol? ¿Qué es lo primero que recuerdas?
Soy embajador de un club de Segunda B, el Racing de Ferrol, y siempre me apasionó el fútbol. Recuerdo de pequeño escaparme a disfrutar los entrenamientos del equipo, estando en Tercera División. Si me hablas de un Madrid o un Barcelona… pero te hablo de un equipo que entonces estaba en Tercera. Ahora está en Segunda B, intentando salir del pozo, y hace unos años estuvo en Segunda. Recuerdo los entrenamientos, en La Malata, que por aquel entonces era el Manuel Rivera. También recuerdo ser muy seguidor del Barça. Soy muy ‘Maradoniano’. Hace poco tuve una discusión sobre quién era mejor si Messi o Maradona. Porque sobre fútbol no se charla, se discute (risas). Sigo insistiendo en que Maradona quizá no tenga la potencia de Cristiano, la magia de Messi, la elegancia de Cruyff… pero creo que aúna un poco de todos y para mí sigue siendo el mejor de todos los tiempos.
A muchos les parecerá una barbaridad esto que digo y mucho más teniendo presente la figura actual de Maradona, un tipo que no debe ser de trato fácil o muy cercano. Ha pasado por momentos difíciles y no tiene muy buena prensa. Pero insisto en que para mí es el mejor.
«Porque sobre fútbol no se charla, se discute (risas). Sigo insistiendo en que Maradona quizá no tenga la potencia de Cristiano, la magia de Messi, la elegancia de Cruyff»
Entre Messi y Maradona, eliges a Maradona.
Me gustaría ver a Messi en un club como el Nápoles de Maradona y que llegara y ganara un Scudetto, una UEFA… que alcanzara lo que alcanzó Maradona. Hay un vídeo circulando por YouTube de sus calentamientos en el Nápoles. Yo pagaría una entrada por ver calentar a Maradona. Me iría dos horas antes del partido a verle calentar. Recuerdo también que me hice del Barça porque me regalaron una camiseta de Rexach. Una camiseta de tela, con el dorsal casi deshilachado…Un poco cutre (risas), de segunda mano. Y desde entonces siempre he sido muy del Barça. Aunque ahora desde que vivo en Madrid también he ido mucho al Calderón, invitado por Cerezo, con él que he hecho alguna película, y siempre que he podido he ido a ver al Atleti. Soy un poco colchonero también.
¿Qué recuerdas de la primera vez que fuiste a un estadio?
El olor a césped y a puro. Para mí el fútbol es también una cuestión de olores, como esos dos, y de sonidos, como se golpea el balón o el grito del jugador. Quizá en estadios de Primera no se aprecia muy bien, donde el sonido es muy ensordecedor, con mucha gente, mientras que en estadios de 1.500 personas, a los que estoy acostumbrado ir, sí se percibe eso. Se escucha al jugador quejarse, incluso al entrenador dar indicaciones. Tengo una idea del fútbol más romántica.
Por eso me gustaba más el fútbol de los ochenta y disfrutaba más con una Copa del Rey entre el Barça y el Madrid o el Athletic… O aquellos derbis vascos en Atocha, con el público pegado al campo, que casi podías tocar la camiseta de los jugadores. Tengo una idea más pedestre del fútbol, que la del baile de salón de ahora, muy obsesionado con la imagen, la gomina, las botas… En ese sentido soy un espectador más cholista. Me encantan los equipos del Cholo por la garra, ese fervor y esa pasión por comerse el balón y el partido. No llego a ese lema de Bilardo de ‘al enemigo ni agua’, pero casi.